El “nuncamente” de Madero

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Por Luis Javier Valero

Así, con esa palabra respondía Gustavo Madero, presidente del CEN del PAN, las preguntas de los reporteros si no le habían afectado las protestas y los zipizapes entre delegados a la Asamblea Nacional y los guardias de seguridad, así como la infinidad de objetos que le fueron lanzados en esa ríspida reunión.

La profundidad de la crisis del partido vuelto gobierno en la docena anterior la ilustra la fortaleza de las vallas metálicas interpuestas entre el presídium del acto y los asistentes. Más allá de las discusiones –¿cuáles, tres oradores a favor y otros tantos en contra, para uno de los asuntos más trascendentales en la vida de ese partido, por lo menos en el momento actual?– y del modo en que finalmente se resuelvan, lo más importante estriba en que la confrontación está en todo lo alto en ese partido.

“Nuncamente. Me arrojaban papeles para ver si decaía el ánimo, pero nuncamente”, diría Madero, luego de que decenas de delegados le gritaron “Tramposo. ¡Madero, eres un tramposo!” “¡Déspota!” “¡Bola de corruptos!”. (Nota de Reforma, 12/VII/13).

La causa de tan violentos intercambios fue la apresurada y torpe maniobra del conductor de la asamblea en ese momento –Marko Cortés– para dar por aprobado el proyecto de “armonización” de dos artículos aprobados en marzo que se contraponían, uno de ellos aprobado en aquella abortada asamblea, mediante maniobras muy criticadas, para oponerlo a la elección de dirigentes por medio del voto universal.

La llamada “armonización” dio por resultado que sí se aprobaba el voto universal, pero a cambio se crearía un nuevo organismo, con facultades superiores a las del propio Comité Nacional, pero este sería elegido en el Consejo Nacional. La aprobación de esas nuevas normas debería darse por mayoría calificada de dos tercios de los delegados presentes.

Sin embargo, en lugar de tomar la votación de manera correcta, es decir, pedir el voto a favor, luego el voto en contra y finalmente las abstenciones –para poder calificar y demostrar que lo aprobaron los dos tercios– simplemente, con el levantamiento de los votos a favor, decretó aprobado el artículo y ardió la asamblea.

Con ese hecho dejó abierta la posibilidad de que cualquier militante impugne la votación y, por tanto, la validez de la elección de los nuevos órganos dirigentes.

El ex gobernador bajacaliforniano, Ernesto Rufo, lo caracterizó bien. Dijo que dos terceras partes “son un consenso (sic) y lo que estoy viendo es que no se siente tal armonización. Se podría haber repetido la votación”. (Ibídem).

Las frases expresadas en los momentos más álgidos de la asamblea son estremecedoras. Luego del abucheo a Santiago Creel, defensor de la “armonización”, la confrontación creció luego de la votación. La diputada Priscila Vera, del DF, les dijo: “Ustedes, verdaderamente, son como Salinas: ni nos ven, ni nos oyen”. Al mismo tiempo se oían los gritos de fraude, ¡vendidos! ¡priistas! Y otros militantes lanzaban bolas de papel, vasos arrugados, manzanas, cáscaras de plátano, lo que fuera y otros le gritaban a Madero: “¡Eres un tramposo!”, “¡Estás vendido con Peña Nieto!” y “¡Déspota!”.

En tanto, “delegados a la asamblea, guardias y organizadores, identificados con la palabra Staff impresa en sus camisetas, intercambiaron patadas, puñetazos, empujones, insultos…”.

Podríamos seguir con las conclusiones de lo ocurrido, pero lo ilustra de mejor manera lo dicho por algunos de los más destacados del PAN:

“No veíamos algo así desde los ochentas”: César Nava, ex presidente nacional, ex diputado federal.

“Este no es el partido al que me afilié hace años”: Gabriela Cuevas, senadora, ex diputada federal (DF)

“Estoy muy triste: Luis H. Álvarez, ex presidente nacional.

“Es un atropello a los asambleístas. Para vergüenzas”: Luisa María Calderón, senadora, ex candidata al gobierno de Michoacán e ínclita hermana del ex presidente Felipe Calderón.

Y la fresa del pastel: “El proyecto de armonización ha sido aprobado en lo general y en lo particular hasta el último artículo transitorio por dos terceras partes”: Gustavo Madero

Lejos del evento, en Querétaro, Francisco Barrio, el ex gobernador chihuahuense, lo sintetizó (sin referirse a la asamblea nacional): “Para decirlo claramente: nos corrompimos. Y muchas de las peores prácticas priistas que denunciamos durante décadas, las fuimos haciendo nuestras”. (Nota de  Fernando Paniagua, Reforma, 12/VIII/13).

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