Buscan preservar la cueva de cristales

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Buscan obtener para la cueva de cristales de Naica la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad con el fin de preservar lo que se considera la Capilla Sixtina de los Cristales. Los promotores explican que no se trata de quitarle a Peñoles la propiedad, sino de llegar a un acuerdo que permita conservar el sitio 

Por Diana Saavedra/ Reforma

A la cueva de Naica, ubicada en Chihuahua, se le llama la Capilla Sixtina de los cristales, por su belleza, pero también porque el acceso es casi un privilegio de Papas.

Está cerrada al público y poco se sabe de lo que ahí sucede, por eso un equipo de expertos busca que el sitio sea declarado Patrimonio de la Humanidad.

Uno de los problemas, precisó Abel Moreno Cárcamo, investigador del Instituto de Química de la UNAM, es que no hay figura legal que permita proteger la cueva, pues la dueña del sitio es la empresa Peñoles.

“Lo que la minera dice es que el sitio está cerrado debido a un proyecto de conservación y trabajos a su alrededor”, añadió el documentalista Gonzalo Infante, principal promotor del proyecto.

“Para el Estado Mexicano, la cueva de los cristales es básicamente parte de la mina y si mañana ésta decidiera demoler todo y convertirlos en materia prima, no estaría cometiendo ningún delito”, advirtió.

El sitio fue descubierto por el biólogo Alfonso L. Herrera hacia 1880, quien dejó como registro del hallazgo una fotografía tomada al menos a 100 o 120 metros de profundidad.

Ya hacia 2007, el español Juan Manuel García Ruiz encontró el registro y viajó a Naica, en Chihuahua, para estudiar la cueva y se encontró con que los mineros de Peñoles habían ubicado un nuevo sitio a 290 metros o más de profundidad, donde había una serie de cristales de sulfato de calcio que eran gigantes.

Estos cristales han crecido a un ritmo del tamaño de un cabello por siglo, lo que implica que tienen ahí miles de millones de años y la decisión de los ingenieros de Peñoles de no destruirla fue fantástica, coinciden los especialistas.

De hecho, el geofísico español ha descrito el sitio como el más espectacular ejemplo de armonía cristalina oculto en el desierto y manifestado la necesidad de que sea conservado para la humanidad.

Aunque al inicio del hallazgo la empresa permitió el acceso al sitio, la cantidad de solicitudes les hizo repensar esta política y en la actualidad sólo se autorizan dos visitas al año a la Sociedad Mexicana de Cristalografía, detalló Moreno Cárcamo.

“Es un sitio que se debe conservar y proteger. Para que sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad se necesita de un proyecto en forma que sea amparado por dos o tres países más, además del Gobierno mexicano”, indicó el investigador.

Los expertos enfatizaron que no se trata de quitarle a Peñoles la propiedad, sino de llegar a un acuerdo que permita preservar los cristales más grandes del mundo.

Reforma buscó a Leopoldo López, subdirector de comunicación de la empresa, pero no recibió respuesta al cierre de esta edición.

Fuente: Reforma

 

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