Por qué Montevideo negó permiso para erigir estatua a la virgen María

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La Junta Departamental de Montevideo, el parlamento de la capital uruguaya, votó el jueves en contra de instalar una estatua de la virgen María en un lugar destacado de la ciudad, tal como pretendían el alcalde y la Iglesia Católica.

“Votamos en contra porque no corresponde seguir colocando íconos religiosos en los espacios públicos de la ciudad, que tienen que ser para el disfrute colectivo”, dijo a The Associated Press la edil Adriana Barros, integrante de la bancada de la coalición de izquierda Frente Amplio, gobernante en Montevideo y en Uruguay.

La propuesta fue rechazada por 17 votos contra 14. Para aprobarse necesitaba 21 votos a favor, ya que los cambios que afectan espacios públicos requieren del voto de dos tercios del cuerpo. Se tenía previsto que la estatua de 2,30 metros de altura se colocara sobre una base en un parque en la Rambla de Montevideo, frente al puerto del Buceo.

Barros dijo que la bancada de ediles de Frente Amplio, de 17 integrantes, votó masivamente en contra porque antes había coordinado asumir una posición única contraria a la estatua. Tres ediles del Frente Amplio que estaban a favor debieron votar en contra por disciplina partidaria.

La propuesta fue elevada a consideración de la Junta Departamental por el intendente (alcalde) de la ciudad, Daniel Martínez, también del Frente Amplio. La colocación de la estatua tenía el apoyo de la Iglesia Católica.

“Montevideo debe ser de las pocas de América Latina y del mundo cristiano que no tiene una imagen pública de la virgen”, dijo el cardenal Daniel Sturla a The Associated Press en 2016, cuando se dio a conocer la propuesta de colocar la estatua en la rambla de la ciudad y se instaló la polémica.

A diferencia de otros países de América Latina, Uruguay tiene un importante porcentaje de ateos y personas que no profesan religión alguna. Cuando estalló la polémica acerca de la estatua, el sociólogo Néstor Da Costa, un especialista en religiones, dijo a la AP que las mediciones más serias sostienen que hay aproximadamente un 40% de católicos, entre 13% y 15% de otros cristianos, 14% de ateos y agnósticos y un 23% o 24% de personas que creen en Dios pero no profesan ninguna religión.

Esas cifras contrastan con las del resto de América Latina, donde reside el 40% de los católicos del mundo, 424 millones de personas, y abundan los símbolos de esa fe en sitios públicos.

“Somos el bicho raro de América Latina. Tenemos mucho menos católicos que los otros países, bastantes más ateos e innumerablemente más personas que creen en Dios pero no tienen religión”, manifestó Da Costa.

El país tiene una fuerte impronta laica que se remonta la presidencia de José Batlle y Ordóñez, el político más influyente de la historia uruguaya, presidente entre 1903-1907 y 1911-1915.

Batlle, un hombre de ideas avanzadas para su época y líder del Partido Colorado, transformó a Uruguay en un país de vanguardia, con leyes de protección para obreros y mujeres que se anticiparon en décadas a otros países del continente. En 1906, retiró los crucifijos de los hospitales del Estado. Bajo su impronta, se abolió la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y Uruguay fue pionero en separar a la iglesia del Estado.

Fuente: AP

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