Por amenazas, otra periodista se exilia

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La periodista Verónica Basurto Gamero abandonó México a inicios del mes de marzo tras recibir amenazas de muerte en forma directa. En un video difundido por Reporteros Sin Fronteras, la comunicadora exhibe las fallas del Mecanismo de Protección para Periodistas de la Secretaría de Gobernación, que se reducen a un botón de pánico, rondines de policías un mes después de la denuncia y un albergue que no existe.

Verónica Basurto investigó durante ocho meses, junto con su colega francesa Laurence Cuvillier, del canal France 24, las graves irregularidades que marcaban investigaciones de casos de secuestro –como el de la ciudadana francesa Florence Cassez–, procesos indebidos en los que estaban inmiscuidos funcionarios de alto nivel. Las periodistas empezaron a dar a conocer las torturas y presiones que padecían los acusados y ciertos testigos en esos casos.

La periodista independiente, originaria del Distrito Federal, relata en un video las circunstancias de peligro que la llevaron a exiliarse. También señala las deficiencias del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que en su caso fracasó en lo que concierne a disminuir los riesgos ligados a su actividad profesional.

Se divulga que 48 personas, 13 de ellas periodistas, gozan de este mecanismo, que está a cargo de la Secretaría de Gobernación y fue puesto en marcha en octubre de 2012.

En el video, la periodista describe las fallas del mecanismo de protección oficial:

El trabajo del mecanismo de protección que depende de la Secretaría de Gobernación es prácticamente nulo, malo… En mi caso, interpuse una denuncia ante la Fiscalía Especializada, una fiscalía que trabaja con muy poco presupuesto.

Cuando me dicen que puedo entrar al mecanismo, tenían que haberme dado una respuesta en tan solo 12 horas y yo recibí la respuesta del mecanismo prácticamente dos días después.

Cuando entro al mecanismo de protección nunca se expone, nunca se pone el abanico de posibilidades con el que yo puedo protegerme, creo que es necesario hacer la revisión de este sistema, que sería… Establecen un botón de pánico en un teléfono, dicen que pueden hacer rondines a través de la policía en tu domicilio, de tu familia o en cualquier lugar que estés, y te dicen que puedes ingresar a un albergue para tu protección.

El albergue no está habilitado, los rondines de la policía empiezan a hacerse prácticamente un mes después en tu domicilio, cuando seguramente tú ya no estás, como es mi caso que tuve que salir de México de manera urgente, y el botón de pánico que se activa en un teléfono. Si tú estás en peligro puedes activar este botón, la señal llega hasta el teléfono de la autoridad más importante y ellos actúan, pero actúan en un plazo de 15 minutos o 20 minutos, cuando a ti te pudieron ya haber subido a un automóvil, te pudieron haber secuestrado…

Verónica Basurto investigó durante ocho meses, junto con su colega francesa Laurence Cuvillier, del canal France 24, las graves irregularidades que marcaban investigaciones de casos de secuestro –como el de la ciudadana francesa Florence Cassez–, procesos indebidos en los que estaban inmiscuidos funcionarios de alto nivel. Las periodistas empezaron a dar a conocer las torturas y presiones que padecían los acusados y ciertos testigos en esos casos.

En los meses de enero y febrero pasados, Verónica Basurto fue víctima de repetidas amenazas de muerte y de persecuciones. Rápidamente se dio cuenta de que el dispositivo de seguridad que se le había ofrecido no le garantizaba una protección real.

“Renuncié a mi trabajo de investigación. No retomaré nunca más mi investigación por falta de protección del Estado mexicano, que tiene que garantizar la seguridad integra de mi familia y mi libertad de expresión. Por desgracia, muchos periodistas ejercemos nuestro trabajo con miedo”, nos dijo Verónica Basurto.

La periodista fue apoyada en un inicio por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH); después recibió ayuda de las principales ONG internacionales de defensa de la libertad de información (Reporteros sin Fronteras, Freedom House, Committee to Protect Journalists). Ahora vive en España.

Las críticas de Verónica Basurto al Mecanismo para la Protección de Periodistas –reacción tardía de las autoridades, lentitud burocrática, dispositivo demasiado laxo (“no es confiable ni tiene credibilidad”)– desafortunadamente son las mismas que hacen numerosos periodistas mexicanos, cuya situación de seguridad es más que nunca preocupante.

Así, Jorge Carrasco, reportero del semanario Proceso que fue gravemente amenazado tras haber investigado en el estado de Veracruz el asesinato de su colega Regina Martínez, tuvo que ponerse a salvo en Europa por un tiempo (breve). Así, la periodista y escritora independiente Anabel Hernández, sufrió graves amenazas después de que reveló los presuntos nexos entre ciertas organizaciones criminales y el ex secretario de Seguridad Pública, hoy destituido, Genaro García Luna.

En marzo pasado Reporteros sin Fronteras y otras organizaciones lograron que se mantuviera tres meses más la escolta permanente que le otorgaron las autoridades del Distrito Federal. Por desgracia, la periodista podría dejar de gozar de este dispositivo de protección en junio próximo.

“La difusión del testimonio de Verónica Basurto no sólo recuerda un caso. Se trata de un llamado al fortalecimiento de las medidas destinadas a proteger a los periodistas que se encuentran en peligro.

Al mismo tiempo, este proceso implica que se emprendan verdaderas investigaciones sobre el origen de las amenazas y los ataques de los que son víctimas los periodistas protegidos por este mecanismo o que podrían serlo.

La protección no es posible si no existe una lucha contra la impunidad”, declaró Reporteros sin Fronteras, que recuerda que en México, en una década, han sido asesinados 86 periodistas y otros 17 han desaparecido.

Fuente: Reporteros Sin Fronteras

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