Policía à la mode

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Por Adela Navarro Bello

La Gendarmería más famosa es la francesa. Un cuerpo policíaco extremadamente ligado a la Defensa Nacional, integrado por hombres y mujeres que reciben capacitación militar, disciplina militar y de hecho dependen del Jefe del Ejército en aquella nación.

Se distinguen los Gendarmes, precisamente, por el origen y la instrucción en la férrea disciplina militar; pero mezclan esa formación con facultades de la Policía Civil.

Son un híbrido entre las corporaciones que integran un estado.

Cuando Enrique Peña Nieto aún siendo candidato a la Presidencia de la República se comprometió a seguir algunas de las medidas ejercidas por Felipe Calderón Hinojosa en el combate a la delincuencia organizada y el narcotráfico, destacó el uso de las Fuerzas Armadas en la guerra contra las drogas. Particularmente del Ejército Mexicano.

Dijo el priísta que aún no sabía cómo se llamaría una corporación que crearía, pero que lo del nombre era lo de menos –aunque ya proponía la Gendarmería Nacional-, que la integraría con militares que habían prestado su ayuda a la seguridad pública.

Que lo suyo sería combatir, específicamente el secuestro y la extorsión. Que la Gendarmería, y así está publicado en medios nacionales e internacionales, “…le daría un carácter civil al trabajo de los militares y estaría integrada por entre 40 mil y 50 mil efectivos que actualmente están destinados al combate del narco y utilizaría en un principio las instalaciones del Ejército”.

Pero vaya de la promesa a la acción gubernamental se cae la intención. Desde 2013 en la página de la Comisión Nacional de Seguridad, ahora a cargo de Monte Alejandro Rubido después de la “renuncia” del doctor Manuel Mondragón, se publicaron convocatorias para integrar la Gendarmería; nada de formación militar, lo clásico en una oferta de trabajo en corporación policíaca alguna, tener entre 18 y 37 años, no antecedentes penales, no tener tatuajes y haber concluido por lo menos la secundaria, entre otros.

Los militares no fueron sacados de los cuarteles para integrar la nueva policía civil, pero sí fueron retirados de las calles, carreteras y avenidas del País para que dejaran de combatir abierta y francamente al narcotráfico y el crimen organizado. Los militares fueron encerrados en los cuarteles, y la Gendarmería Nacional se está integrando con mexicanos deseosos de pertenecer a una corporación, que tampoco está siendo capacitada en la férrea disciplina militar sino en la peligrosa tradición de la Policía Federal.

Resulta entonces que la nonata Gendarmería no tiene los dientes y las garras que prometió el candidato Peña hoy Presidente. El año pasado a propósito de los desastres causados por huracanes y tormentas en el sur de México, la Comisión Nacional de Seguridad envió Gendarmes en potencia a entrenarse proveyendo seguridad a los damnificados. El mismo intento pero en áreas de inseguridad ha sido establecido levemente.

Poco más de 300 mandos fueron presentados como la primera parte de una Gendarmería que no acaba de cuajar, y que de tajo con la abrupta salida del doctor Mondragón, cambiará su táctica ante el perfil y el estilo de Rubido. Es conocido porque así lo informa el Gobierno Federal, que en la actualidad cinco mil hombres y mujeres son capacitados en instalaciones de la Policía Federal para integrar la gendarmería.

Fuera de que hay dos áreas, la Gendarmería de proximidad, y la gendarmería de reacción y de que se trata de un cuerpo nuevo de seguridad, en nada se distingue de corporaciones policíacas ya existentes. La principal Policía de proximidad en el País es la Municipal, aquella que es fuero y competencia de los Ayuntamientos, que es mayormente preventiva y que se rige por un bando de Policía y Tránsito para mantener la tranquilidad y menor medida la seguridad, en las relaciones entre los ciudadanos de una determinada demarcación. Se le llama de proximidad precisamente porque es la más cercana a la población, dado que está integrada por un mayor número en relación a los habitantes de una ciudad y en comparación con corporaciones estatales o federales, y porque atiende disputas comunes, vigila el cumplimiento de las normas de tránsito y de convivencia vecinal. Mientras la Policía de reacción más conocida, es integrada por fuerzas estatales. Especialmente a partir de la creación de la Policía Federal Preventiva y de la réplica en las entidades con la Policía Estatal Preventiva. Un equipo de hombres y mujeres capacitados para reaccionar en casos de alto impacto como persecuciones, motines, reyertas, patrullaje de zonas de conflicto, análisis de inteligencia, prevención de delitos en general.

¿Qué hace diferente a la Gendarmería de proximidad o a la de reacción de la Policía Municipal o de la Preventiva? Realmente nada, solo que es una nueva corporación y que presumen sus hacedores que por ser nueva no está corrompida y goza de honestidad entre sus miembros. Entonces, vamos a tener otra policía, esta nacional –ya no con el término federal pues ese es para otra entidad policiaca- metida en asuntos de fuero común en municipios y estado, y de fuero federal con la persecución de narcotraficantes y criminales diversos.

Lo que la Gendarmería Nacional no tiene, al menos no se ha reformado al respecto, es lo que todas las policías necesitan para concretar sus acciones y que es privativo de la Procuración de Justicia: Ministerios públicos. Todo lo que en la Gendarmería Nacional hagan, como sucede con los Policías Municipales, los Federales, los Estatales, los Preventivos, los Judiciales, tendrá que ser consignado ante una Agencia del Ministerio Público. Y ahí, queridos lectores, es donde la corrupción no se ha erradicado.

Cuando el Presidente Felipe Calderón sacó a las Fuerzas Armadas de los cuarteles para otorgarles actividades de fuero civil como la persecución de narcotraficantes, extorsionadores, secuestradores y demás, lo hizo porque dijo, las Policías todas pasaban por un oscuro proceso de infiltración, y debían depurarse a partir de exámenes de control, evaluación y confianza, para poder ejercer plenamente sus responsabilidad y facultad. En la medida que se haga una limpia en las corporaciones civiles, será como el Ejército se irá retirando. Pero ello no pasó.

La limpia en la Procuraduría General de la República, en la Policía Federal, en cualquier municipal y sobre todo en cualquier ministerial del estado, judicial o estatal, nos las siguen debiendo los gobiernos. Ahora el de Peña y para ahorrarse investigaciones, mejor crea su Policía à la mode francesa para empezar supuestamente de cero, pero trabando con los mismos Ministerios Públicos, federales o estatales, con sus agencias y sus agentes ministeriales que no han sido auscultados. La realidad es que si las Policías Investigadoras actuales y los Ministerios Públicos tuviesen un adecuado entrenamiento, las herramientas  científicas apropiadas, la capacitación legal al cien y férrea disciplina, otra cosa sería.

El problema no es la falta de una corporación policíaca, sino la corrupción arraigada en la investigación ministerial.

En Francia, el modelo de Gendarmería más notorio y el que Peña destacó en su visita por aquel país, los Gendarmes tienen más facultades que cualquier Policía de Proximidad o Reacción, aplican la ley, buscan a los delincuentes procesados, investigan faltas al derecho penal, tienen misiones judiciales, militares, administrativas y hasta de tránsito. Son regidos por el Departamento de la Defensa con códigos militares prestando un servicio civil.

En México, ahora dicen en el Gobierno Federal que para julio la Gendarmería Nacional estará lista; pero al híbrido no se le ven ni pies ni cabeza, ni funciones judiciales, ni disciplina militar, todo se embonó en la que por tradición ha sido una de las policías más deshonestas del país, la Federal… así cómo.

Fuente: Sin Embargo

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