El “efecto cucaracha”

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Por Jenaro Villamil

Un video grabado en la tienda Oxxo de Los Angeles, Tolcayuca, de Hidalgo, documenta la mecánica de un comando armado para incendiar uno de los siete establecimientos que fueron atacados en la noche del domingo 19 de enero, en esta entidad y en el Estado de México.

En esas imágenes, distribuidas por el periódico Criterio, se observa que en menos de 47 segundos, tres individuos armados con fusiles AK-47 irrumpen en la tienda. Rociaron el establecimiento con gas. Amagaron a los encargados con sus armas. Un hombre robusto se llevó la caja registradora y después arrojó bombas caseras para incendiar la tienda.

Por supuesto, no se trata de un robo común y corriente. Se trata de un atentado con un mensaje muy claro.

En la localidad de Los Reyes Acoyac, del municipio mexiquense de Tecámac, conurbado al Distrito Federal, se registró otro ataque similar. La tienda Oxxo se incendió.

La mecánica y la agresión fueron muy similares a la que se registraron en Nueva Italia, Michoacán, cuando presuntos Caballeros Templarios atacaron tiendas Oxxo y gasolineras, el 11 y 12 de enero, poco antes de que el gobierno federal ordenara el operativo militar policiaco en Tierra Caliente. Los grupos de autodefensa habían tomado el control de 10 municipios y se dirigían a Apatzingán, el corazón del poder templario.

La información en ambos casos circularon profusamente en redes sociales, como si alguien quisiera dejar el registro muy claro de las imágenes y el desafío.

Las preguntas se han sucedido sin tener respuestas claras: ¿por qué en Hidalgo y el Estado de México? ¿Por qué las tiendas Oxxo? ¿A quién buscan intimidar estos actos vandálicos: a Femsa, el corporativo regiomontano que controla casi 11 mil tiendas de este tipo en todo el país, o a los gobiernos de Francisco Olvera, en Hidalgo, y a Eruviel Avila, en el Estado de México, o al mismo ex gobernador hidalguense Miguel Osorio Chong y al también poderoso político hidalguense y actual procurador general de la República, Jesús Murillo Karam?

Al día siguiente de confirmados estos ataques, las autoridades policiacas y ministeriales de Hidalgo y el Estado deMéxco atribuyeron estos hechos al llamado “efecto cucaracha” de los Caballeros Templarios, pero en la noche el gobierno hidalguense emitió un comunicado donde señaló que se trata de “grupos armados no identificados”.

Entre la primera versión del gobernador Francisco Olvera y la del secretario de Seguridad Pública de Hidalgo, Alfredo Ahedo, hubo otro comunicado. El titular de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, negó que se tratara del “efecto cucaracha”, pero al mismo tiempo convocó a los gobernadores de la zona metropolitana a reforzar el “escudo” en contra de la delincuencia.

“Las investigaciones apuntan la posible participación de delincuencia organizada, ya que se utilizaron armas largas en los asaltos además de un posible efecto cucaracha por el caso Michoacán”, explicó el secretario de Seguridad Pública de Hidalgo, Alfredo Ahedo.

El funcionario mencionó en rueda de prensa que reforzarán la seguridad en la refinería de Tula y en la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos de la CFE, posibles objetivos de los Caballeros Templarios.

Las contradicciones en la versión oficial volvieron a surgir cuando, después de las declaraciones del titular de la SSP, el gobierno de Hidalgo, a las 22 horas del lunes 20, emitió un comunicado donde sólo confirmó que dos “tiendas de conveniencia” y no 5 habían sido asaltadas e incendiadas “por presuntos grupos armados no identificados”.

Por su parte, Oxxo anunció que presentará demandas por ataques a sus establecimientos en Hidalgo y el Estado de México. El lunes amanecieron cerradas la mayoría de estas tiendas como medida de seguridad.  A tres días de estos atentados, los Oxxos siguen funcionando en toda la zona metropolitana, sin medidas extraordinarias de seguridad.

El término “efecto cucaracha” es poco afortunado, pero muy descriptivo de lo que puede estar sucediendo: el despliegue de la fuerza militar, policiacia, política y mediática en Michoacán está descuidando el problema de la regionalización del crimen organizado.

Los Templarios, como antes La Familia y los Zetas, no sólo avanzaron en Michoacán. Han logrado penetrar, como la humedad, en las principales entidades del centro del país. Sus ataques son una exhibición mediática de lo que son capaces de hacer, no sólo a quienes no paguen la extorsión del “derecho de piso” sino a las autoridades que los ataquen.

¿Por qué las tiendas Oxxo? No queda claro por qué han orientado sus ataques a la más grande y rentable cadena de tiendas de conveniencia en México y América Latina.

Los Oxxos, esos sí, han crecido como cucarachas por todo el país. Al cierre de 2012, según el reporte de Femsa, existían 10, 601 tiendas en México y en Colombia (ojo, éste es el otro país latinoamericano con presencia de Oxxo). Tienen ingresos por 86,433 millones de pesos, ocupan a 91,97 personas y su expansión se orienta ahora a servicios como Oxxo Gas. En 2013 desplazó a la cadena de tiendas Soriana en ventas y va por el puesto de Walmart, la red más grande de México.

Los Oxxo son llamativos en todo el país. Se han convertido en una red de venta de licores (especialmente cerveza) y de refrescos de cola más grande. También, según algunos estudiosos, son sitios estratégicos para la vigilancia de presuntos “halcones” y también para la distribución de narcomenudeo.

¿Qué ha sucedido entre el crimen organizado y los Oxxo? Aún no sabemos.

Por ahora, representan la puesta en escena del desafío Templario.

Fuente: homozapping.com.mx

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