Otra víctima de cura pederasta acusa al cardenal Rivera de encubrimiento

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Con el telón de fondo de una sociedad polarizada a escala nacional por quienes están a favor y en contra de los llamados matrimonios igualitarios, repudiados por el cardenal Norberto Rivera, el arzobispo primado de México enfrenta una acusación por el presunto encubrimiento de un sacerdote pederasta adscrito a su comunidad. Aun cuando el cura fue demandado por su víctima desde hace nueve años, fue detenido apenas en agosto último por la procuraduría capitalina, pero el denunciante y sus abogados consideran que también Rivera debe ser consignado, pues aseguran tener pruebas de que solapó por años al sacerdote.

Por Rodrigo Vera/ Proceso

El polémico Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, se encuentra en medio de dos fuegos en su contra: por un lado, se intenta llevarlo a juicio por la supuesta protección que le brindó a un sacerdote pederasta suyo que acaba de ser arrestado y, por el otro, varias organizaciones sociales ya están exigiendo su renuncia debido sus fuertes críticas contra los llamados matrimonios igualitarios.

El pasado 27 de agosto fue detenido Carlos López Valdés, quien siendo sacerdote de Rivera Carrera estuvo abusando sexualmente, entre 1994 y 1999, del niño Jesús Romero Colín. El joven lo denunció desde 2007 ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), que apenas hasta ahora lo detuvo.

Cuenta el propio Romero Colín:

“Estoy muy sorprendido con el arresto. Yo denuncié al sacerdote del cardenal Rivera desde hace nueve años ante la procuraduría capitalina. Y ésta jamás hizo nada. Lo mantuvo en la impunidad pese a las pruebas en su contra. Hasta ahora se le arrestó, justo cuando el cardenal se está oponiendo duramente a la iniciativa del presidente Peña Nieto que intenta legalizar los matrimonios gay.”

Uno de los abogados de Romero, David Peña, asegura por su parte:

“Hubo acuerdos no escritos entre la Iglesia y el poder público. La detención de Carlos López se debió a un cambio, a una recomposición de estos acuerdos. Sólo eso explica que hoy se le haya arrestado, luego de varios años de que las autoridades no hicieron absolutamente nada.”

–¿A partir de este arresto, intentarán que se castigue a supuestos encubridores de nivel jerárquico más alto?

–Mire, el arresto de Carlos es sólo la punta del iceberg. Detrás de sus abusos hubo todo un entramado que le dio protección y nosotros estamos decididos a desenmarañarlo. Por lo menos desde 2007, cuando la víctima denunció al sacerdote, está comprobado que Norberto supo de sus abusos –aunque nosotros suponemos que lo sabía desde años antes– y aun así no lo denunció ante las autoridades civiles, ni tampoco quiso aportar elementos para la investigación. Y quien está obligado a colaborar y no lo hace, se convierte en cómplice.

“Norberto se limitó a hacerle un juicio eclesiástico a su sacerdote, en el que se le encontró culpable. Y luego se le quitó el ministerio sacerdotal. Es como si un miembro de un club deportivo cometiera un asesinato dentro del club, y las autoridades de éste sólo le quitaran la membresía al asesino sin denunciarlo a las autoridades. Norberto hizo exactamente lo mismo.

Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2081 de la revista Proceso, ya en circulación.

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