Chihuahua, todo por rehacer

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Por Ernesto Villanueva

En los últimos sexenios, Chihuahua ha tenido gobiernos afectos a la corrupción y a la simulación en los más variados aspectos de la vida pública. El arribo de Javier Corral a la gubernatura no sólo representa una alternancia, sino –se espera– un cambio de régimen ajustado a las mejores prácticas internacionales. Hay todo por hacer.

De entrada, debe proceder legalmente contra el exgobernador César Duarte Jáquez, quien hizo de la corrupción una fórmula de enriquecimiento personal en perjuicio de los chihuahuenses. Los indicios están por todas partes. Ahí está el rancho El Saucito, de miles de hectáreas que ¿de manera casual? adquirió la familia de Duarte supuestamente desde 1942, lo que el exmandatario “acredita” con un extraño documento redactado en computadora… cuando éstas –lo sabemos todos– no existían en esa época. No existen las “coordenadas cartográficas” (que son las que se usaban en 1942). Quien haya creado ese papel –cuya naturaleza apócrifa se percibe sin necesidad de ser perito– ni siquiera se molestó en usar una máquina de escribir para darle mayor verosimilitud.

De acuerdo con los datos legales que existen, la compra de la citada propiedad ocurrió en 2010, cuando Duarte era ya gobernador. El priista también se hizo de agua para sus ranchos gracias a la construcción de represas, que tampoco son anteriores a su llegada al gobierno de Chihuahua. Según el programa satelital Landsat 1 A, esas represas tienen una capacidad de aproximadamente 5 millones de metros cúbicos.

Hay muchos indicios de que Duarte derrochó el erario y traficó con influencias: el exgobernador le consiguió a su hijo César Adrián Duarte Gómez una concesión minera por 50 años en Balleza, Chihuahua, según consta en un registro de la Secretaría de Economía con fecha del 15 de mayo de 2015 y con título número 244074, volumen 404, foja 27, acta 54. La extensión del área explotable no es poca cosa: nada más y nada menos que ¡12 mil 962 hectáreas! Del mismo modo, sin que nadie reparara en el conflicto de interés, todo indica que el político intercedió para que César Adrián fuera también proveedor de Liconsa en Chihuahua.

Emulando al presidente Enrique Peña Nieto en su idea de que la corrupción es “cultural” (y al mandatario federal habría que reconocerle su congruencia porque la ejerce y la practica como guía de vida), César Duarte y parte de su familia no se quisieron quedar atrás y actuaron en consecuencia. Su vida está ligada transversalmente por la corrupción y la relación con el narcotráfico. No es mi opinión, en modo alguno. Según obra en los registros de la oficina del sheriff del condado de El Paso, Texas, su hijo César Adrián y su hermano Manuel se convirtieron en clientes frecuentes de la cárcel del centro de El Paso por manejar intoxicados y por posesión de drogas (así lo evidencian al menos los siguientes números de fianzas para salir de prisión: 1355415, 1365053, 1426196, 1426235, 1426236, tan sólo por citar algunos).

En Chihuahua, pues, se debe regenerar el tejido social para crear confianza en el gobierno y hacer una amplia cirugía al marco legal para evitar vacíos e impunidad. De la misma forma, deben revisarse los procedimientos de acceso al Poder Judicial del Estado, que Duarte reformó en el último tramo de su gobierno con el fin de blindarse. Esto debe hacerse con todo el esquema de procuración de justicia y seguridad pública. En el terreno de la rendición de cuentas es imperativo pasar al gobierno abierto, para transitar de la simulación a la observancia puntual de la ley.

Chihuahua es, por ahora, terreno minado. Requiere emprender un proceso de aproximaciones sucesivas para recuperar el estado de derecho, que se perdió poco a poco e hizo crisis en el sexenio que acaba de concluir. Uno de los pocos espacios que funcionan como reserva moral de la sociedad es la Universidad Autónoma de Chihuahua, cuyo recién nombrado rector, Luis Alberto Fierro Ramírez, tiene frente a sí la oportunidad y responsabilidad de crear investigación aplicada para satisfacer las grandes necesidades de rediseño institucional de Chihuahua. Ya se ha dado el primer paso en las urnas, con el voto a favor de Javier Corral. Habrá que seguir adelante para evitar caminos de regreso o perderse en las inercias que generan zonas de confort difíciles de cambiar. Sin milagros de la noche a la mañana, pero sin perder tiempo en las curvas de aprendizaje.

@evillanuevamx
ernestovillanueva@hushmail.com

Fuente: Proceso

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