Una generación de niños jorobados

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Hace cien años, los niños tenían joroba de trabajar. Ahora, de jugar con sus tablets y smartphones. El 40% de los jóvenes tiene la espalda de una persona de 50 años.

Los médicos y especialistas advierten de un fenómeno en aumento entre niños y jóvenes: la joroba del juego. Los niños en crecimiento se encorvan con tanta frecuencia sobre sus celulares, Nintendos o tablets, que podrían desarrollar una espalda torcida y deformada.

Hernia discal

“Ya se ha operado de hernia a jóvenes de 19 ó 20 años”, explica el cirujano ortopédico Piet van Loon, quien junto con dos catedráticos advierte en la revista Medisch Contact de la joroba del juego. Según van Loon, desde hace años baja el promedio de edad en que se opera de hernia.

“En mi consulta recibo cada vez más a jóvenes con problemas de espalda propios de personas mayores”, cuenta. “De un amplio estudio finlandés se desprende que los escáneres de resonancia magnética demuestran que el 40% de los niños entre 8 y 18 años considerados sanos, ya ha desarrollado una espalda de una persona de 50 años. Aunque los niños aún no presentan quejas”.

Si un niño en edad de crecimiento suele sentarse encorvado, su espalda tiene que soportar mucha presión. La parte delantera de los discos de las vértebras se estrechan más que la parte trasera, lo que provoca el crecimiento deforme de la espalda. Además, debido a la fuerte presión, los discos de las vértebras «se secan», con lo que aumenta la rigidez de la espalda.

Bonsáis

“Son como arbolitos bonsái”, explica Van Loon. “El hueso reacciona igual que la madera en la naturaleza. Si la fuerzas en una dirección, crece en esa dirección”.

Esta generación crecerá con la espalda débil, auguran los autores del estudio. “Ya puedes verlos, jóvenes con espaldas curvadas”, dice el analista y coautor André Soeterbroek. “Para mantener el equilibrio, agachan la cabeza y adelantan las caderas, con lo que parece que no tengan nalgas. También cambia la posición de las rodillas, arqueadas”.

Regresa la joroba de viuda, vaticina. “Hace más de cien años, los niños tenían joroba de trabajar. Ahora, de jugar con esos aparatos. Al cuerpo le da igual que se encorve por trabajar en una fábrica de tabaco o por pasarte ocho horas jugando con un iPad”.

Tumbarse

Una manera de evitar el crecimiento torcido es jugar con un aparato tumbado boca abajo. De este modo se refuerzan los músculos de la espalda. “No tiene sentido decir que deben dejar de utilizar esos aparatos”, confiesa Soeterbroek. “Tampoco puedes eliminar el coche y la televisión; se trata de utilizarlos debidamente”.

Los niños deben moverse más, aunque el deporte no aporte nada en sí. “Se trata, sobre todo, de que los niños aprendan a adoptar una buena postura”, explica Van Loon. “No solo porque juegan juntos, sino porque ya no se presta ninguna atención a una buena postura. A la gente le parece casi normal que los niños adopten una mala postura del cuerpo. Queremos enviar un mensaje a los padres y a los educadores físicos”.

No es necesario comprar sillas especiales para los niños, aclara. “Naturalmente pueden mejorar algo, pero te puedes sentar bien en cualquier silla. Basta con que se sienten en el borde de la silla con al menos una rodilla hacia abajo y el pie debajo de la silla”.

Prueba de flexión de tronco

Para saber si un niño tiene una joroba del juego, basta con hacer la “prueba de flexión de tronco”. Para ello, el niño tiene que en inclinarse hacia delante y tocarse los pies. Normalmente, su cuerpo forma una “n”, pero si tiene la espalda torcida no podrá tocárselos. Cuando se inclina, la forma de su cuerpo parece un “grifo”: la parte baja de la espada queda recta mientras que la parte superior se curva extremadamente.

Van Loon, que trabajó anteriormente en hospitales de la cadena Gelre, subraya que es necesario investigar más para definir las consecuencias para la espalda de jugar con tablets y consolas. Él mismo trabaja actualmente para fundar una clínica ortopédica especializada en la corrección de la posición.

Una vez la espalda se ha torcido, es posible corregirla durante el crecimiento del niño, mediante ejercicios o soportes ortopédicos. “Pero es más difícil cuando se ha alcanzado la edad adulta. Si, con 18 años años tienes la espalda torcida y tienes que pasarte otros treinta años sentado en una oficina, lo pasarás mal”.

* Fuente: Radio Nederland, con información de la revista Medisch Contact y el diario holandés De Volkskrant.

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