Tiene 10 años la vacuna del ébola

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La vacuna ya estaría disponible pero no se le dio seguimiento porque no contaba con un ‘mercado rentable’, según un reporte de Tha New York Times

Hace casi 10 años, científicos canadienses y estadunidenses reportaron haber creado una vacuna que resultaba 100 por ciento efectiva para proteger a los monos contra el virus del ébola.

Los resultados se publicaron en un respetado boletín, mientras que funcionarios de sanidad los calificaron de emocionantes. Los científicos dijeron que las pruebas en seres humanos podrían iniciarse en dos años, y que el producto podría estar listo para la licencia en el 2010 o el 2011.

Eso nunca ocurrió. La vacuna se quedó en una repisa. Apenas hoy, con casi cinco mil personas muertas por ébola y una epidemia saliéndose de control en Africa Occidental, está sometiéndose a la vacuna a las pruebas más básicas en seres humanos.

El avance de la vacuna se estancó debido en parte a que el ébola era algo raro, y hasta ahora los brotes sólo habían contagiado a cientos de personas cada vez. Pero los expertos reconocen asimismo que la falta de seguimiento a un candidato tan promisorio refleja un fracaso más amplio en la producción de medicinas y vacunas para enfermedades que afectan a los países pobres. La mayoría de las farmacéuticas se han resistido a invertir las enormes sumas de dinero necesarias a fin de desarrollar productos útiles sobre todo en países pobres con escasa capacidad para pagar por ellos.

Ahora, mientras la epidemia que se extiende devasta a Africa Occidental y también es considerada amenaza potencial para otras regiones, los gobiernos y grupos asistenciales han empezado a abrir sus carteras. Está llevándose a cabo una ola de investigaciones destinadas a someter a prueba los fármacos y las vacunas, mientras que están iniciándose las pruebas clínicas para varios candidatos, incluyendo la vacuna producida hace casi una década. Sin vacunas ni medicamentos probados disponibles en la actualidad, los esfuerzos constituyen una medida desesperada por poner fin a una enfermedad que ha desafiado a los métodos tradicionales de contenerla.

“Nunca ha habido mercado para las vacunas para el ébola”, dijo Thomas W. Geisbert, experto en ébola en la Extensión Médica de la Universidad de Texas en Galveston y uno de los inventores de la vacuna que tan bien funcionó con los monos. “Así que ¿a quién se la van a vender las grandes farmacéuticas?”. Geisbert añadió: “a veces hace falta una crisis para poner a hablar a la gente. ‘Bueno, tenemos que hacer algo”’.

El doctor James E. Crowe Jr., director de un centro de investigaciones sobre vacunas en la Universidad Vanderbilt, señaló que a menudo los investigadores académicos que desarrollan algún prototipo de fármaco o vacuna que funcione en los animales se topaban con “un valle biotecnológico de la muerte” en el cual ninguna farmacéutica los ayudaría a cruzar la meta.

Hasta ese punto, el estudio costó quizá unos cuantos millones de dólares, pero las pruebas en seres humanos y la producción más grande puede llegar a costar cientos de millones, mientras que introducir al mercado una vacuna nueva por lo general tiene un costo de entre mil millones y mil 500 millones de dólares, dijo Crowe.

“¿Quién va a pagar eso?”, preguntó.

“La gente invierte con el propósito de recuperar su dinero”, añadió Crowe.

La vacuna para el ébola en la cual colaboró Geisbert está hecha a partir de otro virus, el virus de la estomatitis vesicular (VSV, por sus siglas en inglés), el cual provoca una enfermedad bucal en el ganado pero que rara vez se contagia a la gente. Ya se había empleado con éxito para fabricar otras vacunas.

Los científicos alteraron el VSV quitándole uno de sus genes —dejando así inocuo el virus— y colocándole un gen del ébola. El gen trasplantado obliga al VSV a producir proteínas del ébola en su superficie. Las proteínas no pueden causar enfermedades, pero provocan una respuesta inmune que combatió la enfermedad en los monos, considerados buenos sustitutos de los humanos.

De hecho la vacuna sí se produjo. La Dirección de Sanidad de Canadá la hizo en Winnipeg. El gobierno canadiense la patentó, llegando a producirse entre 800 y mil frascos. En el 2010, Canadá otorgó licencia a NewLink Genetics, de Ames, Iowa, para fabricar la vacuna, conocida como VSV-EBOV.

El gobierno canadiense donó los frascos existentes a la Organización Mundial de la Salud, y ya comenzaron las pruebas de seguridad de la vacuna con la participación de voluntarios sanos.

Fuente: The New York Times vía El Diario

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