Más de dos personas murieron por día en Estados Unidos a manos de la Policía en lo que va de 2015.
Así lo ha publicado este domingo The Washington Post (WP), que se dispuso a contabilizar tales muertes a lo largo de todo el país porque los departamentos de Policía locales no están obligados a realizar informes al Gobierno federal, por lo que las estadísticas a nivel nacional son incompletas o no están disponibles.
El diario compiló los datos de cada muerte a tiros por la Policía en lo que va del año, así como de todos los oficiales muertos por disparos en el cumplimiento de su deber.
El periódico miró exclusivamente tiroteos, no homicidios cometidos por otros medios, tales como pistolas paralizantes o muertes bajo custodia policial.
A través de entrevistas, informes policiales, de prensa locales y de otras fuentes, el medio dio seguimiento a más de una docena de detalles sobre cada homicidio, incluyendo la raza de la víctima, si la persona estaba armado y las circunstancias que llevaron al encuentro fatal.
El WP indicó que en lo que va del año, fallecieron al menos 385 personas a manos de la Policía en todo el país, una tasa de 2.54 por día.
El rango de las muertes es de entre 16 y 83 años y entre los estados con una mayor tasa de este tipo de muertes se encuentran Arizona y Oklahoma.
La cifra es bastante más elevada que lo contabilizado en la última década por el Gobierno federal, que se basa en datos parciales debido a que el envío de la información por parte de los departamentos de policía es voluntaria.
Jim Bueermann, ex jefe de Policía y presidente de la Fundación de Policía de Washington, dijo que la mayor parte de este tipo de casos no son reportados y advirtió que si no se comienzan a contabilizar de manera adecuada nunca se reducirán.
El medio estadounidense halló que muchas de las muertes surgen de incidentes menores entre la Policía y miembros de la comunidad, que se tornaron violentos de forma imprevista.
Aún así, la mayoría de los fallecidos este año estaban armados con objetos potencialmente letales, principalmente armas de fuego, pero también cuchillos y otros elementos.
El 16 por ciento estaba desarmado o portaba un arma de juguete.
Esta investigación se produce en momentos en que se desarrolla un debate sobre el nivel de violencia que aplica la Policía, en particular en comunidades afroamericanas o latinas.
En los últimos tiempos se han dado varios casos de muertes de negros desarmados a manos de la Policía, como ocurrió a principios de mayo en Baltimore, y antes en Ferguson y Nueva York, desatando manifestaciones callejeras.
El Washington Post indicó que este año, los negros fueron abatidos por la Policía a una tasa tres veces mayor que los blancos o integrantes de otras minorías.
Hasta el momento sólo tres de las 385 personas muertas, han dado lugar a acusaciones de un crimen en su contra, menos del uno por ciento.
Algunos casos documentados
El de Birmingham, Alabama en el que la Policía disparó a un anciano después de que su hijo les pidió asegurarse de que estaba bien. Douglas Harris, de 77 años, abrió la puerta con una pistola.
También el caso de Miami Gardens, Florida, en el que Catalina Daniels llamó a la línea de emergencia cuando no pudo convencer a su hijo, Lavall Hall, un hombre afroamericano de 25 años, esquizofrénico, de entrar a la casa.
La policía trató de someterlo con una descarga (taser) y luego le disparó para darle muerte.
Además del caso de Jessie Hernández de 17 años, quien fue baleada por la Policía de Denver, Colorado, por supuestamente tratar de atropellar a los policías.
Fuente: Tne Washington Post vía El Diario
