Siria aguarda cese el fuego mediado por Rusia y EU

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El mandatario envió el duro mensaje a sus rivales con una poco habitual aparición pública, al acudir a las plegarias de la mañana por el feriado musulmán del Eid al-Adha, o Fiesta del Cordero, en una mezquita en Daraya, un suburbio de Damasco.

Ese suburbio, antes en manos rebeldes, se rindió el mes pasado y volvió a control del régimen sirio tras cuatro años de asedio del gobierno.

Pero camino a iniciar la tregua al ponerse el sol, fuerzas del gobierno y sus aliados bombardearon áreas de la oposición en el norte del país, mientras milicianos de Al Qaeda presionaban con una ofensiva en el sur.

En Ginebra, el enviado de la ONU para Siria dijo que su oficina supervisará “cuidadosamente desde el inicio el cese del fuego antes de hacer cualquier comentario apresurado”. En un mensaje enviado a The Associated Press, Staffan de Mistura comentó que hasta más tarde su oficina opinará al respecto.

El cese el fuego alcanzado el sábado en Ginebra por el secretario de Estados Unidos, John Kerry, y el ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, permite al gobierno sirio continuar sus ataques contra el grupo extremista Estado Islámico y los milicianos del grupo Jabhat Fatah al-Sham, vinculado a Al Qaeda y antes conocido como Frente Nusra, hasta que Estados Unidos y Rusia asuman esa tarea en un plazo de una semana.

Según los términos acordados, se espera que los rebeldes y el gobierno sirio dejen de atacarse entre sí. Además del gobierno de Assad, sus principales aliados —Rusia, Irán y el grupo armado libanés Jezbolá— han respaldado el plan.

Pero ese escenario se ve complicado por el hecho de que Jabhat Fatah al-Sham sigue vinculado a otros grupos que combaten con el terreno.

Uno de los objetivos inmediatos del acuerdo entre Kerry y Lavrov es permitir que Naciones Unidas establezca pasillos de acceso humanitario a Aleppo, una disputada ciudad en el norte de Siria. Unas 2.000 personas han muerto en combates en la ciudad en los últimos 40 días, incluidos 700 civiles y 160 niños, según un grupo sirio de derechos humanos.

Más de 90 civiles, 13 de ellos niños, murieron el sábado en ataques aéreos atribuidos al gobierno o a Rusia en las provincias rebeldes de Aleppo e Idlib, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña.

Tras el bombardeo, rebeldes y activistas de oposición cuestionaban el domingo que pudieran fiarse del bando de Assad.

Todos los acuerdos previos de alto el fuego han terminado derrumbándose. Un “cese de hostilidades” parcial llevó un necesitado alivio a los civiles en marzo, pero colapsó cuando el gobierno siguió atacando objetivos en zonas opositoras como un hospital y una escuela cerca de Damasco y un mercado en la provincia de Idlib, en los que murieron docenas de civiles.

Las interrupciones previas de los combates también se vieron precedidas por aumentos de la violencia, en un intento de todos los bandos de mejorar sus posiciones primero.

En Turquía, mientras tanto, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, reiteró su petición anterior de que se establezca una zona de exclusión aérea en el norte de Siria, afirmando que resulta esencial para impulsar la seguridad en la zona.

Erdogan dijo a los gobernantes de Alemania, Francia, Rusia y Estados Unidos que formar y equipar tropas sobre el terreno para combatir a las fuerzas del grupo radical EI “no basta” y que el siguiente paso debería ser la zona de exclusión aérea.

En declaraciones el lunes por la mañana tras las plegarias del feriado, Erdogan dijo que Turquía sigue decidida a eliminar la amenaza que plantea la presencia del grupo extremista EI en su frontera y que lo ha dejado claro a los mandatarios internacionales.

Turquía lanzó a finales de agosto una incursión al norte de Siria para expulsar al grupo EI de la frontera y contrarrestar el avance de las fuerzas curdas respaldadas por Estados Unidos, a las que Ankara mira con recelo.

El periodista de Associated Press Menelaos Hadjicostis contribuyó a este despacho desde Estambul.

Fuente: AP

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