Tribunal ambientalista falla en contra Monsanto por “ecocidio”

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Reunidos en el “Tribunal Internacional Monsanto” en La Haya, cinco jueces estimaron hoy que el gigante de las biotecnologías y de la agroindustria violó el derecho a un medio ambiente saludable, a la alimentación, a la salud, a la libertad indispensable para la investigación científica y, e incurrió en el “ecocidio”, si este delito fuera reconocido en el derecho internacional.

Un “Tribunal de Opinión”, como lo es el de Monsanto, emite sus opiniones consultivas sobre “situaciones o sucesos muy problemáticos” con el enfoque del derecho y las normas internacionales, de manera idéntica a la que procede la Corte Internacional de Justicia. Es fruto de la sociedad civil y no pertenece a ningún sistema judicial u organización internacional.

En el “banquillo de los acusados” destacaron los principales productos que distribuyó Monsanto, entre ellos el Roundup, su herbicida estrella cuyo ingrediente principal es el glifosato –que el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer identificó como carcinógeno–, los bifenilos policlorados, mejor conocidos como PCBs, los organismos modificados genéticamente (OGM), que Monsanto protegió con patentes, y el “agente naranja”, que el ejército estadunidense utilizó durante la guerra de Vietnam.

De manera más amplia se trató de un juicio del modelo agroindustrial actual, del que Monsanto se volvió un promotor a escala global: “No sólo porque depende de productos químicos peligrosos, sino también por sus efectos negativos sobre el cambio climático, sus repercusiones en la pérdida de diversidad biológica y su incapacidad para garantizar la soberanía alimentaria”, sostuvo el Tribunal.

Durante sus audiencias, el Tribunal escuchó testimonios sobre casos de malformaciones de niños en Francia y Argentina causadas por la exposición al glifosato, sobre los efectos devastadores en la salud y el medio ambiente de la aplicación aérea de mezclas concentradas de herbicida para erradicar plantíos de coca en el marco del Plan Colombia, sobre casos de enfermedades y deterioro de suelos ligados al uso de Roundup o sobre la contaminación de cultivos por OGM.

“La falta de información adecuada sobre los riesgos planteados por los herbicidas y los organismos modificados genéticamente y la ausencia de medidas de mitigación adecuadas, la falta de evaluación creíbles del impacto ambiental y la ausencia de consultas significativas; todos estos factores ponen también de manifiesto la injerencia de las prácticas de Monsanto en los derechos humanos”, sostuvo el Tribunal.

Los jueces determinaron que Monsanto empleó tácticas “deshonestas, engañosas y opacas” en cabildeo –entre ellos el pago de sobornos e intimidaciones–, con el afán de conseguir permisos de siembra, así como para desacreditar los estudios científicos que pudieran amenazar sus intereses comerciales.

También oyeron cómo el uso del glifosato dañó la calidad del arroz en Sri Lanka, cómo la plantación de soya transgénica desplazó los cultivos de plantas destinadas a la alimentación humana en Argentina –además de empobrecer los suelos–, y se enteró de los efectos negativos de la siembra de soya transgénica sobre la apicultura en Hopelchén, Campeche.

El Tribunal determinó que el uso de semillas transgénicas causa daños a los suelos, alimenta la deforestación, tuerce los modelos de producción local al favorecer las grandes empresas y pone en peligro la diversidad de especies de granos.

Además, “los efectos que la conducta de Monsanto produce en la diversidad biológica han afectado negativamente a los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales”, sostuvo el Tribunal.

Si bien víctimas del agente naranja durante la guerra de Vietnam acusaron a Monsanto de complicidad en crímenes de guerra, el Tribunal aseveró que “no puede llegar a ninguna conclusión definitiva”, aunque planteó que la empresa “proporcionó los medios necesarios para la campaña estadunidense en Vietnam, sabía cómo se utilizarían sus productos y tenía información sobre los efectos perjudiciales para la salud y el medio ambiente”.

Si bien 28 personas aportaron sus testimonios y evidencias durante el “juicio”, Monsanto nunca contestó a las preguntas que le enviaron los jueces el pasado 6 de junio.

Monsanto desestima la sentencia: No es vinculante

La empresa Monsanto, gigante internacional de las biotecnologías y la agroindustria, tachó hoy de “resultados premeditados” las conclusiones del Tribunal Internacional Monsanto, el cual sostuvo ayer que a lo largo de los años las actividades de la empresa causaron múltiples violaciones a los derechos humanos en distintos lugares del planeta.

En una postura oficial enviada a Apro, Monsanto sostuvo que el Tribunal fue organizado por “un particular grupo de detractores de la tecnología agrícola y de nuestra compañía, que también fungió como juez y jurado en el mismo”.

“En el momento en el que la opinión pública busca distinguir los hechos de la ficción, esta opinión consultiva, que no constituye un argumento legal, puede ser mal interpretada”, añadió la empresa.

El Tribunal Internacional Monsanto insistió, en su fallo, que no es una instancia de justicia: se trata de un Tribunal de Opinión, una iniciativa de la sociedad civil cuyo objetivo consiste en emitir una opinión legal sobre “situaciones o sucesos muy problemáticos”.

Un Tribunal de Opinión, integrado por jueces de carrera, opera como un tribunal normal: a raíz de una denuncia –en este caso, de la sociedad civil–, recoge testimonios y evidencias, a los que somete a un análisis de derecho y normas internacionales. Con base en este análisis, emite su opinión, la cual no es jurídicamente vinculante.

Fuente: Proceso

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