La guerra que se avecina

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Lajos Szaszdi*

Ya Siria está en guerra civil, cortesía de la intervención furtiva de Occidente en apoyo del Ejército Libre de Siria (ELS) rebelde con la complicidad de sus aliados de Oriente Medio vecinos de Siria. Aún en circunstancias muy distintas, esta intervención entre bastidores recordaría, aunque a la inversa, el apoyo dado por la comunista Vietnam del Norte a las guerrillas del Vietcong en contra del gobierno de Vietnam del Sur, aliado de EE.UU., durante los años 60 y 70 del siglo pasado. Otra similitud con la guerra de Vietnam, aunque a la inversa también, es que el gobierno de Siria es apoyado -como lo fue Hanoi- por Rusia y por China ante las presiones diplomáticas, económicas y mediáticas de EE.UU. -además de su apoyo secreto a los rebeldes del ELS- contra Damasco.

Igualmente, Occidente, encabezado y dirigido por Washington, actuando en beneficio de los intereses estratégicos de Israel -como en Siria o en Irak en 2003- y junto con sus aliados árabes del Golfo Pérsico, se prepara para una guerra contra Irán, guerra que se iniciará de ocurrir un ataque israelí contra las instalaciones militares y del programa nuclear iraní. Si este ataque ocurre antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, el gobierno del Presidente Barack Obama se vería obligado a intervenir a favor de su aliado, pues de no hacerlo le podría costar la reelección. Un motivo para que EE.UU. intervenga en una guerra contra Irán sería mantener abierto el Estrecho de Ormuz al transporte marítimo de una quinta parte de las exportaciones de petróleo del mundo que desde el Golfo Pérsico se transporta por super petroleros a los mercados internacionales. Irán ha amenazado con cerrar el estrecho al tráfico marítimo de ser atacado y, para evitarlo, Washington ha desplegado tres portaaviones de propulsión nuclear en la región del Golfo Pérsico, el Enterprise, el Dwight D. Eisenhower y el Abraham Lincoln, con un cuarto portaaviones en camino, el John C. Stennis, que se les unirá en agosto. A estas formidables fuerzas navales se le unen cazas de combate, bombarderos estratégicos, aviones de radar de alerta temprana y aviones cisterna de reaprovisionamiento aéreo de la Fuerza Aérea de EE.UU. desplegados en bases en la región del Golfo Pérsico.

El peligro es que un ataque contra Irán pueda provocar una intervención de Rusia y de China que desemboque en una guerra mundial. Una guerra con Irán podría extenderse a la guerra civil siria, convirtiéndose en una guerra regional de Oriente Medio. Tanto Siria como Irán son estrechos aliados estratégicos y comerciales de Rusia y China. Para Moscú y Pekín la intervención occidental furtiva en Siria y la amenaza de agresión contra Irán ponen a prueba su voluntad de defender un sistema mundial multipolar ante las ambiciones de la superpotencia cuyos gobernantes pretenden dominar en un mundo unipolar. Seguramente, para Rusia y China, si EE.UU. y sus aliados no son frenados en Siria e Irán, sus intereses y seguridad nacionales serán los siguientes objetivos de intervenciones, bien sea en el Cáucaso, en Asia Central, en el antiguo Turquestán Oriental -la actual Región Autónoma Uigur de Sinkiang de China- o en el Mar Meridional de China. Ante las presiones occidentales sobre Siria, a finales de junio el Presidente Vladimir Putin de Rusia llegó a advertir, según Novosti, “que Rusia no tolerará que le hablen con el ‘lenguaje de la fuerza’”.

En particular, la Federación Rusa no tolerará extralimitaciones por parte de Occidente contra sus intereses nacionales y Vladimir Putin no tolerará actos de impunidad occidental. En noviembre de 2004 el primer Presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, murió -según recientes informes- aparentemente envenenado por el elemento radiactivo polonio-210. Arafat, viejo amigo de la Unión Soviética y de Rusia, habría sido envenenado -según los palestinos- por Israel, algo que el estado judío niega con vehemencia, con el conocimiento y consentimiento de la administración estadounidense del Presidente George W. Bush y con el encubrimiento del gobierno francés del Presidente Jacques Chirac. Parecía por ello extraño y hasta extravagante que el ex agente del KGB soviético y del FSB ruso, Alexander Litvinenko, a quien el Reino Unido le concedió asilo político, fuera en noviembre de 2006 envenenado con una cantidad de polonio-210 valorada según estimados en 10 millones de dólares. En el exilio Litvinenko había colaborado con la inteligencia británica del MI6 (los de ‘007’) suministrándoles información de inteligencia. Lo ocurrido en noviembre de 2004 serviría para explicar lo que sucedió en noviembre de 2006 cuando Occidente habría sido sometido a la misma “medicina” suministrada a Arafat. Un ataque occidental contra Irán podría igualmente provocar una respuesta punitiva contundente.

Existen otras advertencias. Rusia ha enviado en la segunda semana de julio buques de guerra de las Flotas del Norte, del Báltico y del Mar Negro para operaciones iniciales en el Atlántico del Norte con destino al Mediterráneo que -según reportes- irían al puerto sirio de Tortosa (Tartus) donde la Armada Rusa mantiene una base. Uno de los navíos de combate es un destructor de la clase Udaloy-II (según la designación de la OTAN), el Almirante Chabanenko, armado con 8 misiles antibuque supersónicos SS-N-22 (según designación de la OTAN) que podrían ir armados con una carga explosiva nuclear de 200 kilotones (la bomba atómica de Hiroshima fue de 20 kilotones) según la editorial de defensa británica Jane’s. Bastaría el impacto contra un portaaviones de un solo misil de estos armados con dicha carga nuclear para destruirlo junto con su cortina de navíos de escolta. Dicha fuerza naval rusa con rumbo al Mediterráneo tendría la intención de enviar una advertencia contra un ataque a Siria por parte de la OTAN.

Y el pasado 18 de junio, cuando el Presidente Putin se reunió con el Presidente Obama en el marco de la cumbre del Grupo de los 20 en México, la Fuerza Aérea Rusa inició ejercicios militares en el Ártico que duraron una semana con unos 30 bombarderos estratégicos y aviones de apoyo que incluían aviones de radar de alerta temprana A-50 y aviones cisterna de combustible Il-78. Los bombarderos estratégicos incluían Tu-95MS y bombarderos supersónicos Tu-160 que -según fuentes norteamericanas- realizaron ejercicios de lanzamiento simulado de misiles crucero estratégicos en las cercanías de Alaska contra la base de la defensa antimisil del Fuerte Greely y la red de oleoductos de Alaska. Cada bombardero Tu-95MS puede portar seis misiles crucero Kh-55SM, que pueden ir armados con una carga nuclear de 200 kilotones. Y en mayo de 2003, tras la invasión de Irak por EE.UU. y sus aliados, seis bombarderos estratégicos rusos realizaron ejercicios de lanzamiento de misiles crucero en el Océano Índico, probablemente tras haber sobrevolado el Mar Caspio e Irán para llegar al océano. A Occidente no le conviene ni en Siria ni en Irán jugar a la ruleta nuclear rusa.

* El Dr. Lajos Szászdi es analista de asuntos de defensa, seguridad y relaciones internacionales, autor,  conferenciante y comentador en la televisión y la radio. Escribe un blog como consultor experto de Actualidad RT.

Fuente: Rusia Today: http://actualidad.rt.com/expertos/dr_lajos_szaszdi

 

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