Justicia contra el hambre

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Por Víctor M. Quintana S.

El problema de la pobreza alimentaria en Chihuahua se concentra en el suroeste indígena y en las zonas en extrema pobreza de las ciudades, sobre todo en Juárez.

Todos vestidos de rojo, como los actuales candidatos del PRI, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles y el gobernador del estado, firmaron el 16 de febrero pasado el primero de los 32 acuerdos  para el Desarrollo Social Incluyente que enmarca a la a Cruzada contra el Hambre se firmó en Guadalupe y Calvo. Dicho acuerdo señala que la cruzada  se enfocará primero a cinco municipios: Chihuahua, Juárez, Guachochi, Guadalupe y Calvo y Morelos.

En el estado de Chihuahua, según el Coneval hay 225, 922 personas en pobreza extrema y 604, 300 con carencia alimentaria, pero la prensa señala que la población a la que se extenderá la Cruzada asciende a 450 mil, es decir, el doble de la que está en extrema pobreza,  pero 154 mil menos de los que tienen carencia alimentaria.

Es bueno que se tome  cuenta no sólo la pobreza extrema y alimentaria en el medio rural, sino también la urbana. En este aspecto en Ciudad Juárez se concentra el mayor número de beneficiarios potenciales del programa. Sin embargo, Sin embargo se excluyen otros municipios serranos, con un gran porcentaje de población indígena donde el hambre también hace sus estragos: Carichí, Nonoava, Guazapares, Chínipas, Maguarichi  y partes de Bocoyna y Temósachi.

Lo importante de no dejar fuera a los municipios serranos es que, aunque no lo parezca no es lo mismo tener una carencia alimentaria en un lugar alejado de la sierra que tenerla en Ciudad Juárez o en Chihuahua. Sea como fuere la gente que sufre hambre en la ciudad tiene cerca la comida, comparada o regalada, incluso expropiada en un momento de desesperación. En cambio, en amplias zonas de la sierra nadie tiene comida, sobre todo en momentos de sequía. No solo comida ni siquiera agua. Esto le confiere una situación de especial vulnerabilidad a las poblaciones más alejadas y no sólo a quienes están en extrema pobreza, sino también a cuantos  dependen de la agricultura y del temporal de lluvias, que pueden caer en hambruna muy fácilmente,

Entonces se hacen necesarias dos cosas, a muy corto plazo: cubrir a todos los municipios serranos y tener una reserva suficiente de alimentos y de agua potable  para este tipo de emergencias en las cabeceras municipales y en las poblaciones de más fácil acceso para los habitantes de la sierra.

Esto es sólo considerando el aspecto inmediato, emergente del problema del hambre o de la  pobreza alimentaria. Pero si la Cruzada quiere ir al fondo de las cosas tiene que atacar no sólo las manifestaciones, las demandas urgentes de alimentos, sino las causas de las carencias. En Chihuahua éstas tienen dos nombres: dificultad para producir alimentos en el campo, sobre todo en la sierra y malos salarios e insuficientes empleos en la ciudad.

Dicho de manera más clara: en Chihuahua, como en todo el país, las políticas públicas de diverso tipo han dañado gravemente la capacidad de la población para procurarse por ella misma sus propios alimentos.

A los indígenas se les ha reducido al mínimo su capacidad de producir sus alimentos básicos porque se les ha despojado o despojado de sus tierras, de sus bosques y de sus aguas. Entonces lo que procede, en primer lugar, devolvérselos, reintegrárselos a cabalidad.  Es necesario liberarlos de las amenazas reales para su ambiente que son los proyectos mineros y turísticos y la invasión de sus pastizales por ganado que no es de ellos. Es urgente implementar una política sabia, consultada y trabajada con ellos para reforzar e incrementar su capacidad productiva, con obras de retención de la poca agua que tienen, de cosecha de la misma, de pequeña irrigación, con asesoría para que tengan más productividad en la producción de lo que comen. Urge rescatar y mejorar sus propias semillas e impulsar con ellos la agroecología, evitar la invasión de maíz transgénico que acabará con su propio maíz.

En las ciudades el contingente de la pobreza alimentaria lo constituyen aquellos que migraron por falta de oportunidades en el campo o en otros estados y los que han perdido su empleo o cuyo salario es insuficiente para alimentarse ellos y su familia. El problema básico entonces es de empleo y de salario. Y este asunto no aparece por ningún lado; debiera ser la columna vertebral del Pacto por México y brilla por su ausencia. Mientras siga deteriorándose el poder adquisitivo del salario, mientras la economía no se dirija a dinamizar el mercado interno, la Cruzada por el Hambre tendrá que crecer mientras disminuye la Secretaría de Economía.

La cruzada más básica, pues, es la de la justicia económica y social.  No se trata de seguir dando, sino dejar de quitarles a quienes tienen hambre. Y esto parece que la cruzada no lo entiende.

 

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