Este último año un sentimiento de inquietud se ha apoderado de las principales potencias mundiales, gobiernos y medios de comunicación, señala Gideon Rachman, periodista de ‘Financial Times’.
A finales de los años ochenta, en Japón disfrutaban del auge industrial y compraban activos; en los noventa, tras la Guerra Fría, EE.UU. vivió un crecimiento económico. Para principios de los 2000, la Unión Europea había duplicado sus miembros y recibió su moneda única. Además, el creciente poderío de China ha cambiado su papel en la escena internacional.
Sin embargo hoy, incluso los países más grandes, a excepción de la India, donde la élite se alegra por las reformas del primer ministro Narendra Modi, se sienten inseguros. Así, los japoneses están perdiendo la fe en las reformas denominadas ‘Abenomics’, del primer ministro Shinzo Abe, y no ven una salida a la deuda y la deflación. En China crecen las preocupaciones sobre la estabilidad interna y la crisis de la bolsa. Distintos funcionarios y empresarios temen ser atrapados en una campaña contra la corrupción, en el curso de la cual ya fueron detenidas 100.000 personas, indica el periodista.
Mientras tanto, Europa también parece estar de luto debido a la serie de ataques terroristas en París, la fuerte crisis económica que ha llegado a su punto crítico relacionado con la situación de Grecia y la eurozona, y el flujo migratorio con el que se ha enfrentado Alemania y que ha causado desacuerdos entre Berlín y los Estados de Europa Oriental. A esto se suma el hecho de que los franceses se fijan cada vez más en la extrema derecha, y la posibilidad de que el Reino Unido salga de la UE, rumor que se oye cada vez más fuerte.
Asimismo, EE.UU. es el único país que debería alegrarse, puesto que su expansión económica continúa creciendo desde hace seis años. Sin embargo, el humor que reina en el país no es especialmente positivo. Según Rachman, la perspectiva de que los republicanos nombren a Donald Trump como su candidato a la presidencia sugiere que EE.UU. “no está a gusto consigo mismo”. Además, toda la campaña de Trump y la de sus principales rivales se basa en la idea de que EE.UU. está en un peligroso declive.
En consecuencia, el sistema político actual internacional “se siente como un paciente que todavía está luchando para recuperarse de una enfermedad grave que comenzó con la crisis financiera de 2008. Si no hay golpes adicionales, la recuperación procederá gradualmente y los peores síntomas políticos podrían desaparecer. Sin embargo, el paciente es vulnerable”, concluye el periodista y añade, que “otro golpe severo como un ataque terrorista o una recesión económica grave, podría significar un verdadero problema”.
Fuente: RT