Por odio racial, lincharon en el sur de EU a 4 mil negros

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Luego de cinco investigación, la organización Iniciativa a Favor de la Justicia Igualitaria, de Alabama, dio a conocer un reporte sobre la historia de los linchamientos en Estados Unidos, que permitió documentar al menos 3 mil 959 víctimas de “linchamientos de terror racial” cometidos en 12 estados del sur desde 1877 a 1950. He aquí el reporte publicado por The New York Times

Dallas — A una cuadra del antiguo Depósito de Libros Escolares de Texas, edificio que actualmente se ha convertido en una atracción turística, se encuentra el museo de los tribunales del condado. En 1910, un grupo de hombres entró a la corte, amagaron a un hombre afroamericano, acusado de haber agredido sexualmente a una niña anglosajona de 3 años, poniéndole una soga alrededor del cuello, y lanzaron el otro extremo de la cuerda por la ventana. Una muchedumbre a las afueras del tribunal jaló con fuerza y Allan Brooks cayó al suelo, luego lo colgaron de un arco ceremonial ubicado a unas cuadras sobre la calle Main.

Al sur de la ciudad, pasando los lechos del Río Trinity, un hombre afroamericano, llamado W.R. Taylor, fue ahorcado por una multitud en 1889. Aún más al sur se encuentra la comunidad de Streetman, donde George Gay, de 25 años, fue colgado de un árbol y abatido por una centena de balazos en 1922.

Y después de ahí queda Kirkin, donde tres hombres afroamericanos, dos de los cuales es casi seguro que eran inocentes, fueron acusados de matar a una mujer blanca, y, en presencia de cientos de espectadores, bebiendo refrescos, fueron castrados, apuñalados, golpeados, atados a un arado y quemados en la primavera de 1922.

La muerte de Brooks está registrada en el museo. Los lugares donde las otras muertes ocurrieron, como aquellos de casi todos los linchamientos cometidos en Estados Unidos, no han sido marcados.

Bryan Stevenson cree que eso debe cambiar.

Hoy, su organización, la Iniciativa a Favor de la Justicia Igualitaria en Montgomery, Alabama, dio a conocer un reporte sobre la historia de los linchamientos en Estados Unidos, el resultado de cinco años de investigación y 160 visitas a lugares ubicados por todo el sur del país. Los autores del reporte compilaron un inventario de 3 mil 959 víctimas de “linchamientos de terror racial” cometidos en 12 estados del sur desde 1877 a 1950.

Luego sigue el proceso de selección de los lugares donde se cometieron estos linchamientos en los que la organización planea erigir marcadores y monumentos, lo cual requerirá de una significativa recaudación de fondos, negociaciones con desconfiados propietarios de terrenos e, indudablemente, el tener que lidiar con una intensa controversia.

Según Stevenson, el proceso tiene la intención de forzar a la gente a reflexionar sobre la narrativa planteada por la cruel historia racial del país, en lugar de que se piense sobre dicha historia como un compendio de datos fragmentados a los que se les da una atención muy limitada.

“La era de los linchamientos y el terror dio forma a la geografía, a la política, a la economía y a las características sociales de lo que significaba ser un afroamericano en Estados Unidos en el siglo XX”, dijo Stevenson, argumentando que muchos de los participantes en la gran migración del sur deben ser considerados como refugiados que estaban huyendo del terrorismo en lugar de verlos como simples personas que sólo estaban en busca de un trabajo.

El reporte de los linchamientos es parte de un proyecto más grande en el que Stevenson comenzó a trabajar hace varios años. La primera fase tenía que ver con la instalación de marcadores históricos en los extensos mercados de esclavos en Montgomery. Los gobiernos municipal y estatal no miraron con buenos ojos estos marcadores, a pesar de la abundancia de monumentos dedicados a la Guerra Civil y al movimiento por los derechos civiles que hay en Montgomery, pero Stevenson planea hacer lo mismo en otros lugares.

Alrededor de todo el país, hay sólo unos cuantos marcadores que señalan ciertos lugares donde hubo linchamientos. En varios de estos sitios, como Newman Georgia, los intentos de erigir estos marcadores se enfrentaron a cierta resistencia local. Pero en la mayoría de los lugares nadie ha intentado poner un marcador.

Las iniciativas para contar el número de linchamientos en el país se remontan hasta 1882, cuando el Chicago Tribune comenzó a publicar cada año en el mes de enero una lista de todas las ejecuciones y linchamientos cometidos durante el año anterior. El Instituto Tuskegee comenzó a publicar una lista en 1912, y en 1919, la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP) publicó lo que los investigadores dicen que era una lista que comprendía todos los linchamientos cometidos en las tres décadas pasadas. En 1955, los sociólogos Stewart Tolnay  y E.M. Beck, hicieron una investigación de las listas existentes, eliminaron errores y duplicados, y compilaron lo que muchos consideran el inventario más preciso de ese entonces.

El reporte publicado hoy dice que el nuevo inventario incluye 700 nombres que no se encuentran en ninguna de las litas anteriores, muchos de los cuales, según Stevenson, fueron descubiertos durante la compilación del reporte.

Beck, quien enseña en la Universidad de Georgia, no ha revisado la nueva lista. Pero señaló que, debido a que la violencia racial es un tema muy extenso y es un fenómeno que se manifiesta de diferentes maneras, los compiladores de las listas podrían diferir sobre lo que constituye un linchamiento; la nueva lista, contraria a algunas anteriores, incluye masacres de grandes números de afroamericanos, como las que llegaron a ocurrir en Arkansas en 1919 y en Luisiana en 1887.

“Si se trata de señalar que la cantidad de casos de violencia racial está siendo subestimada, entonces no hay duda de ello”, dijo Beck. “Lo que la gente no sabe es la gran cantidad de casos que existen, y cuan cercanos están a ellos. A los lugares por los que pasan en sus autos todos los días”.

Entre los hallazgos de Beck, estaba el número de linchamientos que no concuerdan en proporción con el número de ejecuciones dictadas por el estado, enfatizando lo que Stevenson dijo que era un punto crucial: que estas muertes tan brutales no tenían nada que ver con la imposición de la justicia popular, son que tenían el fin de aterrorizar a toda una comunidad.

“En muchos de estos linchamientos las personas no eran ejecutadas por haber cometido un crimen, sino que eran ejecutadas por haber violado la jerarquía racial”, dijo, esto significa que las personas eran linchadas por ofensas tales como por chocar contra una mujer blanca o por vestir un uniforme del Ejército.

Pero, según continuó, incluso cuando la persona era acusada de un delito mayor, la negativa de otorgarle un juicio a un hombre afroamericano —a pesar de que sistema judicial estuviera a punto de emitir un veredicto— y la extravagancia pública de un linchamiento tenían la clara intención de enviar un mensaje a otras personas afroamericanas.

Fuente: The New York Times vía El Diario

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