Esto ya cambió: los partidos son indignos de esta juventud: Krauze

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Como en 1968 y 1985, el sismo del pasado 19 de septiembre reactivó la memoria interna de las generaciones de jóvenes –incluidos los millennials–, comenta a Proceso Enrique Krauze. El historiador conviene en que las calles de las zonas devastadas en la Ciudad de México se llenaron de solidaridad juvenil, pero lo deseable, dice, es que estas formas de organización sean perdurables e institucionalizadas por los mismos jóvenes. Recomienda asimismo que ellos se conviertan en auditores de la política.

Por Jenaro Villamil/ Proceso

“La memoria interna de las generaciones juveniles está operando de nuevo”, sostiene el historiador Enrique Krauze.

Ya lo hizo durante el movimiento estudiantil del 68 y en 1985, tras el terremoto. Hoy, para evitar el riesgo de la desmovilización, arguye el director de la revista Letras libres, “es deseable que los jóvenes encuentren formas de institucionalizar esta energía”.

Es necesario “pasar de la actividad reactiva y crítica a la acción propositiva; organizarse para perdurar y auditar, por decirlo así, a los políticos, mientras ellos mismos toman el país en sus manos”.

Y sentencia: “La noticia es ésta para los jóvenes: el terremoto fue su bautizo de sangre en las realidades durísimas de la vida y de la muerte, sobre todo de la realidad de la cruel naturaleza de nuestro país. Y no hay vuelta de hoja. Ellos tienen que encontrar formas de organización perdurable y activa”.

Promotor de dos iniciativas importantes para ayudar a la reconstrucción –“Adopte un pueblo”, para los grupos empresariales, y “Cero spots. Diez debates”, para las campañas electorales de 2018–, Krauze insiste durante la entrevista con Proceso sobre la necesidad de crear una “contraloría internacional” para el manejo de los fondos de la reconstrucción.

Autor de numerosos libros de ensayos y biografías de los hombres del poder, Krauze hace una revisión histórica de esta irrupción de la sociedad civil, sus consecuencias políticas inmediatas y la reacción de las autoridades y los partidos frente a la situación de emergencia.

Para el autor de Por una democracia sin adjetivos, los esfuerzos centrales de la reconstrucción “tienen que ser en el sur del país. Es como si los dioses implacables nos dijeran: estos pueblos que han estado olvidados durante tantos decenios o siglos reclaman tu ayuda inmediata. México tiene que orientarse hacia el sur”.

Fragmento de la entrevista publicada en Proceso 2135, ya en circulación

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