Dimite icono de lucha contra la trata

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Luego de que una investigación independiente demostró que Somaly Mam falseó su historia personal, la célebre activista camboyana ganadora del premio Príncipe de Asturias, dimitió a su fundación que combate el tráfico sexual. Newsweek publicó recientemente que ella nunca fue víctima de trata de personas a las 13 años de edad y que el ojo que perdió fue por un tumor y no por maltrato físico…

Por Macarena Vidal/ El País

La famosa activista camboyana Somaly Mam, premio Príncipe de Asturias de Cooperación en 1998, ha dimitido de la fundación que preside después de que una investigación a título privado encontrara falsedades en la historia de su vida que ella contaba para promover la lucha contra el tráfico sexual.

En un comunicado, la Fundación Somaly Mam anunció que la activista ha renunciado después de que esta organización no gubernamental encargara a la firma de abogados estadounidense Goodwin Procter hace dos meses una investigación privada sobre el pasado de su presidenta y de otra víctima del tráfico de personas, Long Pros, que también había divulgado su historia para promover la fundación y recaudar fondos.

“Como resultado de los esfuerzos de Goodwin Procter, hemos aceptado la dimisión de Somaly de manera inmediata”, indica la directora ejecutiva de la Fundación, Gina Reiss-Wilchins. “Aunque nos entristece enormemente esta noticia, seguimos agradecidos al trabajo de Somaly en las últimas dos décadas y por haber contribuido a crear una fundación que ha ayudado a miles de niñas y mujeres, y que ha concienciado enormemente sobre los cerca de 21 millones de personas que viven en la esclavitud hoy día”.

La fundación asegura que pese a la dimisión de su inspiradora, continuará adelante sus trabajos y los de la organización que Mam creó hace casi veinte años para ayudar a las víctimas del tráfico de personas, AFESIP (Acción para las Mujeres en Situación Precaria). “Hemos ayudado a cerca de 100.000 mujeres y niñas. Hemos tratado a cerca de 6.000 individuos en clínicas gratuitas en los barrios de prostitución en Phnom Penh y hemos implicado a cerca de 6.400 estudiantes en el activismo contra el tráfico”.

Somaly Mam (1970) había recibido en 1998 el premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional por su trabajo para ayudar a las víctimas del tráfico sexual, ex aequo con otras mujeres como Rigoberta Menchú o Emma Bonino. Fue el premio que le dio el espaldarazo para ampliar gradualmente su fundación fuera de las fronteras de Camboya: Vietnam, Laos, Tailandia… En 2009 la revistaTime la seleccionó como una de las cien personas más influyentes del año, y en 2012 fue invitada a hablar en la Casa Blanca.

Pero el periodista Simon Marks, antiguo reportero del diario Cambodia Daily, identificó en los últimos dos años numerosas contradicciones en la biografía de la activista, “El Silencio de la Inocencia”, y en los relatos de otras supuestas víctimas a las que la fundación había ayudado. La renuncia tiene lugar pocos días después de que la revista Newsweek publicara un artículo de Marks en su portada en el que denunciaba las falsedades en las historias de Somaly y Pros, quien afirmaba haber perdido un ojo a manos de un proxeneta y haber sido obligada a practicar la prostitución. En el artículo, la revista recoge las declaraciones de los padres de Pros, que niegan que su hija ejerciera nunca la prostitución y aseguran que la pérdida del ojo se debió a un tumor.

Somaly Mam, de 44 años, asegura en su libro que se crió con un hombre mayor, al que llamaba “abuelo” y que la maltrataba. El “abuelo” la vendió a los 13 años a un hombre que la desfloró y después la obligó a casarse con un soldado. De allí pasó a una vida de prostitución hasta que conoció a Pierre Legros, un cooperante francés que acabaría siendo su marido.

Mam ya había reconocido en ocasiones previas que había mentido o exagerado acerca de algunos casos que contaba para lograr financiación. En 2012 reconoció que mintió en un discurso ante la ONU en Nueva York cuando declaró que el Ejército camboyano había asaltado su fundación y dado muerte a ocho muchachas a las que su organización había rescatado de una red de prostitución.

Legros, hoy exmarido de Mam, rechaza por su parte que, como la activista afirmaba en su biografía, la hija de ambos hubiera sido secuestrada y violada a causa del trabajo de su madre, y asegura que la muchacha huyó con su novio.

AFESIP,  la fundación de Mam, que fue vendida por la familia que la acogía a los 13 años y prostituida, abrió una oficina en España en 2004 para impulsar una campaña internacional contra el tráfico. Entonces declaraba a EL PAÍS: “Quiero más poder para las mujeres, quiero que sean poderosas para que sean independientes. Cuando me llegan niñas violadas y prostituidas, sé lo que han pasado, me identifico y las abrazo. En una he visto mi misma capacidad de superación, quizás sea mi sucesora”, confesaba.

Las más pequeñas o vulnerables suelen ir a un centro en el campo. “En seguida juegan entre sí y parecen olvidar, pero si enferman se quiebran, les sale todo. Las mayores vienen peor, pero se rehacen antes”, aseguraba. “Escucharlas es verme en un espejo. Y tengo dos opciones: dejarlo y continuar con mi nueva vida, o seguir. Elegí lo segundo y tengo que aprender a vivir con sus historias”.

Fuente: El País

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