Cuando un autogol cuesta la vida

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Por Pineda Jaimes

La escena no podía ser más dramática.

Cuando medio México estaba con el Jesús en la boca por el inesperado 0-2 que nos estaba recetando Suecia, vino el minuto 74. Luego de un saque de banda, Thelin peinó el balón al área chica, donde al querer rechazarlo, a don Edson Álvarez, la joven promesa del América, se le hicieron nudo las corvas y terminó metiendo el esférico en su propia portería. Si San Memo, ni San Zague y ni todos los dioses incluida la camiseta del Cruz Azul pudieron hacer algo para evitar el derrumbe tricolor que finalmente sucumbió 0-3 ante los suecos que terminaron en primer lugar del grupo.

Minutos más tarde, el árbitro del encuentro pitaría el final del encuentro y la escena no dejó lugar a dudas. El derrumbe del joven americanista quien soltó el llanto contenido. Sabía que se le culparía de haber puesto en riesgo la calificación, pero nadie en su sano juicio osaría culparlo. Su error simplemente son cosas que ocurren en el futbol. Y ahí debe quedar, sin más. Es solo un juego.

Ningún jugador busca anotar en su propia puerta.

Pero hay quienes no lo entienden así. De por sí el autogol es la tragedia por antonomasia del futbol.

En la historia de los Mundiales, hay quienes han pagado con su vida el haber cometido un autogol. Por descabellado que parezca. El más perturbador, sin duda, fue el del defensa colombiano Andrés Escobar, apodado “El caballero del futbol”, quien tras meter un autogol en el Mundial de 1994, fue amenazado de muerte y tras llegar a su patria la amenaza fue cumplida. Son sin duda, los extremos y la sinrazón del futbol.

En el Mundial de Estados Unidos en 1994, vimos como al defensa colombiano Andrés Escobar (“El caballero del futbol”), se le amenazó de muerte por el autogol que cometió en el partido ante Estados Unidos, que a la postre le costaría la eliminación a Colombia. Al llegar a su país, la amenaza fue cumplida y Escobar moriría acribillado por sicarios al servicio de los cárteles colombianos. En su momento, se dio a conocer que el crimen contra el futbolista había sido en represalia por la eliminación de Colombia a quien los capos le habían apostado grandes sumas. Los colombianos en el 94 tenían una selección de ensueño comandada por el Pibe Valderrama y en su momento se le consideró como una fuerte candidata al título mundial. Escobar pagaría con su vida el haber realizado un autogol.

Por eso es que a la corrupta FIFA las amenazas de cualquier tipo las toma en serio.

Ya en este Mundial ha habido algunas y no se pueden dar el lujo de ignorarlas.

Los suecos han sido los protagonistas de una de estas amenazas contra futbolistas.

Tras la derrota de Suecia frente a los alemanes, su mediocampista, Jimmy Durmaz de origen asirio (turco) y autor de la falta a Timo Werner al borde del área, una infracción que cobraría magistralmente Toni Kroos que a la postre le significaría el gol de la derrota sueca y la resucitación alemana, fue insultado en las redes sociales por su falla.

Durmaz recibió toda clase de insultos, hasta la más grave: amenazas de muerte para su hijo y su familia, lo cual, sin duda es inaceptable.

Durmaz, actualmente milita en el Toulouse, francés desde agosto de 2016. En la selección sueca porta el número 21, ha jugado 46 partidos con el combinado y ha metido 3 goles. De acuerdo al sitio especializado en futbol Transfermarkt que contiene todo tipo de información del mundo del futbol como puntuaciones, resultados, noticias de trasferencias y valores económicos de jugadores en el mundo, Durmaz tiene un precio en el mercado futbolístico de 2 millones de euros (muy poco para las cifras astronómicas que se manejan hoy en día) y durante este Mundial solo ha jugado 16 minutos.  Al enfrentar a la prensa sobre este incidente, Durmaz terminó su intervención con un claro: “¡Nos mantenemos unidos. Somos Suecia. Fuck racism!”,

De cualquier manera a Durmaz se le protege pues una amenaza de muerte se debe tomar en serio.

Es el lado negro del futbol

Y eso no debe pasar.

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En el caso de México, el grupo F se confirmó como el de la “muerte”. Nadie se imaginó lo que sucedería ahí.

Y es que cuando mejor Mundial hacíamos, Fortuna, la diosa de la suerte, nos miró de lado.

Todo pintaba para un viaje perfecto, sin derrotas y ¡zas! que nos bajan de la nube.

Pero el premio, el pase de panzazo será la manzana envenenada o lo que es lo mismo, la rifa del tigre, pues ahora hemos caído en la llave más difícil, al menos en la teoría. Ahora vamos por los brasileños.

Como consuelo diremos que los cariocas son clientes habituales del Tri. A ellos nos impusimos en la Copa Confederaciones en 1999 celebrada justamente en México y luego en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. También les hemos ganado en el torneillo de la Concacaf en dos ocasiones y en el ya mítico Mundial Sub 17 de Perú en el 2005.

Así que la esperanza está ahí.

¿O seguimos imaginando cosas chingonas o preparamos el equipaje de regreso?

Quiero y lo deseo que sí, pero me temo que los tendremos aquí el martes.

Buen día y buena suerte.

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