Condenado por sus convicciones

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Por Amy Goodman*

“La guerra es una estructura peligrosa, que puede desmoronarse fácilmente y sepultarnos entre sus escombros”, escribió Carl von Clausewitz, el general y teórico militar prusiano del siglo XIX en su texto “De la guerra”, hace casi 200 años. Esta cita fue tomada del capítulo “La información en la guerra”, un tema que resuena fuertemente en la actualidad desde lugares tan disímiles como Fort Meade, Maryland, donde un tribunal militar acaba de hallar culpable al soldado Bradley Manning de espionaje; hasta la Embajada de Ecuador en Londres, donde el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, vive desde hace más de un año, tras haber recibido asilo político para evitar ser procesado en Estados Unidos; pasando por Rusia, donde el informante de la Agencia de Seguridad Nacional Edward Snowden recibió asilo temporal.

La condena de Manning suscitó un interés momentáneo entre los miembros de los medios dominantes de Estados Unidos, que dedicaron muy poca atención al consejo de guerra que se desarrolló a lo largo de dos meses, apenas unos kilómetros al norte de Washington D.C. Los seguidores de Manning expresaron alivio de que fuera absuelto de la acusación más grave presentada en su contra: colaborar con el enemigo, algo que le hubiera significado una condena a cadena perpetua. Sin embargo, fue hallado culpable de 20 de los 22 delitos que se le imputaron, y podría ser condenado a hasta 136 años en prisión. El tribunal se pronunciará acerca de la condena en las próximas semanas.

“Bradley Manning es un mártir ahora. Todo el mundo entiende que Bradley Manning le brindó información a los medios acerca de crímenes de guerra y de la política en torno a la guerra, y alguna de esa información se publicó en los medios. No se lo acusa de haber trabajado para intereses extranjeros, ni de haberse beneficiado personalmente con las revelaciones. Han puesto a Bradley Manning en una situación injusta, en la que afronta una pena de hasta 136 años de prisión. Eso desprestigia al Gobierno de Estados Unidos y a la justicia de ese país”, afirmó Julian Assange desde la embajada de Ecuador en Londres. “El veredicto es claramente un intento de quebrantar a los informantes, pero no lo lograrán”.

Cabe resaltar que el ex Secretario de Defensa de Estados Unidos Robert Gates le envío una carta al senador Carl Levin en 2010, en la que escribió acerca de las filtraciones: “Hasta el momento, la investigación no ha revelado que la filtración haya puesto en peligro ninguna fuente ni método de información”.

Bradley Manning realizó una declaración al inicio del Consejo de Guerra, en la que asumió la responsabilidad de las filtraciones, pero, lo que es más importante, expresó su motivación para hacerlo. Manning habló específicamente del video de la masacre de una docena de civiles en Bagdad el 12 de julio de 2007, registrado por el propio helicóptero Apache que les estaba disparando. Dos de las víctimas mortales trabajaban para la agencia de noticias Reuters: el camarógrafo Namir Noor-Eldeen, de 22 años, y su chofer, Saeed Chmagh, que tenía cuatro hijos.

Podemos escuchar las propias palabras de Manning, gracias a una grabación de audio no autorizada de su declaración, que se filtró en forma anónima. Manning afirmó: “Sin embargo, el aspecto más aterrador del video para mí fue la masacre perpetrada aparentemente con placer por el grupo de armas aéreas. Deshumanizaron a las personas a las que disparaban y no parecían valorar para nada la vida humana. Se referían a ellos como ‘malditos muertos’, y se felicitaban entre ellos por la capacidad de matar a muchas personas a la vez. En un momento del video se puede ver a una persona en el suelo intentando arrastrarse hasta un lugar seguro. Estaba gravemente herida. En lugar de llamar a una ambulancia, un miembro del equipo de armas aéreas solicitó a la persona herida que tomara sus armas para tener motivo para dispararle. …Para mí, esto se parece mucho a un niño que tortura hormigas con una lupa”.

Una de las acusaciones de las que Manning fue hallado culpable fue la de “publicación arbitraria”. Es una acusación sin precedentes en el derecho militar. El abogado de Manning dijo que se trata de un delito inventado. El verdadero delito, del que nadie fue acusado, es la arbitraria falta de respeto por la vida humana que Manning denunció.

La filtración de Bradley Manning les dio a Reuters y al mundo una imagen clara del horror de la guerra moderna y de la muerte violenta de dos trabajadores de los medios en el cumplimiento de su deber.

Como afirmó el joven soldado en su elocuente declaración: “Pensaba que si el público en general, en particular el público estadounidense, tenía acceso a la información que contenían [las filtraciones], se podría suscitar un debate nacional sobre el papel de las fuerzas armadas y de nuestra política exterior en general, con relación a Irak y Afganistán”.

De hecho, Bradley Manning suscitó el debate. La última ola de filtraciones, la de Edward Snowden, ayudó a intensificarlo, y hasta generó una inusual alianza en el Congreso entre legisladores demócratas y republicanos que tiene como objetivo restringir el alcance de lo que muchos consideran un Estado de seguridad nacional exacerbado. Si bien la semana pasada la propuesta de enmienda presentada por el representante republicano Justin Amash y el demócrata John Conyers fue rechazada en la Cámara Baja por una diferencia mínima de votos, ambos redactaron un proyecto de ley aparte denominado H.R. 2399 con el mismo objetivo.

Carl von Clausewitz escribió: “La gran incertidumbre que rodea los datos disponibles en la guerra constituye una dificultad característica, porque, hasta cierto punto, la acción debe ser dirigida prácticamente a oscuras”. Bradley Manning realizó actos muy valientes para publicar información, atravesar la barrera de ocultamiento de la guerra y hacer públicos los perversos mecanismos del tipo de guerra estadounidense moderna. Edward Snowden ha revelado la sofisticación y el alcance extraordinario del Estado de vigilancia en Estados Unidos, que reprime a quienes se atreven a revelar información importante. Mientras tanto, Julian Assange permanece encerrado entre las cuatro paredes de la embajada, perseguido por el crimen de publicar información. Sin embargo, quienes planificaron las guerras, quienes cometieron los crímenes de guerra y quienes realizan el espionaje ilegal están, por el momento, en libertad.

* Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

© 2013 Amy Goodman

 

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