Victoria cantada

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Por Sergio Sarmiento

La elección ya está cantada. Se sabía, pero la encuesta de Reforma de ayer ratifica que Andrés Manuel López Obrador no solo está en primer lugar, sino que sigue creciendo. También sugiere la posibilidad de que Morena y sus aliados puedan conseguir una mayoría absoluta en el Congreso. Si consideramos la posible recomposición de las cámaras después de que se integren, México podría regresar a los tiempos en que el presidente tenía una mayoría de dos terceras partes en el Congreso, lo cual permitiría al grupo en el poder realizar cambios constitucionales sin negociar con nadie.

La nueva encuesta da a Andrés Manuel 52 por ciento de las preferencias, cuatro puntos arriba del 48 por ciento del 2 de mayo. Ricardo Anaya, en contraste, cae de 30 a 26 por ciento, mientras que José Antonio Meade, muy atrás, sube de 17 a 19 por ciento.

En diputados federales, Morena va a adelante con 42 por ciento. Este porcentaje es importante porque la legislación mexicana permite un máximo de sobrerrepresentación de 8 por ciento. Dependiendo del número de distritos que ganen Morena y sus aliados, un resultado así permitiría que la coalición Juntos Haremos Historia pueda alcanzar la mayoría absoluta en el Congreso, lo cual le daría a López Obrador el control del proceso legislativo.

El último presidente que contó con mayoría absoluta fue Ernesto Zedillo, quien la tuvo solo en los tres primeros años de su gobierno, de 1994 a 1997. Las reformas electorales que su propio gobierno impulsó en 1996, aseguraron que perdiera esa mayoría absoluta. A partir de 1997, todos los gobiernos han tenido que negociar con los partidos de oposición cualquier iniciativa, desde la aprobación del presupuesto hasta las reformas constitucionales.

Habría que remontarse a los tiempos de Miguel de la Madrid para llegar al último gobierno que contó con mayoría constitucional en el Congreso. Las reformas electorales de los años ochenta y noventa se hicieron precisamente con la idea de impedir que algún partido o presidente pudiera tener dos terceras partes de los escaños en el Poder Legislativo.

Pero si las reglas se hicieron para eso, ¿por qué se vuelve posible ahora esta mayoría constitucional? En primer lugar, porque la mayoría que está obteniendo López Obrador es muy superior a las de los últimos presidentes. Enrique Peña Nieto fue electo en 2012 con 38 por ciento del voto, Felipe Calderón con 37 en 2006, Vicente Fox con 42 en 2000. Zedillo obtuvo 49 por ciento en 1994 y Salinas 50 en 1988. López Obrador parece ir en camino de obtener un triunfo con un porcentaje mayor que cualquier presidente desde Miguel de la Madrid, quien obtuvo 71 por ciento en 1982 bajo un sistema que no era todavía plenamente democrático.

En segundo lugar, se espera un reacomodo de legisladores una vez que éstos tomen sus escaños. Para conformar su alianza, el panista Ricardo Anaya dio un gran número de candidaturas a políticos del PRD y Movimiento Ciudadano. Éstos no se quedarán en la bancada del PAN. Tarde o temprano empezarán a gravitar en torno a Morena. Lo mismo ocurrirá con muchos diputados y senadores del PRI. Después de todo, Morena representa un retorno al viejo PRI, ese que se rebeló contra el partido a raíz de las reformas liberales. Los legisladores priistas encontrarán más natural y beneficioso aliarse con Morena que permanecer en un partido cuya presencia política quedará radicalmente disminuida. López Obrador gozará de poderes enormes. Ningún presidente los ha tenido desde los años ochenta. Espero los use con cordura.

Lucha en hamaca. Al conocer el resultado de la nueva encuesta, Andrés Manuel pidió de inmediato a sus simpatizantes que no aflojen el paso y les recordó una consigna “de cuando comenzamos en Tabasco: ¡Compañero, escucha, en la hamaca no se lucha!”

Fuente: Reforma

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