Silencio desde Palacio

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“… de ninguna manera Chihuahua es el tercero más endeudado, ni ha crecido la deuda como se afirma… La página de Hacienda (federal) despliega perfectamente cuál es la deuda de Chihuahua, mientras que algunas publicaciones suman una serie de recursos que no corresponden a la deuda directa de la entidad”: César Duarte Jáquez, Gobernador de Chihuahua.

(Nota de Patricia Mayorga, El Diario, 18/II/14).

 

 

Por Luis Javier Valero Flores
Las precisiones, puntuales; las referencias, inobjetables; son, nada más y nada menos, que las proporcionadas en sus respectivos portales por las secretarías de Hacienda en el ámbito nacional y estatal. El golpe, contundente; el desmentido, paralizante; la tormenta política, en todo lo alto en el partido gobernante de Chihuahua.

Sin mencionar ni al Secretario de Hacienda, Jaime Herrera (“diferentes voces”, le denominó el ex gobernador José Reyes Baeza), ni al gobernante, César Duarte Jáquez, el chihuahuense que ocupa el más alto cargo en la administración federal respondió directa, tajantemente (llamó “conceptos que en el mejor de los casos generan confusión”), a la información ofrecida por Herrera en el sentido de que la administración del deliciense había heredado una deuda que, llevada a pesos de 2014, ascendería a 28 mil millones de pesos (mmdp).

De ese modo Baeza respondió a los señalamientos que desde mediados de febrero había esbozado el gobernador Duarte: “Buena parte de los recursos son heredados de la administración anterior, que no se establecían como deuda, no se había formalizado, se tenía como proveedores y las deudas a corto plazo que no se habían formalizado”, dijo el mandatario estatal el 24 de febrero a El Diario. (Nota de Gabriela Minjáres, El Diario, 13/III/14).

¿Qué llevó a los actuales responsables de la administración estatal a achacarle a sus antecesores el desmedido crecimiento de la deuda?

Misterio.

Pero si el lenguaje del comunicado de Reyes Baeza fue comedido, la propuesta que aparece en la parte final se antojaba como la puerta de salida para César Duarte: Le propuso que Cristian Rodallegas (Secretario de Hacienda, último del anterior gobierno y primero del actual), Jaime Herrera, quien ocupa hoy esa cartera y los licenciados Jesús Ruiz Palma y Jesús Olivas elaboraran “la versión correcta y podamos cerrar el capítulo, invirtiendo energía, la nuestra y la social, en tareas edificantes para todos”.

Y ante esa propuesta, el silencio desde Palacio.

La única respuesta pública, del grupo de Duarte, ha sido la declaración del alcalde juarense, Enrique Serrano, quien afirmó que “… No hay ningún enfrentamiento y me consta. Son interpretaciones diversas, posiblemente, de una estructura financiera compleja como lo son las finanzas del estado”. (Nota de Antonio Rebolledo, El Diario, 14/III/14).

Y agregó que “no es nada más matemáticas, son finanzas, que es mucho más complicado que una suma de 2 más 3”. Ajá.

Pues tiene razón el munícipe, es mucho más complicado, tanto, que hizo brotar a la luz pública la sorda confrontación sostenida por los dos principales grupos políticos al interior del PRI chihuahuense, ante la cual, el más importante de los juarenses, el del ex alcalde Héctor Murguía, mantiene una muy discreta distancia, a la espera del desarrollo de los acontecimientos, casi del mismo modo que el panismo, ocupado como está en la definición de la dirigencia estatal, no le ha invertido la atención que tal asunto le reclamaría, no sólo por la importancia societaria, sino también por los enormes dividendos políticos que le acarrearía. O le acarreará.

El asunto no es para menos. El mismo Secretario Herrera ha zanjado la controversia acerca del carácter del financiamiento obtenido de las emisiones bursátiles cuyo aval es el ingreso del peaje carretero (ingresos propios le llama la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la SHCP). En el curso de una entrevista de radio aceptó que son “pasivos, son compromisos del Gobierno del Estado”. (Aserto Radio, en Antena FM 102.5, 21/II/14).

Una vez aceptado esto, queda sin controversia la información de la SHCP, la deuda de Chihuahua asciende, al final de 2013, a 41 mil 768 millones de pesos.

Tres años atrás, al cierre de 2010, era de 12 mil 547 mdp.

De ellos, 5,916 estaban garantizados con las participaciones federales, es decir, era la denominada deuda directa y 6,630 estaban garantizadas con “ingresos propios” que es la manera con la que se describen las emisiones bursátiles.

La diferencia es abismal y ubica a la entidad en el tercer lugar nacional, porque ya sea por la vía de pagarla con las participaciones federales, con el peaje carretero, o con el Impuesto Sobre Nómina, los tres conceptos son de los principales ingresos con los que cuenta el estado de Chihuahua y revela un problema más allá de la controversia entre el ex y el actual gobernante, estamos gastando más dinero del que ingresa, muy por encima de la real capacidad de las finanzas estatales.

Y ante un crecimiento de esa magnitud, lo lógico, lo inevitable, es que un buen número de chihuahuenses plantee su preocupación acerca del modo en que se gasta el dinero público.

De ahí la trascendencia de la respuesta de Reyes Baeza; vino a reforzar la percepción de que se está endeudando más allá de lo razonable al estado pues las cifras ofrecidas por Herrera no resisten el análisis más elemental.

Ese es el problema, las cifras otorgadas por los portales gubernamentales no le otorgan la razón a la actual administración, al contrario, dejan la sensación de que se intentó crear una cortina de humo en asunto tan delicado pues por ningún lado aparece la deuda de los 28 mmdp.

Peor aún, si le creyéramos al Secretario Herrera acerca del monto de la deuda recibida, compuesta por los 12 mmdp de deuda y 6 mmdp con proveedores, esos 18 mmdp no se convertirían en 28 mmdp pues la inflación, en el período de octubre de 2010 a febrero de 2014, solo sería del 15%, lo que arrojaría una suma de 20.7 mmdp. La diferencia sería de un poco más de 7 mil millones de pesos.

¿Dónde están?

Más allá de la controversia política y el trasfondo, el verdadero problema sobrevino en 2012 y 2013.

Al cierre de 2012, la deuda total era de 23 mil 284 mdp.

De ellos, la deuda con la banca comercial, 6,216 mdp estaban garantizados con participaciones y 6,249 mdp con ingresos propios y los bonos carreteros llegaban a 8,364 mdp.

Al cierre de 2013, un año después, la deuda ascendía, a 41,768.

De los cuales la directa llegó a 17,966 mdp; la contratada con la banca de desarrollo, sostenida con participaciones federales, es de 5,873 y la derivada de emisiones bursátiles 15,070.

Es decir, en el curso de un año, de acuerdo con las cifras de Hacienda federal, en números redondos, la deuda directa, la contratada con la banca comercial y la de desarrollo, garantizada con las participaciones federales, pasó, en un año, de 12 mil 465 mdp a 23 mil 839 mdp, esto es, un crecimiento de 11 mil 374 mdp ¡Casi el doble!

Cosa similar ocurrió con la deuda garantizada con las emisiones de la bolsa, pasó de 8 mil 364 mdp a 15 mmdp, también, casi el doble.

Entre ambas, la deuda de Chihuahua creció ¡18 mil 500 millones de pesos! ¡En un año!

¿Cómo no preocuparse ante esas cifras?

De las palabras del secretario de Hacienda local se desprende que fue empleado mayormente en el gasto corriente del gobierno estatal, algo que está prohibido por la regulación existente ya que, dice la legislación, los empréstitos deberán ser usados en la creación de infraestructura, y de ninguna manera en el gasto corriente.

Nadie podría oponerse, válidamente, a que la mayor parte del gasto estatal se empleara en la educación, la salud y la seguridad pública, pero lo informado por la instancia federal encargada de las finanzas no solamente ha encendido los focos de alerta en el ámbito local, también allá, pues se trata de un desmedido crecimiento de las obligaciones estatales, lo que, sin duda, irá en demérito del presupuesto que deberán ejercer las administraciones posteriores.

Jaime Herrera afirma que no sucede tal en este momento, que no están comprometidas las finanzas estatales, que no se ha afectado el desarrollo futuro de los chihuahuenses y que no queda de otra que seguir invirtiendo en la educación y la salud.

Sin embargo, luego de la puntual respuesta del ex gobernador Reyes Baeza, y basándose en los informes de la dependencia dirigida por Jaime Herrera, resultaría que al cierre de 2010, se pagó un total de mil 391 mdp en el servicio de la deuda y los bonos carreteros. A su vez, reportaron un financiamiento público (endeudamiento) de 2 mmdp.

Un año después, al cierre de 2011, los ingresos derivados de financiamiento público se elevaron a 5 mil 473 mdp y el pago a los fideicomisos llegó a mil 75 mdp y en pago de la deuda fue de 368 mdp, es decir, el pago por la deuda fue de mil 443 mdp, apenas unos cuantos millones más que el año anterior.

En 2012, los ingresos derivados del financiamiento público crecieron una cuarta parte respecto al año anterior pues llegaron a 6 mil 804 mdp.

En tanto, el pago de deuda fue de 516 mdp y el pago a los fideicomisos bursátiles fue, en el caso de los carreteros, de mil 73 mdp y los del impuesto sobre nómina, de 665 mdp.

En total, del pago de la deuda, de ambos conceptos, la directa y la soportada con ingresos propios, en 2012, fue de 2 mil 254 mdp, un crecimiento de 56% respecto al año anterior.

Todo cambió un año después. Al cierre del 2013, los ingresos derivados del endeudamiento fueron de 12 mil 419 millones de pesos, el doble del anterior; los pagos a la deuda pública llegaron a mil 88 millones de pesos, y el pago de las emisiones bursátiles fue de 2 mil 37 mdp, en total, el pago de la deuda en ese año llegó a 3 mil 125 mdp, un crecimiento del 38% respecto al año anterior.

Esa es la realidad de la deuda.

Ahora, no sólo es un tema de la economía y las finanzas estatales, por decisión del grupo gobernante se ha convertido en un tema político que les podrá generar indudables quebrantos, que le abrirá las puertas al grupo de Peña Nieto para intervenir abiertamente en Chihuahua, pues ahora se trata de una confrontación entre el gobernador saliente y el actual, justo a unos meses de la definición de las candidaturas a las diputaciones federales, puerta de la sucesión gubernamental.

Lo que ahora sucede en nada los favorece, ni el endeudamiento, ni la percepción ciudadana sobre la conducción del gobierno… ni la confrontación Reyes-Duarte.

 

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