Convoca el papa Francisco a frenar a traficantes de muerte

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El Papa invitó este domingo a estar en primera línea para que el país sea una tierra de oportunidades y no caiga en manos de traficantes de muerte, según dijo en su Ángelus dominical.

“Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad”, afirmó el Pontífice argentino.

En esta línea, auguró que México no sea una tierra donde es necesario emigrar por falta de oportunidades laborales.

“(Qué en México) no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”, afirmó.

“Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.

Citando a Pablo VI, el Papa organizador del Concilio Vaticano II, pidió no ser insensibles, en particular ante las generaciones más jóvenes.

“Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad (…) para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable, no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones”, consideró.

“(Es) una invitación a ‘estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos (…) para mejorar la situación de los que sufren necesidad’, a ver ‘en cada hombre un hermano'”.

También centró su homilía en condenar las “tres tentaciones a las que el cristiano se enfrenta diariamente”: la riqueza, la vanidad y el orgullo.

Señaló que a estas tres tentaciones también se enfrentó Cristo y sólo “buscan degradar, destruir y sacar la alegría y la frescura del Evangelio”.

La primera tentación, la de la riqueza, dijo que consiste en adueñarnos de “bienes que han sido dados para otros y utilizándolos sólo para mí o para los míos. Es tener el pan a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza es el pan con sabor a dolor, a amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos”.

Sobre la vanidad, dijo que es “esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que ‘no son como uno’. La búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama que no perdona la fama de los demás, haciendo leña del árbol caído, deja paso a la tercera tentación”.

Y sobre esta tercera, el orgullo, señaló que “es ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la común vida de los mortales, y que reza todos los días: ‘Gracias Señor porque no me has hecho como ellos’”.

Bergoglio arribó en helicóptero a Ecatepec, donde fue recibido por el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, así como por el alcalde de ese municipio, Sergio Díaz Hernández.

Y por el lado de la Iglesia participaron en la ceremonia el obispo de Ecatepec, Óscar Roberto Domínguez, y el de Tlalnepantla, Carlos Aguilar Retes.

Al concluir la ceremonia, el Papa les dijo a los fieles:

“Y por favor les pido que no se olviden de rezar por mí”.

Fuente: Reforma/ Proceso

 

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