En legítima defensa

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Por Epigmenio Ibarra

Yo no soy neutral, nunca lo he sido. Aunque no pertenezco a ninguna organización política no temo tomar partido, menos todavía cuando ese puñado de oligarcas rapaces que, durante el neoliberalismo mandaron sobre los presidentes, emprende una nueva ofensiva para frenar, a cualquier costo, la transformación del país. 

Fiel a mi conciencia y a mis convicciones, actúo y escribo en legítima defensa de lo que considero vital para que México sea más igualitario, más democrático y más libre.

Toda mi vida esperé este momento; estoy convencido de que la justicia y la paz pueden, por fin, imperar en nuestra tierra.

Vine de la guerra y sé que para transformar un país con las armas en la mano basta un puñado de valientes. Aquí aprendí que para hacerlo pacífica y democráticamente se necesitan millones de valientes.

Porque sé también que ese puñado de valientes puede —una vez conquistado el poder— dar la espalda al pueblo en nombre del cual se alzó en armas, agradezco a la vida y a quienes han luchado sin descanso por la democracia en México que la transformación, en nuestra patria, sea radical pero pacífica y se lleve a cabo en libertad.

A los oligarcas, a los grandes empresarios y comerciantes no se les ha tocado ni un pelo; a muchos incluso les va hoy mejor que antes. No hay expropiaciones ni amenazas de ningún tipo por parte del gobierno. Quien juega limpio tiene más y mejores oportunidades que nunca.

Ni una coma se ha tocado de lo que escriben las y los columnistas en todos los diarios. No ha sido censurado ni un solo presentador de radio y televisión. Aquí todas y todos dicen lo que les da la gana. A la prensa, que vivió un infame amasiato con el poder político, ni se le calla ni se le compra como antes.

A la oposición política nadie la reprime, nada la limita. Pueden en buena lid ganar curules, alcaldías y gubernaturas. El gobierno federal ya no mete las manos en ningún proceso electoral; Morena, como cualquier partido, a veces gana y a veces pierde.

Por esta libertad plena, yo tomo partido. A esta libertad defiendo frente a esos que mienten contumaz e impunemente.

Aquí no hay dictadura, como dicen; tampoco venganzas del Presidente que ya no concentra en sus manos el poder de los poderes, ni víctimas de persecución política y vaya que sobran los infames que, a mi juicio, deberían estar hace mucho en la cárcel.

Miente pues la oligarquía, mienten quienes en los medios y protestando una supuesta neutralidad la sirven hasta la ignominia. Mienten también los opositores que se fingen víctimas cuando han sido siempre victimarios.

En legítima defensa actuó el gobierno para garantizar, en tiempo y forma, la terminación de las grandes obras de infraestructura que no son “las obras de AMLO”, son las obras que 30 millones de personas que votamos por él le ordenamos hacer.

Es al pueblo de México —ese que desprecian profundamente— al que quieren de nuevo despojar y detener. Son ellos mismos los que, si logran su objetivo, perderán oportunidades de negocio.

Centenares de miles de empleos, soberanía energética, bienestar y desarrollo para el sureste, justicia para quienes fueron históricamente marginados, todo esto significan estas obras, con todo esto quiere la oligarquía rapaz acabar.

¿Cómo callar ante esto? ¿Cómo cruzarse de brazos y aceptar mansamente la avalancha de mentiras e injurias con las que inundan los medios y la red? Yo no puedo, y aquí me tienen tercamente invitándoles a ejercer nuestro derecho a una legítima defensa.

@epigmenioibarra

 

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