El PM de Irak plantea su renuncia

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En el quinto días de manifestaciones masivas en Irak para pedir más servicios y menos corrupción, que se saldan ya con 84 muertos y más de 3.000 heridos, el primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi, abrió la puerta a su dimisión, y el clérigo insignia del principal partido del Parlamento prometió tirar la llave.

El clérigo chií Muqtada al Sadr, padrino de la coalición Sairún, que arrasó haciéndose con la mayoría de los escaños del Legislativo en las elecciones de 2018, aseguró ayer que Abdelmahdi debería “someterse” al Parlamento “para anunciar elecciones anticipadas bajo la supervisión de la ONU”.

Sin embargo, el primer ministro consideró en una misiva pública dirigida al destacado clérigo que la opción más sencilla para un cambio de Gobierno en estos momentos, cuando se produce la segunda oleada de protestas violentas en menos de un mes, es presentar él su dimisión.

De acuerdo con la Constitución, hay dos vías para la disolución del Parlamento y la posterior celebración de elecciones, y ambas llevarían muchas semanas, puesto que requieren una votación en el Legislativo y los comicios se producirían todavía en un plazo de 60 días.

“El primer ministro puede presentar su dimisión y que el nuevo Gobierno empiece su misión en días, si no horas”, puso sobre la mesa el mandatario iraquí.

Para ello, instó a Al Sadr a llegar a un acuerdo con Hadi al Amri, el líder de la coalición Al Fath (La Conquista), la segunda fuerza más votada en las últimas elecciones, y secretario general de la Organización Badr, una milicia chií apoyada por Irán.

Al Sadr tardó poco en contestar con un agrio comunicado en su cuenta de Twitter, que terminó con un sencillo “#Vete” y firmó como el “Revolucionario Muqtada al Sadr”.

Breve pero conciso, el clérigo espetó al primer ministro que la petición de elecciones anticipadas tenía como objetivo “preservar su dignidad”, pero puesto que ha rechazado esta opción “pido al hermano Hadi al Amri que coopere para retirarle la confianza inmediatamente”.

Al líder de la segunda fuerzas del Parlamento pidió también trabajar juntos para hacer “reformas radicales”, entre ellas “cambiar las disposiciones de la Constitución y someterlas a votación”.

Mientras tanto, miles de iraquíes continúan en las calles por quinto día consecutivo para exigir más servicios básicos, empleo y el fin de la corrupción, lo que ha vuelto a causar enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.

La entidad pública e independiente Comisión de Derechos Humanos de Irak todavía no ha ofrecido su balance diario de muertos y heridos en los choques, pero una fuente de seguridad aseguró a Efe que hoy se han producido al menos 170 casos de asfixia por el uso de gases lacrimógenos en Bagdad.

De madrugada, al menos una persona murió durante enfrentamientos violentos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que desafiaron el toque de queda impuesto por las autoridades iraquíes en la ciudad santa chií de Kerbala y otras zonas del país.

Con ello, los fallecidos desde el viernes son al menos 84 y los heridos superan por mucho los 3.000.

Esta nueva oleada de manifestaciones es la continuación de las del pasado 1 de octubre para reclamar más servicios básicos y menos desempleo y corrupción, en las que murieron 157 personas, entre ellas ocho miembros de las fuerzas de seguridad.

En el cuarto día de aquella primera oleada, Adel Abdelmahdi dio un discurso a la nación para asegurar, sin mucho éxito, que ofrecían “a los organizadores de las manifestaciones canales de comunicación directos para abordar sus demandas y llevarlas a cabo”.

Las protestas duraron entonces una semana, pero se reanudaron el pasado viernes con las mismas demandas.

La madrugada del 25 de octubre, para cuando Al Sadr había dado luz verde a la nuevas movilizaciones, y muy poco después de que los iraquíes comenzasen a concentrarse de nuevo en Bagdad, el primer ministro hizo otra aparición televisada para prometer una remodelación de su Gobierno.

“La próxima semana ofreceremos cambios ministeriales y trabajamos para castigar a los grandes corruptos (…). La renuncia del Gobierno, ahora sin alternativa constitucional, significaría la caída en el caos”, aseguró entonces Abdelmahdi.

Sin embargo, parece que las tornas han cambiado en cinco días de presión y hoy dejó la puerta entreabierta a su renuncia.

Fuente: EFE

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