Ecocidio: siembra de maíz para etanol

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El secreto y sucio costo de la energía verde del gobierno de Obama

Por Dina Cappiello y Matt Apuzzo

Las colinas del sur de Iowa muestran las cicatrices del impulso del gobierno federal a la energía verde: los terrenos sin plantas donde la lluvia se ha llevado la tierra. Los arroyos contaminados que a su vez contaminan las fuentes de agua potable.

Incluso hubo un cementerio que apareció de la nada en un maizal.

Pero nada de esto debió ser así.

Con los concilios políticos de Iowa en el horizonte en 2007, el entonces candidato Barack Obama hizo del maíz una pieza central de su plan para controlar el calentamiento global. Y cuando el presidente George W. Bush firmó ese año una ley que exigía a las empresas petroleras añadieran miles de millones de dólares en etanol a la gasolina, Bush pronosticó que eso haría el país “más fuerte, más limpio y más seguro”.

Pero el etanol ha probado ser mucho más dañino para el ambiente de lo que prometieron los políticos, y mucho peor de lo que el gobierno admite hoy.

Cuando los agricultores se lanzaron a plantar maíz, eliminaron millones de hectáreas de tierras de conservación, destruyeron hábitat y contaminaron fuentes de aguas, concluyó una investigación de The Associated Press.

Un poco más de dos millones de hectáreas (5 millones de acres) de tierras reservadas para conservación -más que los parques nacionales de Yellowstone, Everglades y Yosemite juntos- han desaparecido bajo el gobierno de Obama.

Dueños de tierras rellenaron tierras húmedas, araron planicies impolutas, lo que lanzó a la atmósfera el dióxido de carbono que tenía acumulado.

Entonces se esparcieron miles de millones de kilos de fertilizantes, parte de los cuales llegaron a las fuentes de agua, contaminaron ríos y empeoraron la enorme zona muerta en el Golfo de México donde la vida marina no sobrevive.

Las consecuencias son tan graves que los ambientalistas y muchos científicos han rechazado la producción de etanol a base de maíz por considerarla una mala política ambiental. Pero el gobierno de Obama la sigue apoyando, destacando sus beneficios para el sector agrícola en vez de cualquier impacto negativo.

El año pasado los agricultores sembraron 6 millones de hectáreas (15 millones de acres) más de maíz que antes el auge del etanol, y los efectos son visibles en lugares como el sur y el centro de Iowa.

El panorama ondulante y cubierto de hierba es de tierra tan frágil que, a diferencia del resto del estado, no es apropiada para cultivar maíz. Pero ha cedido a las exigencias.

“Es una violación de la tierra”, dijo Bill Alley, miembro de la junta de supervisores del Condado Wayne, que ahora se parece muy poco a las praderas de pasto que se ven en las postales que se venden en una farmacia Corydon.

Toda la energía tiene un costo. Las consecuencias ambientales de perforar la tierra en busca de petróleo y gas natural están documentadas y son graves. Pero en la presión del presidente por reducir los gases de invernadero y reducir el calentamiento global, su gobierno ha permitido que la llamada energía verde haga cosas de otro color.

En algunos casos, como la decisión de permitir a los parques eólicos que mataran águilas, el gobierno acepta los costos ambientales porque palidecen en comparación el caos que crearía a final de cuentas el calentamiento global.

Pero el etanol es diferente.

Los pronósticos del gobierno sobre los beneficios del etanol han probado ser tan inexactos que científicos independientes se cuestionan su lograrán alguna vez su meta: reducir los gases de invernadero. Y eso da una mayor importancia a los costos ocultos.

“Esto es un desastre ecológico”, dijo Craig Cox, del Environmental Working Group, un aliado natural del presidente que, como otros, ahora se encuentra en una posición opuesta a la de la Casa Blanca.

Pero es un costo que el gobierno está dispuesto a aceptar. La administración opina que apoyar el etanol es la mejor manera de impulsar el desarrollo de los biocombustibles que en algún momento del futuro serán más limpios y menos contaminantes que los de hoy. Las autoridades temen que retirarle el apoyo al etanol significaría matar cualquier esperanza de desarrollar nuevos combustibles.

“Eso es lo que uno cede cuando no reconoce que los combustibles de fuentes renovables tienen lugar aquí”, dijo Gina McCarthy, administradora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), en una entrevista reciente con la AP. “No todos los combustible de fuentes renovables son etanol de maíz”.

Pero el maíz es todavía la fuente abrumadoramente mayoritaria del etanol que se produce en Estados Unidos y el gobierno se muestra completamente renuente a discutir las consecuencias ambientales.

“Nos tomó completamente desprevenidos”, dijo Doug Davenport, funcionario del Departamento de Agricultura que alienta a los agricultores del sur de Iowa a usar prácticas de conservación. A pesar de esos esfuerzos, Davenport dijo que está sorprendido de la cantidad de tierra frágil y propensa a la erosión se ha dedicado a cultivar maíz.

Poco después que Davenport habló con la AP, recibió un mensaje electrónico ordenándola que dejara de hablar del tema.

“Sólo queremos tener un menaje uniforme sobre el tema”, dijo un portavoz del Departamento de Agricultura de Iowa.

Fuente: AP

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