Malas noticias para los estudiantes

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Por Jorge Meléndez Preciado

En el pasado ingresó a la UNAM, la institución de educación superior más importante del país, únicamente aceptó el 9 por ciento de los que hicieron el examen. Deficiencias en la educación, insistirá la OCDE. Problemas estructurales, dirán quienes han estudiado el problema a fondo y sin las ataduras del mercado.

Sabemos, por diversas organizaciones, que cerca de 500 mil mexicanos están trabajando para el narcotráfico. De ellos, una inmensa mayoría son jóvenes que no tienen muchas posibilidades de hacer otra cosa. Incluso algunos son niños que se forman donde esa actividad, de las más redituables del mundo, se realiza.

Rechazo, desempleo, deseos de ganar cifras inimaginables en unos cuantos días y años, falta de horizontes, preparación inadecuada, familia disfuncional, publicidad desbocada, ilusiones efímeras, imposibilidad de tener una pareja estable, ídolos falsos, corrupción política, leyes injustas y favorecedoras del más fuerte, falta de solidaridad grupal y barrial y un largo etcétera es lo que tienen a la mano los chavos.

A las dos cuestiones anotadas al principio, habrá que añadirle, para entender el fenómeno que padecemos, lo siguiente: en la pasada década 305 mil egresados al año de las universidades, estuvieron condenados al desempleo, ya que la economía mantuvo su bajo nivel de crecimiento. Ello según un estudio de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Enseñanza Superior (ANUIES).

Incluso,  dice el análisis, en un panorama optimista donde la economía creciera al 5 por ciento, no lograrían colocarse más de 239 mil egresados de los casi 555 mil que salen anualmente con su título en la mano.

El año pasado, es cierto crecimos al 3.9 por ciento. En éste, se espera, según organismos internacionales, que lo hagamos al 4 por ciento y el próximo al 4.5 por ciento, no obstante las reformas peñistas, las que no darán resultados efectivos hasta dentro de tres o cuatro años.

No hay que olvidar, empero, que en la docena trágica, la de Fox y Calderón, el aumento del PIB fue de menos del 2 por ciento. Lo que aceleró el rezago en muchos sectores y llevó a los jóvenes a entrarle a lo que fuera, con tal de llevar “el chivo” a la casa, o sea, el dinero posible. Claro que para los analistas fríos y en las alturas, era inexplicable la delincuencia.

Veamos el asunto más de cerca.

En ciencias sociales y políticas, del 2009 al 2020 saldrán cerca de 900 mil licenciados. Únicamente tendrán posibilidades de empleo más de 289 mil. Quedan en el aire 601mil. Se dirá que se debe a que no eligieron la carrera adecuada en una economía que necesita más producción y menos analistas de lo que está sucediendo  en el mundo.

Pero en ingenierías egresan 952 mil y se emplean 593 mil, quedarán en el arroyo 359 mil. Y en Biología y Biotecnología no asegurarán chamba 47 mil.

En Comunicación, por ejemplo, Omar Raúl Martínez, el director de la Revista Mexicana de Comunicación, hizo estudios y de 5000 mil egresados, únicamente el 10 por ciento trabaja en lo que estudió. Y el salario promedio no es mayor a cinco mil pesos (Repensar el periodismo, Fundación Manuel Buendía).  En varios estados del país, a los corresponsales de los llamados diarios nacionales, les pagan la maravillosa cantidad de cien pesos por nota e, incluso a varios,  cincuenta morlacos. Y eso que son los profesionistas de mayor riesgo en el país.

Las carreras donde hay menos posibilidades de empleo luego de concluir la licenciatura son: económico-administrativas, ciencias biológicas e ingenierías. Y las de mayores posibilidades de tener un puesto afín a lo estudiado resultan: las artes, las ciencias de la salud y las dedicadas a la educación. Curioso respecto a las artes. Esto al decir de la ANUIES.

Pero el mercado cambia diariamente. En una visita a Nueva York, hace años, un taxista me dijo que era físico nuclear. Inquirí el porqué andaba de chafirete y  me espetó: el programa de la NASA se redujo y muchos que laborábamos para ese organismo nos fuimos a la calle. ¡Sopas!

México no crecerá, a pesar de lo que se diga, más allá del 5 por ciento de continuar el sistema económico que tenemos, sea cual sea el partido en el gobierno. Hoy los tres más importantes andan de la mano y haciendo reformas que si bien traerán modificaciones en varios sentidos, no cambiarán el sistema de acumulación ni siquiera el de distribución, donde la brecha entre los más ricos y los más pobres es de 40 a uno, mientras en otras naciones (Suecia, Dinamarca, Finlandia, etcétera)  es de siete a uno.

Por lo tanto, reforma educativa, de telecomunicaciones, fiscal, energética y otras pueden ayudar, pero no resolverán el problema nodal: cómo hacer para que los estudiantes sean mejores, darles posibilidades de empleo y ayudar a desarrollar un país más justo y competitivo.

Bueno, ni siquiera ahora hay ayuda a los universitarios en comedores a bajo costo, dormitorios no sólo para los que llegan de los estados sino aquellos que viven lejos de las universidades o tienen problemas familiares, bibliotecas novedosas y bien equipadas, apoyo para libros, salud y un largo etcétera.

En su nueva obra, Globalización y subdesarrollo (UNAM), Manuel Aguilera Gómez, expresidente del Colegio Nacional de Economistas, dice: “en la formación cultural de los jóvenes, se han tornado evidentes las confrontaciones cotidianas entre los añejos conceptos de las relaciones Estado-sociedad y la filosofía emergente de la exacerbación del individualismo… la postulada por la ideología dominante es excluyente”.

La exclusión, un orgullo de la recién fallecida Margaret Thatcher. Y en México, de Carlos Salinas y otros mandatarios hasta la  fecha.

jamelendez44@gmail.com

Tuiter: @jamelendez44

Fuente: Alainet.org

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