Morena: Lastre para López Obrador

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Por Álvaro Delgado

La obstinación por el pleito y la ineptitud para hacer política puso en manos ajenas una decisión propia de compañeros que se supone comparten un mismo proyecto: Morena mirará, de lejecitos, cómo el Instituto Nacional Electoral definirá a sus máximos dirigentes, justo en el peor momento del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

No es cierto que Morena se parece al PRD. Está peor: Los perredistas lograron ponerse de acuerdo para, sin sobresaltos, elegir como su presidente a Jesús Zambrano, exactamente al mismo dirigente que solicitó al INE, en 2014, organizar su elección interna.

Es verdad que Zambrano, miembro del clan dominante del PRD que lo ha hundido, se sometió a Enrique Peña Nieto en el Pacto por México y que en ese partido sólo hay despojos para repartir, pero no es menor que haya cesado la antropofagia que ahora tiene vigencia en Morena.

La irresponsabilidad del partido en el gobierno es mayúscula: Sus dirigentes tuvieron dos años para procesar, como lo demandaba la dimensión de su victoria, dirigencias a todos los niveles para darle institucionalidad a un organismo que es parte de un movimiento más amplio.

En dos años lo único que prevaleció fue la guerra abierta, hasta a balazos, y el uso y abuso de juicios ante los tribunales entre las facciones de Yeidckol Polensky y sus antagonistas, hasta que, por fin, en enero fue electo Alfonso Ramírez Cuéllar como dirigente nacional.

Y cuando las circunstancias políticas, económicas, sociales y de salud por la pandemia –y el sentido común– recomendaban el privilegio de la política para encauzar un proceso interno, otra vez se impuso el canibalismo.

No quedó otra más que el TEPJF haya ordenado al INE la elección de presidente y secretario general de Morena mediante encuesta, cuya implementación supone inmensos riesgos de intromisión externa y cuyo resultado será descalificado.

El inicio del proceso electoral más grande de la historia, en medio de la peor crisis económica también de la historia, con el presidente López Obrador a la baja y sus rivales articulándose para vencerlo, incluido Felipe Calderón, encuentra a Morena despedazado.

         Para Morena es un momento crucial: o defiende su origen democrático en búsqueda de la consolidación de la Cuarta Transformación o inicia su caída hacia el basurero de la historia, escribió Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional.

Y tiene razón Luján, quien anunció que no buscará la presidencia de su partido, pero ella ha sido parte de parte del problema, como Polensky, otra aspirante, y de Alejandro Rojas, quien tiene más juicios que simpatizantes.

         Si es sólo por conocido, el diputado Mario Delgado será presidente de Morena, sobre todo por su protagonismo en la discusión presupuestal que coincidirá con el levantamiento de la encuesta del INE, en septiembre, pero falta que cumpla con los requisitos.

Pero la irrupción de Gibrán Ramírez generará, al menos, que lo importante pueda ser discutido antes de que Morena sea otra piltrafa de partido.

POR ÁLVARO DELGADO
ALVARO.DELGADO@PROCESO.COM.MX
@ALVARO_DELGADO

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