A un mes del asesinato de Javier Valdez, la impunidad prevalece

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Ha pasado un mes del asesinato de Javier Valdez y del reclamo a nivel nacional e internacional por el crimen. La Fiscalía de Sinaloa y la PGR realizan investigaciones que no han dado con un solo detenido y se ha ofrecido una recompensa para que la ciudadanía dé información para dar con el paradero de los responsables. El director de Ríodoce, Ismael Bojórquez, medio para el que trabajaba y ayudó a fundar Valdez, sostiene que parece que las autoridades “no tienen ellos mismos una claridad respecto de dónde pudo haber venido el crimen”.

Hoy, una vez, más los periodistas saldrán a las calles paran exigir justicia no sólo para el periodista sinaloense sino por todos sus colegas asesinados.

Por Sandra Rodríguez Nieto

A un mes del asesinato del periodista sinaloense Javier Valdez Cárdenas, la investigación sigue en etapa de integración, ninguna persona ha sido detenida y, como único avance oficial, se ha reportado la trayectoria de las balas en el cuerpo de la víctima.

Desde el pasado 15 de mayo, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) de la Procuraduría General de la República (PGR) indicó que abrió una carpeta de investigación paralela a la iniciada en Sinaloa por la Fiscalía General del Estado.

Ninguna de las dos instituciones, sin embargo, ha mostrado contar con más diligencias que una “recreación de los hechos”, registrada la semana siguiente del crimen, delante de los medios de comunicación y de la que sólo se desprendieron datos de la necropsia.

“Lo único que esquematizamos es la dirección del arma de fuego, en la anterior versión señalaba que era la versión donde vieron ustedes a dos victimarios, era la versión de las testimoniales por eso también se tiene que recrear; sin embargo, lo objetivo es desde dónde le disparan y las distancias”, dijo el titular de la Coordinación General de Servicios Periciales de la PGR, Anselmo Apodaca Sánchez, el 22 de mayo, fecha del único reporte oficial sobre la investigación.

Ante la falta de avances, la Asociación de Periodistas y Comunicadores 7 de Junio, de Sinaloa, decidió retirarse de una supuesta “mesa de seguimiento” a la investigación que, sin embargo, dice el presidente de la organización, Alejandro Sicairos Rivas, se reunió en sólo dos ocasiones y en ninguna observaron indicios de que el Gobierno del Estado o la FEADLE fueran a esclarecer el crimen.

Ni los cuestionamientos de si tenían retratos hablados o citatorios para tomar declaraciones pudieron ser respondidos por las autoridades ante los periodistas de la mesa de seguimiento, dice Sicairos en entrevista, y ni aun si habían ya descartado de manera oficial la línea del robo del vehículo como móvil del asesinato.

“No hemos regresado porque, ahora, en el cierre de junio, preguntaron si queríamos reunirnos con ellos, y yo le pregunté (al Fiscal del Estado) ‘tienen avances concretos’ (dijo) ‘no, queremos escucharlos a ustedes’. ‘A nosotros ya nos escucharon mucho, porque estamos gritando todos los días, frente a catedral, a través de mantas, a través de pintas de todo tipo, estamos gritando lo mismo. O sea, no tiene caso reunirnos a decir otra vez lo mismo y que ustedes no hablen. Ustedes son los que tienen que hablar y decir cómo va la investigación”, relata Sicairos, también, como la víctima, fundador del semanario sinaloense Ríodoce.

“Entonces, en estos momentos, por lo que tenemos de elementos, todo lo que sabemos es que esto va directo a la impunidad; no hay ninguna señal o indicio de que estén haciendo las cosas bien y creo que ya están apostando a que se olvide, que atraiga la PGR el expediente y que aquí dejemos de estar moliendo y que esto ya, pasen los años, los meses”, agrega.

Un pequeño altar como homenaje al periodista Javier Valdez fue puesto en la mesa de un cafe al cual solía frecuentar todas las mañanas en Culiacán, Sinaloa. Foto: Cuartoscuro

De 50 años, Javier Valdez Cárdenas, corresponsal del periódico La Jornada y reportero de Ríodoce, fue asesinado el pasado 15 de mayo en la calle Riva Palacio, de la ciudad de Culiacán, generando reacciones de protesta tanto en Sinaloa como México y diferentes partes del mundo.

Ocurrió a menos de dos meses del asesinato de su compañera corresponsal de La Jornada, la periodista chihuahuense Miroslava Breach Velducea, a pocas horas de que un grupo de foto-reporteros fueran emboscados en Guerrero y tres días antes de que otro periodista, Salvador Adame Pardo, fuera secuestrado en el Estado de Michoacán.

Antes, también en 2017, habían sido asesinados los periodistas Cecilio Pineda Brito, en Altamirano, Guerrero; Ricardo Monlui Cabrera, en Yanga, Veracruz; Maximino Rodríguez, en La Paz, Baja California Sur, y Filiberto Álvarez Landeros, en Morelos.

Después del crimen de Javier Valdez, el mismo 15 de mayo, en Autlán, Jalisco, fue asesinado el reportero Jonathan Rodríguez Córdova y, el 25 del mismo mes, fue asesinada Yudith Paula Santiago, locutora de Radio Comunitaria Unión Zapata, en Oaxaca.

La frecuencia de estos ataques, que suman más de cien desde 2000, convirtieron este año a México en el país más peligroso para el periodismo en todo el mundo, con más asesinatos de reporteros incluso que naciones en guerra, como Siria o Irak.

En el fondo de la problemática, han advertido por años diferentes organizaciones defensoras de la libertad de expresión, se encuentra la impunidad en la que han quedado hasta el 99.7 por ciento de los asesinato de periodistas mexicanos.

Y fue precisamente para evitar que el crimen de Javier Valdez siguiera el mismo camino de la falta de castigo, dice Sicairos, que los periodistas de Sinaloa exigieron y acordaron con el Gobierno del estado la creación de la mesa de seguimiento a la investigación.

Pero, ante la falta de resultados y los argumentos de secrecía alrededor de la investigación dados por el Gobierno estatal, los periodistas advirtieron desde la primera semana posterior al crimen que se retirarían de la “mesa”, por lo que, el día 22, dice Sicairos, la FEADLE y el Gobierno del estado presentaron la “recreación” de los hechos.

“Fue un montaje, en efecto, para quitar la presión”, dice. “Fue algo para el manejo mediático, pero no supimos qué resultado tuvieron; sólo sabemos que les tomaron fotos ahí, que hicieron una especie de comedia y ya”, agrega el periodista.

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