¿El Chapo en Guatemala?

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Jorge Fernández Menéndez

Lo que le dio credibilidad al rumor fue una declaración poco responsable del secretario de Gobierno de ese país.

La información que se filtró el jueves sobre la supuesta muerte de Joaquín El Chapo Guzmán en El Petén, en el norte de Guatemala, cerca de la frontera con México era, sencillamente, poco verosímil. Lo que le dio credibilidad fue una declaración poco responsable del secretario de Gobierno de ese país. No es una excepción: hay agencias muy reputadas, como Stafford, que insisten cotidianamente en que el Chapo reside en Guatemala; las autoridades de ese país también han sostenido que el Chapoopera desde Guatemala y que allí también manejan el narcotráfico sus principales rivales, Los Zetas. Pero lo cierto es que las tres cosas terminan siendo verdades a medias.

Primero, el narcotráfico en Guatemala es manejado por los guatemaltecos. En esa nación desde hace muchos años, sobre todo en la zona de El Petén, una región selvática, con poca población y donde se dieron los grandes enfrentamientos durante la guerra civil en ese país, está controlada por distintos grupos de caciques, que operaron durante esos años como grupos paramilitares (de los que ahora llamamos de autodefensa), ligados a la organización militar de los kaibiles (los militares considerados de élite encargados de la lucha contra la guerrilla), y obviamente ahí también operaban los grupos armados de izquierda.

Cuando se firmó la paz en los años 80, en los hechos, ahí se quedaron muchos de esos mismos operadores: ex paramilitares y ex militares trabajando para los caciques locales, con fuerte influencia en la política nacional, pero también muchos de los integrantes de los grupos guerrilleros que no se reincorporaron a la vida civil y terminaron trabajando con unos u otros. Con el tiempo se han ido formando por lo menos tres grandes cárteles eminentemente guatemaltecos, con sus redes de protección y corrupción, sus propios enfrentamientos y sus aliados en México.

Entrar a esa red desde fuera es difícil: las autoridades guatemaltecas suelen insistir, lo mismo que algunas consultorías y medios, en que el narcotráfico mexicano contaminó el vecino país, pero en términos reales no es cierto: los cárteles mexicanos, sobre todos Los Zetas y el del Pacífico, se asociaron con grupos locales y algunos tomaron, sobre todo en el caso de Los Zetas, una suerte de franquicia. Allí están los grandes depósitos de drogas, de precursores químicos y de armas que compran los cárteles mexicanos a sus socios del otro lado de la frontera. Puede haber asesoramiento, puede haber intercambio y visitas, pero ni el narcotráfico mexicano ni Los Zetas ni el Chapo manejan el narcotráfico en Guatemala. Son los propios guatemaltecos.

Ante ese contexto, es poco lógico pensar que el Chapo esté en Guatemala. ¿Por qué tendría que residir en ese país donde no tendría ni remotamente la seguridad que puede obtener en distintos puntos de México o incluso en otros países? En el mundo del narcotráfico y el crimen organizado, las lealtades son pocas y volubles. Si el Chapo estuviera en Guatemala terminaría a merced de sus aliados y sus relaciones políticas y policiales, que conforman una trama muy local. ¿Y cuánto podría valer el cadáver o la aprehensión del Chapo?, ¿cuánto podrían pagar autoridades o rivales por el más famoso narcotraficante de la actualidad?, ¿cuánto podría valer incluso el desaparecer el cuerpo de ese hombre, incluso en un contexto en el cual fuera abatido?

Es una decisión política y de logística y difícilmente el Chapo Guzmán repetirá el error de 1993 cuando se fue a refugiar a Guatemala luego de la muerte del cardenal Posadas Ocampo, para tener apoyo de sus aliados locales y fue localizado, detenido y entregado a las autoridades mexicanas (por cierto, el maletín lleno de dólares que llevaba el Chapo cuando fue detenido en 1993 nunca volvió a aparecer).

¿Sabe usted quién era el director de inteligencia militar en Guatemala y el que operó la detención del Chapo Guzmán en 1993? Un general llamado Otto Pérez Molina, que casualmente es hoy el Presidente de Guatemala. ¿Sabe quién es el director de inteligencia del gobierno guatemalteco, hombre de toda la confianza del presidente Pérez Molina? Aquel mismo capitán que fue el encargado de entregar, ya en territorio mexicano, en Chiapas, al entonces subsecretario Jorge Carrillo Olea el detenido Chapo Guzmán. Si ya fue detenido y muchos dicen que traicionado en Guatemala hace casi exactamente 20 años, ¿qué interés podría tener el Chapo Guzmán de volver a residir en ese país?

Los rumores, versiones e “informes” sobre el Chapo en Guatemala pueden ser en algunos casos bien intencionados, pero no se debería descartar, como lo señaló el propio secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, un intento de desviar la atención y desinformar en una carrera en la cual las posibilidades de triunfo la terminan dando la información y la inteligencia.

Fuente: Excélsior

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