Decálogo desvaído

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Por Denise Dresser

He allí el decálogo presentado por Enrique Peña Nieto. Descrito con la palabra “desvaído”. Descolorido. Pálido. Insignificante. Soso. Por todo lo que faltó:

1) Un reconocimiento de la crisis por la que atraviesa el país y una estrategia audaz y concreta para remontarla.

2) Un reconocimiento de los errores cometidos por su gobierno y cómo solucionarlos.

3) La renuncia exigida al procurador Jesús Murillo Karam por no haber actuado antes frente a las acusaciones sobre el alcalde de Iguala, o haber actuado mal en las consignaciones de los 11 aprehendidos en la marcha del 20 de noviembre.

4) La renuncia exigida al secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, por haber avalado la licitación irregular del tren México-Querétaro.

5) El anuncio de una investigación a fondo sobre la relación de su gobierno con el Grupo Higa, incluyendo lo siguiente: cuántas obras tuvo y tiene, en cuántas licitaciones participó (incluyendo la del controvertido acueducto Monterrey-Veracruz), en cuántas ganó, y si se descalificaron a otros para que ganara. Hasta que no se termine la investigación, el anuncio de la prohibición del Grupo Higa de participar en cualquier otra licitación pública federal o estatal.

6) Un pronunciamiento sobre el tema crucial del conflicto de interés en el cual el Presidente y su esposa incurrieron, y cómo se evitará en el futuro, en todos los ámbitos del Gobierno.

7) Una disculpa pública sobre el tema de la Casa Blanca y el anuncio de que los recursos producto de su venta irán a un fondo de apoyo a los familiares de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, por ejemplo.

8) La presentación de las declaraciones fiscales de Angélica Rivera junto con su declaración patrimonial, para disipar dudas sobre los recursos con los cuales adquirió la Casa Blanca.

9) El anuncio de una cruzada para combatir la corrupción que comenzara con la aprehensión de Arturo Montiel, contra el cual existe una orden de arresto internacional por el secuestro de sus hijos.

10) El anuncio de una estrategia para confrontar la impunidad que comenzara con los impunes en su propio partido.

11) El anuncio de una estrategia para enfrentar la inseguridad y la corrupción que tomara en cuenta las medidas planteadas por expertos como Edgardo Buscaglia y tantos más que no han sido consultados.

12) El anuncio de medidas para regular a la policía y así impedir la repetición de la brutalidad presenciada en el Zócalo hace unos días.

13) Una explicación sobre el porqué del mando único, criticado severamente por incrementar la centralización policial sin atender problemas de incompetencia y corrupción.

14) Una referencia al tema de Tlatlaya y lo que revela sobre la impunidad y la violación a los derechos humanos que -con demasiada frecuencia- acompaña la actuación del Ejército.

15) Algo más que medidas que buscan focalizar el problema de la inseguridad y la infiltración del gobierno en Guerrero, cuando existe en muchas otras partes del país.

16) Algo más que la “aprobación pronta de diversas leyes para combatir la corrupción”.

17) Algo más que pasarle la papa caliente al Congreso, cuando el Poder Legislativo ha guardado silencio sobre sus propios actos de corrupción.

18) Algo más que la propuesta de un número de emergencia para hablarle a la policía, cuando no propone cómo reformarla, regularla, profesionalizarla.

19) Algo más que una Clave Única de Identidad cuando el país carga con más de 22,000 desaparecidos.

20) Algo más que la creación de “mecanismos ágiles para denunciar la corrupción” cuando el problema es que el propio Gobierno ignora las denuncias o les da carpetazo, como ha ocurrido con la Casa Blanca.

21) Algo más que más leyes cuando el Gobierno es el primero en ignorarlas o violarlas sin sanción, y he allí el caso de Arturo Montiel para constatarlo.

22) Una medida inmediata -como ha sugerido Human Rights Watch- para impulsar la investigación de miles de desapariciones forzadas que han sido denunciadas en los últimos años.

23) Un gobierno que entienda la dimensión de la desconfianza, la profundidad del enojo, el tamaño de la crisis que parece menospreciar.

24) Una pizca de empatía o humildad por parte de un Presidente que le habla al teleprompter y no a la ciudadanía.

25) Un Presidente al cual el país pueda mirar a los ojos y sentir que está allí. Que entiende. Que escucha. Que reacciona. Y no alguien que cierra los ojos o desvía la mirada o tan sólo distribuye un decálogo más.

Fuente: El Siglo de Torreón

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