El fracaso de la OEA en su golpeteo contra Venezuela

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Termina sin acuerdo el cónclave de la OEA. No es el final del juego, advierte Almagro. La propuesta que apoyó México debe escucharse en Caracas: Videgaray.

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Por Georgina Saldierna y Blanche Petrich/ La Jornada

Cancún, QR. La 47 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) concluyó sin alcanzar algún acuerdo para abordar la crisis interna de Venezuela, ni siquiera lo que un día antes el subsecretario de Estado estadunidense, John Sullivan, llamó un modesto paso, consistente en la integración de un grupo de contacto cuya tarea sería acompañar un diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y los grupos opositores que han escalado sin cesar la violencia en las calles de las ciudades venezolanas.

Pese al cabildeo de un grupo de países encabezados por México para evitar salir de Cancún con las manos vacías, ninguna de las medidas de presión contra Venezuela prosperó.

Después de tres días de trabajo en los que los diplomáticos del hemisferio dedicaron largas horas, intensos cabildeos e interminables discursos acerca de un solo tema: Venezuela, su gobierno y la crisis interna, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, con gesto malhumorado declaró anticlimática clausura de la asamblea con un par de frases protocolarias.

Momentos después, el veterano diplomático uruguayo retomó la tónica beligerante y puntualizó que este episodio no es el final del juego, recordando que la reunión del consejo de consulta sólo fue suspendido, no cerrado.

La idea de dejar abierta la reunión es precisamente para ser retomada en el futuro, para seguir deliberando el tema de Venezuela, afirmó.

A pesar del inocultable tropiezo de la diplomacia mexicana, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Luis Videgaray Caso, aseguró más noche, en conferencia de prensa, que el hecho de que la propuesta que él promovió no consiguiera los 23 votos que requería y obtuviera 20, pero de los países miembros de la OEA, de países que representan el 93 por ciento de la población y el 98 del producto interno bruto, es un claro mensaje que tiene que escucharse en las calles de Caracas, donde hay muchos que están arriesgando su vida porque no están dispuestos a transigir con el desmantelamiento del Estado democrático; un mensaje que va mucho más allá de una formalidad que pueda darse entre diplomáticos.

Adelantó que este contratiempo no hará cambiar su postura, aunque el gobierno venezolano nos agreda cuantas veces quiera. Ya fuera del foro diplomático, el canciller mexicano incluso adoptó dos términos que el representante de Estados Unidos, John Sullivan, había usado para descalificar a la representante venezolana: El espectáculo de insultos, dijo Videgaray, sólo fue una maniobra de distracción. Es la tónica del gobierno venezolano contra todos. Eso va a ser irrelevante para la postura del gobierno de México versus Venezuela.

¿Quién pierde?

Con este resultado, se preguntó a Videgaray, ¿quién pierde?

La gente que está en las calles en Caracas es la que pierde todos los días, respondió.

Ambos aprovecharon el momento para salir en defensa de un grupo de políticos de oposición de Venezuela, legisladores y dirigentes de los partidos de derecha representados en la Mesa de Unidad Democrática que, rompiendo las reglas del orden, se colaron en el salón de la plenaria para protestar con gritos de ¡Asesino! en alusión a Nicolás Maduro, y No queremos dictadura.

Los manifestantes portaban cartulinas con las fotografías de algunos de los jóvenes que han muerto recientemente en Venezuela durante enfrentamientos callejeros. Entre los 10 que protestaban se encontraban los diputados de la Asamblea Nacional Luis Florido y William Dávila, así como otros integrantes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

Fue un incidente que duró pocos minutos, pero al que los opositores supieron sacar provecho mediático, ya que en ese momento algunos periodistas de la televisión comercial realizaban una transmisión en vivo.

Al preguntarles las razones por las cuales la OEA no pudo llegar a ningún acuerdo de condena a Maduro, aludieron a que la hasta entonces canciller venezolana Delcy Rodríguez llevaba tres maletines negros llenos de dinero. Todos lo pudieron ver y generaron suspicacia.

Almagro dijo: Fue una protesta pacífica. Tienen su razón de protestar.

Videgaray fue más allá al hacer un llamado a Maduro para que no los reprima cuando regresen a su país: Se puede estar con ellos o no, pero hacemos votos para que el haber estado aquí no sea motivo de persecución política.

Delcy acapara reflectores

Quien verdaderamente acaparó los reflectores durante los tres días de trabajo en la encerrona de Cancún fue Delcy Rodríguez, apasionada militante chavista, quien llegó al encuentro como ministra de Relaciones Exteriores de su país y terminó anunciando, en los últimos momentos de la plenaria, que dejaba ese cargo para emprender en las calles de Caracas su campaña electoral para participar en la Asamblea Constituyente que se convocará dentro de poco. Su lugar lo ocupará quien hasta hace poco fungió como vicecanciller, Samuel Maldonado.

Desechan propuestas de Caracas

Por otra parte, las 10 propuestas de resolución que presentó el gobierno de Caracas ayer, entre ellas una que pedía la solidaridad interamericana con la exigencia de verdad, justicia y reparación de las familias de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y asesinados en Iguala hace tres años, fueron desechadas por unanimidad, porque todos los delegados consideraron que no eran pertinentes, según dijo el representante de México ante el organismo interamericano, Luis Alfonso de Alba.

Desde el 31 de mayo, cuando la reunión de consulta de la OEA fue suspendida sin que los gobiernos confrontados con Nicolás Maduro pudieran invocar la Carta Diplomática, el secretario general, Luis Almagro, había enfilado la siguiente reunión para convertirla en una fuerte acción contra el gobierno bolivariano.

Ese segundo round tuvo lugar el lunes 19, aquí, en Cancún. Los diplomáticos de México y Estados Unidos, más una docena de países más, presentaron una iniciativa para forzar a Venezuela a que deje sin efecto la convocatoria de la Asamblea Constituyente, libere a los que consideran presos políticos y fije un cronograma electoral, entre otras medidas de política interna.

Ese documento naufragó ante la imposibilidad de lograr más de 20 votos, ya que requería mayoría calificada.

Ayer fue instalada la 47 Asamblea General y durante la primera plenaria se multiplicaron las presiones y se intentó relanzar otra propuesta menos ambiciosa, consistente en la integración de un grupo de contacto con respaldo de el Vaticano para lograr distender la confrontación entre el gobierno de Maduro y los partidos de oposición de la Mesa de Unidad Democrática.

Momento crucial para la viabilidad de la OEA

El subsecretario estadunidense Sullivan, quien asistió en lugar del titular del Departamento de Estado, Rex Tillerson, apostó fuerte para obtener de este encuentro un golpe contundente contra Venezuela, invocando incluso el futuro de la OEA, que en el pasado siempre respondió a los intereses de Washington.

Este es un momento crucial para el organismo hemisférico, dijo. Si no logramos dar este paso, ponemos en riesgo nuestra capacidad futura de avanzar como organización. Es lo menos que podemos hacer. Esto tampoco fructificó.

Mientras tanto, la preocupación de varios Estados miembros sobre los muertos en las calles de Venezuela siguió acaparando largas intervenciones en las dos sesiones de trabajo matutinas. Antes del arranque de la 47 Asamblea, Almagro había asegurado que se buscaría invocar la llamada Carta Democrática para aplicarla a lo que él considera una ruptura del orden constitucional y democrático en Venezuela, donde, según ha expresado, gobierna una dictadura.

Venezuela, por su parte, anticipando la aplicación de una de las sanciones más extremas que contempla la Carta Democrática, que es la suspensión de un Estado miembro, se adelantó anunciando su retiro de la OEA.

Sin embargo, esto no se concretó en la práctica, porque la delegación que encabeza la canciller Delcy Rodríguez continuó participando en las reuniones. Y pidiendo el uso de la palabra una y otra vez.

¿Importa Ayotzinapa?

Entre las iniciativas que se quedaron en el tortuoso camino diplomático estuvo el tema de la solidaridad con los familiares de los 43 desaparecidos y los seis muertos de Ayotzinapa.

Por haber sido presentado tardíamente por Rodríguez, la Comisión General, que es la encargada de procesar los resolutivos de la asamblea, la desechó sin miramientos. El embajador mexicano ante la OEA, Luis Alfonso de Alba, explicó que las propuestas no se consideraron pertinentes, porque eran temas nuevos que no se habían trabajado entre las delegaciones. El tema de Ayotzinapa, dijo, fue una maniobra de procedimiento de la venezolana.

El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz, interrogado acerca de si los ministros que asisten a la Asamblea General consideran relevante o no el tema de Ayotzinapa, respondió: Cualquier tema de derechos humanos es importante para la OEA. Pero hay otras consideraciones: la oportunidad, cuál es el texto, si hay consenso o no. No es cosa de simplemente presentar un proyecto de resolución.

Cabe recordar que De Alba, en su momento, participó en la comisión tripartita del gobierno mexicano (secretarías de Relaciones Exteriores y de Gobernación, así como Procuraduría General de la República) que negoció el acuerdo de asistencia técnica de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el caso Ayotzinapa.

De ahí resultó la creación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que realizó, entre 2015 y 2016, una investigación paralela sobre los hechos de Iguala.

Los dos informes del GIEI concluyeron que lo avanzado por la PGR, a pesar de ser considerada la verdad histórica, contenía graves inconsistencias y omisiones.

En represalia, el gobierno de Enrique Peña Nieto se negó a extender el plazo de estadía del grupo en México, a pesar de que tiene facultades para ello.

Fuente: La Jornada

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