El tenebroso “canto” que sale de la barrera de hielo de la Antártida

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La Antártida tiene su propia banda sonora: un murmullo constante y tenebroso, que producen los vientos que soplan en el sombrío paisaje polar.

Aunque es imperceptible para el oído humano porque ocurre a bajas frecuencias, un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Colorado, Estados Unidos, lograron capturar este canto.

Lo llaman “tonos sísmicos”.

La grabación la hicieron en distintas zonas de la barrera de hielo de Ross, una vasta región que tiene casi el mismo tamaño de España.

Esta barrera funciona como un corcho que impide que el hielo circule desde la tierra hacia el agua.

Cuando estas plataformas colapsan, el hielo fluye hacia el océano, lo cual puede elevar el nivel del mar.

La evidencia científica muestra que estas barreras han estado quebrándose y reduciendo su tamaño debido al aumento de la temperatura del océano y del aire.

Esta zona es de gran interés para los científicos, por eso tratan de entender mejor sus propiedades físicas.

¿Cómo grabaron el canto?

Como parte de sus investigaciones, entre 2014 y 2017, los científicos enterraron 34 sensores sísmicos bajo la nieve.

Estos dispositivos les permitieron monitorear las vibraciones de la barrera de hielo y estudiar su estructura.

Las barreras de hielo están cubiertas por “dunas” de nieve, de varios metros de profundidad.

Estas dunas funcionan como “un abrigo de piel que “aísla el hielo que está por debajo y evita que se derrita cuando aumentan las temperaturas”, según explican los científicos en un comunicado.

Cuando los investigadores analizaron la información de los sensores que habían instalado, se dieron cuenta de que ese abrigo de piel vibraba casi constantemente.

Así, descubrieron que los vientos que azotaban las dunas causaban que la capa de hielo “retumbara como el redoble de un tambor colosal“.

También notaron que este “murmullo” varía de acuerdo a las condiciones del clima que afectan a la superficie de la barrera.

Se dieron cuenta de que el hielo vibraba a distintas frecuencias cuando fuertes tormentas golpeaban las dunas o cuando variaba la temperatura del aire.

“Es igual a cuando los músicos cambian el tono de una nota en una flauta alterando los orificios por los que fluye el aire o qué tan rápido fluye”, explica el geofísico Julien Chaput, autor principal de la investigación.

Fuente: BBC Mundo

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