Insidia

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Por Luis Javier Valero Flores

Lo ocurrido el jueves en las Audiencias Públicas en materia de Seguridad y Justicia, (convocadas por las Comisiones de Seguridad, Justicia y Puntos Constitucionales de la Cámara de Senadores), en la presentación del gobernador César Duarte, y la confrontación de éste y los senadores priístas Patricio Martínez y Graciela Ortiz con el también chihuahuense, el panista Javier Corral, bien lo podría retratar un cartón elaborado por Naranjo hace décadas, publicado en Proceso.

Eran los años en los que el gobierno norteamericano “certificaba” los avances de los países en el combate al narcotráfico. Según aquellos parámetros México no “calificó” por la enorme corrupción de sus corporaciones policíacas.

Eran los años, también, de la construcción de la barda de hierro, que los mexicanos denominamos el “muro de la tortilla”.

Naranjo dibujó el muro. De este lado a un típico mexicano, cadavérico y con el característico sombrero de ala ancha. Del otro lado, el grandote “Tío Sam”, con un frac de la bandera gringa y el sombrero de copa alta.

El norteamericano, desde su altura, le soltó al mexicano el insultante término -¡Corrupto!

Y el mexicano, de botepronto, le respondió: “Mariguanoo”.

No son pocos quienes sostienen -desde el mundo oficial- que el ríspido intercambio de frases entre Corral y Duarte constituyó una ejemplar respuesta del ballezano a sus detractores. Que ¡por fin! lo puso en su lugar, dicen.

Pero lo sucedido en la Cámara Alta es altamente preocupante y, casi de seguro, en sentido contrario a los deseos del mundo oficial.

Corral le espetó a Duarte “… es una vergüenza que el gobernador de Chihuahua participe en estas audiencias. La presencia de César Duarte, con diseño especial para su lucimiento personal, muestra la profunda hipocresía del PRI y del presidente de la República en el combate a la corrupción y a la impunidad (…)”.

Efectivamente le asistía la razón a la senadora Ortiz cuando afirmó que Corral ya había acusado, procesado y sentenciado a Duarte al sostener aquel que el Senado no podía recibir a un “corrupto”, cosa que aún está en la fase de investigación, luego de que la denuncia presentada por Jaime García Chávez transitara a la oficina del Procurador Jesús Murillo Karam.

Dijo Ortiz que para eso estaban las instituciones, para dilucidar asuntos como el planteado. Dijo otras muchas cosas más, entre ellas que Corral había realizado acciones que “no son de hombres”, en un increíble lapsus misógino.

Digo, porque si esas acciones no son de hombres, es decir ¿De quién son propias?

Pero unos minutos después les cayó encima el mundo. Con la presencia del Consejero Jurídico de la Presidencia de la República, Humberto Castillejos, lo que podría hacer pensar a más de uno que Peña Nieto respalda irrestrictamente al gobernante chihuahuense, éste, luego de solicitar permiso, o de avisar al coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa Patrón, decidió responderle a Corral.

En lugar de esgrimir los argumentos que nos iluminaran acerca de la licitud de su fortuna, de que los 65 millones de pesos del fideicomiso no fueron aportados de sopetón, que no se habían usado para comprar acciones de Unión Progreso (UP), que eso será después; que nunca estuvieron juntos 80 mil millones de pesos del gobierno en la UP, que el promedio de saldos del gobierno en cuentas bancarias de ella no supera alguna cifra razonable, que todo está en regla, etc.; nada, soltó la bomba, o la que él pensó que lo sería.

Sus hermanos, senador, le dijo, son delincuentes, uno de ellos narco, y porque son eso, usted ha criticado a mi gobierno, porque favorece los intereses del Cártel de Juárez (nombre con el que los chihuahuenses conocemos al grupo criminal y que el mandatario no se atrevió a llamar por su nombre) y pretende, por esas mismas razones, descalificar el trabajo que “los chihuahuenses” hemos realizado en materia de seguridad pública.

¿Cómo? El gobernador de Chihuahua es acusado de la comisión de varios delitos y, al defenderse, acusa a su detractor, a su vez, de criminales, ¡Pero a los hermanos del senador, pero no al senador! y como tiene esos lazos familiares, nos quiso inducir a que Corral también lo es.

Y si así fuera ¿Las acusaciones lanzadas por el gobernador al senador descalifican las que le formularon al mandatario? Obviamente, no.

Hay más. Lanzada así la información, en tanto no se conocían los detalles, podía llevar a la sorpresa, pero resulta que los hermanos Corral ¡Pagaron a la sociedad norteamericana hace 12 y 11 años sus deudas!

Es decir, en el momento actual no son lo que dijo el mandatario chihuahuense y hasta lo podrían demandar por daño moral. Y si salieron de la cárcel hace más de 10 años, entonces las críticas y denuncias de Corral al gobierno de Duarte no podían obedecer a la mecánica aducida por éste, pues, ya libres y viviendo en El Paso, se les supondría alejados de las actividades delictivas, a menos que el gobernador posea información en sentido contrario. Eso nos llevaría a otro escenario, aún peor, aquel en el que el jefe de la seguridad pública de Chihuahua posee información acerca de la participación de los hermanos Corral en el “grupo criminal de la frontera” y no los denuncia ante la autoridad correspondiente.

Y es que lo dicho por el gobernador Duarte no ofrece margen de duda. Esto dijo, en la parte específica: “… de ninguna manera puedo permitir que mi nombre ni el de mi familia se señale de manera tan irresponsable como se ha hecho.

Las acusaciones a las cuales se dice que se tienen pruebas, yo las espero porque de ninguna manera existen, se dice que soy socio mayoritario de un banco, que no existe, entonces empecemos por ahí; y lo que sí existe es un conflicto social generado por una organización crediticia, Unión Progreso… Ese es el origen de toda la serie de imputaciones falsas y señalamientos que por no querer reconocer los avances de Chihuahua se vienen a señalar…

Yo, hoy, como aquí se ha señalado, un tema de conflicto de intereses y que no debiese yo haber participado en esta mesa, me voy con una duda mayor: Señor senador, quien creo que tiene un conflicto de interés es usted, y no es la primera vez, lo hemos visto a lo largo de muchas acusaciones.

Usted me ha acusado en más de 20 ocasiones de distintas cosas y la autoridad jamás le ha dado la razón porque nunca la ha tenido.

Hoy, me preocupa demasiado el hecho de que sus señalamientos lleven otro fondo, aquí se ha dicho un fondo probablemente electoral, sería el menos mal, A MÍ ME PREOCUPA QUE LA AFECTACIÓN QUE HEMOS HECHO A LOS INTERESES DEL GRUPO DELICTIVO DE LA FRONTERA SEA LO QUE A USTED LO ESTÉ MOTIVANDO A PRETENDER DESESTABILIZAR MI GOBIERNO (Mayúsculas de LJVF).

Su hermano, su hermano estuvo el recaudo de la cárcel fronteriza, EN DONDE TIENE LA MAYOR PRESENCIA EL GRUPO DELICTIVO DE CIUDAD JUÁREZ, Y ESOS INTERESES LOS HEMOS AFECTADO DE FRENTE Y SU HERMANO FUE PROCESADO POR NARCOTRÁFICO (Ibídem), y su otro hermano procesado por fraude financiero en los Estados Unidos y también recaudo en esas cárceles.

Yo no quiero irme, yo no quiero irme, no sería yo irresponsable mencionar un tema de ese tamaño, yo escuché y lo que a mí me preocupa es que esos intereses estén pretendiendo hoy, desde aquí, cambiar la realidad que vivimos en Chihuahua”.

No hay lugar a la duda. Según estas palabras, Javier Corral obedece a los intereses del “grupo delictivo de Ciudad Juárez”, los que pretenden, en el Senado, “cambiar la realidad” de Chihuahua y son los que lo llevan a “pretender desestabilizar” al gobierno de César Duarte.

Bueno, pues la senadora Ortiz debió incluir, también, las palabras del gobernador Duarte en la clasificación que le había endilgado a Corral, al pedirle que fueran las “instancias correspondientes” las que resolvieran acerca de las acusaciones, “antes de emitir un juicio”.

Y es que Ortiz había dicho lo siguiente: “Respeto y quiero –y esa es una expresión cabal– al señor senador Corral, lo conozco desde que era un niño. Lamento profundamente que aquí, dejando de lado todo lo que es la formación que nos debe dar el Derecho, no solamente se brincó el axioma de que ‘nadie es culpable o que todo mundo es inocente hasta que la justicia determine que no lo es’. Aquí ya se acusó, aquí ya se sentenció y aquí se condenó.

Esas circunstancias a las que alude el senador Corral tienen una instancia de resolución, se presentó una denuncia. ¡Ah, pero no se trata de que alguien resuelva esa denuncia! Se trata de venir a hacer estridencia, escarnio; y se trata de venir a incidir y denostar, y eso no es de hombres, eso no es de ciudadanos, eso no es de chihuahuenses…”.

Po’s dan ganas de creerle al ex gobernador Patricio Martínez, quien ahí mismo dijo que “Chihuahua no es el paraíso terrenal, pero era el infierno”.

Sorprende la falta de preparación del gobernador Duarte para esa audiencia. Se sabía que su comparecencia en el Senado motivaría alguna acción del Senador Corral y no exhibió argumentación alguna para afrontar las acusaciones de éste; en cambio, al dejarlas de lado, optar por la acusación a los hermanos y dejar que infiriéramos la supuesta participación del senador en el grupo criminal, dejó abierta la deducción de que no tiene argumentos para defenderse de las acusaciones.

Pero, luego, el hecho de presentar esas argumentaciones, las que dan lugar a muy preocupantes inferencias, lo obligaría a presentar una denuncia penal pues si sus afirmaciones son ciertas, está obligado a actuar en consecuencia, pues es el principal responsable de la seguridad pública en Chihuahua, y por lo menos en materia de seguridad pública, es el hombre más informado de Chihuahua, o debiera serlo.

Por lo tanto, estaríamos casi obligados a creerle cuando plantea una acusación -o inferencia- tan grave.

Y, perdonen al escribiente, pero lo realizado en el Senado por el gobernador Duarte no es, para nada, una demostración de sus dotes de tribuno. Ahí simplemente dejó correr una insidia, pero no debatió, éste es el terreno de los tribunos, el debate, el mismo que los chihuahuenses quisiéramos ver y no estos ejercicios en los que se cree que el debate es el concurso de acusaciones.

Pueden serlo a condición de que se presenten de manera argumentada, coherente y sustentada.

Lo contrario, es pura chirinola…  Ojalá.

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