La política como negocio

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Por Francisco Javier Pizarro Chávez

La frase del profesor rural, político y magnate Carlos Hank  Gonzalez, fundador del Grupo Atlacomulco, de “un político pobre es un pobre político”, fue y sigue siendo un paradigma del sistema politíco mexicano.

Son muy pocos los políticos  de ayer y hoy que perciben la política como un ejercicio de interés pùblico y de bienestar para los ciudadanos.

Partidos, funcionarios y gobernantes la conciben, ante todo, como un medio de enriquecimiento a costillas del erario público, al margen de sus supuestas ideologías.

El precepto constitucional de que los partidos políticos son entidades de interés público, es un sofisma,  esto es,una argucia arguementativa de  una falacia… una verdad aparente.

El actual sistema de partidos –al margen de colores e ideologías–, se han convertido en lo contrario: entidades de interés privado, o dicho de manera mas coloquial, en agencias de colocación de empleos de familiares y amigos; en cotos de poder al amparo de los cuales se realizan jugosos negocios y transacciones con el capital privado nacional y hasta  extranjero.

Su divisa es el que no transa no avanza en ningún ámbito del quehacer público y de gobierno.

El lema de  moda del ex gobernador César Duarte, “el poder es para poder”, sigue vigente, con honrosas excepciones como la del Presidente de la República,  que rechaza y combate la institucionalización de la corrupción y la impunidad, en todas sus vertientes.

Un ejemplo de ello es el acuerdo aprobado por el Consejo Ciudadano (entre comillas, lo de ciudadano) del Instituto Federal Electoral, el cual pretendió que la Cámara de Diputados le autorizara en este año y el próximo, una partida de miles de  millones de pesos, para  fianciar infraestructura y por supuesto, a los consejeros elctorales y los partidos en los comicios de 2021.

Si se hubiera aprobado cada partido recibirá, como antaño,  miles de  millones de pesos, lo fue una barbaridad para un país con grandes carencias sociales como el nuestro.

El costo de la democracia no puede tazarse en función de la lista de ciudadanos inscritos en el padron electoral, como lo establece la ley  actual impuesta por la partidocracia.

En cada proceso electoral son cada vez menos o más  los ciudadanos que ejercen su derecho al voto. y no es por falta de civismo y mucho menos,  aceptación tácita del status quo como se dice.

La razón es otra: los mexicanos  perdieron la confianza en el sistema de partidos y el sistema electoral porque como bien dijo el expresidente de Uruguay, existe un profundo y grave malestar social en el mundo en contra del neoliberalismo.

En este contexto es de gran relevancia que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, apruebe que:

  1. Los partidos políticos recibirán dinero dependiendo del número de votos obtenidos.
  2. Los votos nulos y en blanco no se contarán

Con ello, los partidos políticos recibirían un 70 por ciento menos del financiamiento que actualmente perciben.

Los exhorto a que apoyemos que esta Ley se aplique y cumpla  a nivel nacional.

La democracia debe enriquecerse con la participación ciudadana, no con dinero.

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