Refresqueros le ganan a Bloomberg

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La prohibición de Bloomberg a los refrescos jumbo en Nueva York está oficialmente muerta. El máximo tribunal del estado rechazó reincorporar los controvertidos límites propuestos por la Alcaldía de Nueva York a la venta de bebidas azucaradas en tamaño jumbo, agotando la última apelación de la ciudad y dando una gran victoria a la industria de los refrescos en Estados Unidos, que se opuso al plan.

El juez Eugene Pigott, de la corte de apelaciones estatal, determinó que el Consejo de Salud de la Alcaldía sobrepasó el alcance de su autoridad reguladora en la promulgación de la propuesta, que fue defendida por el ex Alcalde Michael Bloomberg.

La decisión probablemente será vista como una significativa derrota para los defensores de la salud que han urgido al estado y a los gobiernos locales a desincentivar activamente el consumo de bebidas con un alto contenido calórico, argumentando que éstas son las principales conductoras de la epidemia nacional de obesidad.

Dos tribunales inferiores ya se habían pronunciado en contra de la ciudad, diciendo que se extralimitó en su intento de prohibir la compra de bebidas azucaradas en envases con capacidad mayor a 16 onzas, aproximadamente el tamaño de un café mediano. Por 4 votos contra dos, los jueces confirmaron esas sentencias.

“El fallo no cambia el hecho de que el consumo de bebidas azucaradas es un conductor clave en la epidemia de obesidad”, dijo la comisionada de salud de Nueva York, la Doctora Mary T. Bassett.

“Vamos a continuar buscando maneras para erradicar las epidemias de obesidad y diabetes tipo 2 tratando de limitar los efectos perniciosos de la agresiva y depredadora comercialización de bebidas azucaradas y comida no saludable”.

La propuesta de Bloomberg, que según sondeos era rechazada por la mayoría de los neoyorquinos, encendió un debate global sobre el consumo de refrescos. También provocó pánico entre las poderosas compañías de refrescos, que temían que sus productos pudieran ser ampliamente calificados como una amenaza a la salud pública.

Pero cuestionamientos sobre la viabilidad del plan de la Ciudad surgieron desde el principio. Debido a las peculiaridades jurisdiccionales, sólo algunos establecimientos de comida se habrían visto afectados, como franquicias de comida rápida y cines; tiendas de conveniencia y de abarrotes habrían quedado exentos. Y si bien los límites se hubieran aplicado a un amplio menú de bebidas populares, había una vertiginosa serie de excepciones: bebidas deportivas y tés endulzados estaban incluidos, pero malteadas, jugos y bebidas alcohólicas no.

La industria de los refrescos, a través de cabildeo y una agresiva campaña de relaciones públicas, ha logrado tirar impuestos a los refrescos y otras medidas reguladoras en estados y municipios alrededor del país.

Luego que Bloomberg anunció su plan en mayo de 2012, la industria destinó millones de dólares a una campaña publicitaria que enmarcaba la propuesta como invasiva en la libertad del consumidor.

La American Beverage Association, un grupo comercial de la industria, dijo este jueves que está complacida con el fallo, argumentando que la propuesta hubiera creado desigualdad de condiciones para miles de pequeños negocios en la ciudad y limitado el libre albedrío en Nueva York.

 

Fuente: The New York Times

 

 

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