¿Somos iguales?

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Por Andrea Chávez Treviño

En política, hay semanas que sintetizan décadas, y la denuncia realizada por Emilio Lozoya sobre los sobornos que él mismo entregó a la clase política mexicana para sacar adelante la Reforma Energética, es un claro ejemplo de cómo funcionó durante largas décadas el sistema político mexicano.

Una parte de la oposición ha pretendido, como si de un salvavidas se tratara, equiparar el video donde el pasado Secretario Técnico del Grupo Parlamentario del PAN en el Senado de la República, Rafael Caraveo, recibe casi dos millones de pesos en efectivo presuntamente a manera de soborno para que los legisladores de ese partido votaran a favor de las reformas estructurales, con otro, donde el hermano del Presidente, Pío López Obrador, recibe a manos de David León, una serie de recursos a manera de aportación para la articulación del movimiento Obradorista en el año 2015.

El grupo que ha impulsado la estrategia de desinformación tiene un objetivo claro: generar la idea de que todos los políticos han ejercido de manera deshonesta su quehacer, pretendiendo eliminar la frontera que siempre nos ha diferenciado, la de la honestidad. -“¿Ven cómo sí son iguales a nosotros?” Algo especialmente útil para los corruptos en activo, como Pancho Domínguez, gobernador de Querétaro o Cabeza de Vaca, gobernador de Tamaulipas, y para los que desean desesperadamente regresar a la vida pública nacional, como Ricardo Anaya, o el patrón del cinismo, Felipe Calderón.

La diferencia entre ambas evidencias es inequívoca: la primera surge de un gran entramado mafioso articulado por el carácter corruptor del PRI en el Gobierno, pero posibilitado por la ambición infinita del partido blanquiazul, que tuvo como consecuencia la entrada a nuestro país, de uno de los mayores casos de corrupción que se ha ventilado en América Latina con la participación de por lo menos 12 países, mientras que la segunda revela la normalidad en la que los movimientos políticos populares se financian, con el apoyo de distintos sectores de la sociedad para realizar eventos, conseguir el sonido y el templete, rentar algunas sillas y realizar los traslados.

Quienes hemos acompañado a Andrés Manuel López Obrador guardamos gratos recuerdos de la conformación de su movimiento. El esfuerzo que llevó a la Cuarta Transformación al gobierno se caracterizó por su solidaria pluralidad popular.

Producto de la publicación de este video, en las redes sociales diversos personajes y perfiles rendimos testimonio de cómo ayudamos, desde el margen de nuestras posibilidades, a cimentar las bases del proceso histórico más importante en la historia reciente de México que arrancó, al menos, desde el desafuero contra Andrés Manuel, mucho antes de la conformación de Morena como partido.

La Cuarta Transformación se construyó desde abajo, con las pequeñas pero numerosas aportaciones que la militancia y los simpatizantes del movimiento hicimos durante tantos años de manera modesta, pero sobre todo honesta, convencidos de la necesidad de terminar con la corrupción, la pobreza y la impunidad. Aportaciones que en su mayoría eran en especie: gasolina, equipos de sonido, agua, pintura, lonas, aventones, espacios para agruparnos, camisetas, calcomanías y hasta alimentos para las y los asistentes de los ejercicios de movilización.

Los que tenían posibilidades económicas aportaban mensualmente, de sus propios sueldos, depósitos para cubrir los gastos de operadores, realizar eventos públicos, convocar a asambleas y mítines, como Lorenzo Meyer, Pedro Miguel, Frida Guerrera, Fabrizio Mejía y otros tantos, han declarado.

Cuando un gobierno decide combatir la corrupción no está declarando por decreto de manera anticipada su muerte. A lo que sí se compromete es a no tolerarla, a investigarla y a castigarla ejemplarmente. Por eso, David León no rendirá protesta hasta que se clarifique si hubo alguna irregularidad en la entrega de sus aportaciones. Por eso, el Presidente solicitó, como siempre ha hecho, investigar a profundidad a quien sea, sea su esposa, sus hijos, sus hermanos o hermana.

Ya nos hubiera gustado ver esa actitud en el ex Presidente Felipe Calderón quién solapó y escondió las denuncias contra su hermana Cocoa por sus vínculos con la Tuta, narcotraficante de Michoacán, o, incluso, en los actuales gobernadores panistas involucrados en las más recientes investigaciones del caso Odebrecht, y otras promovidas por la DEA y la SEIDO.

La frontera sigue clara: el movimiento se financió con los aportes del pueblo organizado para transformar a la nación, mientras ellos, siempre se financiaron con la corrupción y el narcotráfico con motivaciones individualistas. A nosotras y nosotros nos mueve la esperanza de una vida más justa, más digna y más igualitaria. No somos iguales y nunca lo seremos.

Fuente: El Soberano

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