El 2012, visto desde las redes sociales

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Por Claudia Herrera/ La Jornada

Ciertamente ha sido un año político marcado por el protagonismo de las redes sociales ¿Cómo votar?, ¿qué es #Yosoy132? y ¿qué es outsorcing?, las preguntas más frecuentes en Google. Mientras que a partir del escándalo de Peña Nieto en la FIL en diciembre de 2011, se asomó el poder de Twitter y muchas noticias saltaron del mundo real al virtual.

Internet nos puede dar muchas pistas de lo ocurrido en 2012, año marcado también por el protagonismo de las redes sociales. El Instituto Federal Electoral fue la tendencia en Google; ¿cómo votar?, ¿qué es #Yosoy132?, ¿qué es outsorcing?, las preguntas mayormente formuladas mientras la edecán del debate Julia Orayen, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador se convirtieron en los personajes más buscados. Las muertes del escritor Carlos Fuentes y del delincuente Heriberto Lazcano fueron las historias de actualidad junto con las medallas ganadas en los Juegos Olímpicos.

Este listado de tendencias de búsqueda elaborado por Google da la visión de un año que tuvo como ejes unas aletargadas elecciones que revivieron a partir de las protestas del movimiento #Yosoy132 y la cuota de violencia, lo mismo que los errores cometidos en el último año del gobierno de Felipe Calderón que se encargaron de difundir los tuiteros críticos.

Desde diciembre de 2011, con el escándalo de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro, se asomaba el poder que Twitter alcanzaría. A partir de entonces muchas noticias saltaron del mundo real al virtual y alcanzaron mayores dimensiones gracias a la red de los 140 caracteres.

Al inicio del año el ex presidente Ernesto Zedillo se convirtió en Trending Topic (topico del momento) por solicitar inmunidad legal a una corte estadunidense y evitar así ser juzgado por crímenes de lesa humanidad a causa de la matanza de Acteal. Con el apoyo del gobierno de Calderón logró su objetivo en septiembre.

En esos días el PRI buscó mostrarse distante de la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo al romper con el partido Nueva Alianza. Ya en el poder Peña Nieto acentuó esa línea con la reforma educativa, pero el sindicato magisterial mostró que no hay tal pelea al palomear la iniciativa gubernamental.

La violencia imparable

Con las elecciones en puerta, los ex gobernadores de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández Flores fueron tema durante casi todo el año al ser puestos en la mira por la Procuraduría General de la República (PGR) por supuestos nexos con el narcotráfico. Sólo las investigaciones de Yarrington avanzaron y el PRI lo expulsó.

Las noticias de ataques a bares, apariciones de centenas de cuerpos en distintos puntos del país, riñas y fugas de penales siguieron ocupando espacios privilegiados en la prensa y las redes sociales. El Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi) contabilizó 95 mil crímenes en el marco de la guerra calderonista.

En febrero el PAN dio la sorpresa y Josefina Vázquez Mota conquistó la candidatura presidencial y dejó a un lado a Ernesto Cordero, considerado el delfín del presidente.

De subir escalones en las encuestas tras su triunfo, en cuestión de meses la ex titular de la SEP pasó a acumular numerosas pifias realzadas en Twitter y Facebook: el estadio vacío en la apertura de su campaña, la revelación de grabaciones, sus desvanecimientos o los espots lúgubres que fueron la burla en redes sociales. Ni la visita a México del Papa Benedicto XVI le dio impulso.

Con una renovada imagen como candidato de la “República amorosa”, López Obrador disminuyó las opiniones en su contra y ganó espacios en la agenda al señalar los dispendios de la campaña de Enrique Peña Nieto. Eso y la negativa de las televisoras a transmitir el primer debate televisivo despertó un poco el adormilado proceso electoral.

La marea de #Yosoy132

El 11 de mayo la elección dio un giro. El aspirante del PRI fue recibido en la Universidad Iberoamericana con abucheos e insultos, sobre todo al defender la represión ejercida en Atenco cuando era gobernador. En un solo día el tema suscitó 600 mil menciones en Twitter y su equipo de colaboradores se cimbró tanto que algunos llamaron a los estudiantes “porros y acarreados”.

Molestos, 131 jóvenes de la Ibero respondieron el 14 de mayo con un video en Youtube, donde impugnaron a los priístas y con ello se desató la llamada “Primavera mexicana”. Para el 19 ya había miles en las calles gritando consignas como “Peña Nieto tiene tele”. Carlos Fuentes, quien al final de sus días fue uno de los principales críticos por el desliz del priísta en la FIL al decir: “hubo dirigentes que no leían, pero eran inteligentes”.

Nació el movimiento #Yosoy132 que llevó como bandera democratizar los medios de comunicación luego de que Televisa, Televisión Azteca y algunos periódicos dieron una versión muy distinta de lo ocurrido en la Universidad Iberoamericana.

Como telón de fondo de esta demanda juvenil, Emilio Azcárraga y Carlos Slim libraron la denominada “guerra de las televisoras”. La principal damnificada fue Multivisión, cuya concesión en la banda de 2.5 gigahercios le fue retirada, aunque antes exhibió las presiones de la vocera de Los Pinos, Alejandra Sota para que modificara su línea editorial crítica.

La movilización que iba y venía de las redes sociales a las calles creció. Tuvo su momento dorado en Ciudad Universitaria cuando miles acordaron en asamblea hacer juicio político contra Peña Nieto, Calderón y Gordillo. Su influencia alcanzó tal magnitud que las televisoras accedieron a transmitir el segundo debate y los propios jóvenes organizaron el suyo, pero no logró amplia difusión, porque prefirieron difundirlo en Internet que en las televisoras. Ese, que algunos calificaron de desacierto le siguieron las infiltraciones –su página de Internet fue usada para acusarlos de estar cerca de la izquierda– y divisiones que menguaron a la marea juvenil.

En dos ocasiones Calderón salto al ring electoral: colocó a Vázquez Mota a cuatro puntos de Peña Nieto y aseguró que la contienda era de tres. Esas declaraciones no convencieron a los panistas de que el michoacano apostara por Vázquez Mota y ya con la derrota a cuestas expresaron abiertamente sus sospechas de un posible pacto entre el entonces mandatario para entregarle la banda presidencial al PRI.

Vino la elección y Peña Nieto fue declarado ganador por el IFE con 7 puntos de ventaja sobre López Obrador, quien impugnó los resultados, y el panismo en un lejano tercer lugar.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que prometió que “nada quedaría en lo oscurito” desechó todo los alegatos por la compra de votos a través de las tarjetas Soriana, la triangulación de fondos con Monex y el uso tendencioso de las encuestas. El 31 de septiembre, Alejandro Luna Ramos, el presidente de ese órgano, estrechó emocionado la mano de Peña a la hora de entregarle su constancia de mandatario electo.

El desastre panista y la llegada del PRI

La fractura en el PAN se consumó pasados los comicios. Vázquez Mota viajó una temporada por Europa para digerir su derrota, Calderón repartió culpas e intentó quedarse con el partido. Pero sus opositores aglutinados en torno a Gustavo Madero le dieron un duro golpe al llevar hasta el próximo año la reforma de Acción Nacional que tuvo un año de paradojas. Una de ellas la protagonizó Vicente Fox, quien en 2000 sacó al PRI de Los Pinos y 12 años después respaldó a Peña Nieto para devolver el poder a las “víboras y tepocatas prietas”, como llamaba a los priístas.

Calderón, otrora enemigo del tricolor, pactó con Peña Nieto una transición “tersa y ordenada”, que se consumó con la entrega de la banda presidencial en San Lázaro y significó la llegada al gobierno federal de nuevos y conocidos rostros comandados por el poderoso jefe de la campaña priísta, Luis Videgaray, y el ex gobernador de Hidalgo, Miguel Angel Osorio Chong.

La imagen que se recordara del Grito de Independencia es la de un Calderón con la cara iluminada por rayos láser lanzados desde la plancha del zócalo por inconformes, quienes además lo bañaron de rechiflas y gritos de “fraude, fraude”.

Nadie se salvó de la violencia en este sexenio, ni el hijo del defenestrado dirigente del PRI, Humberto Moreira, quien en octubre fue asesinado por los Zetas en colusión con policías municipales. Y cuando la detención de un supuesto hijo del narcotraficantes El Chapo Guzmán parecía ser el último error del sexenio, se sucedieron otros: la pérdida del cadáver de Heriberto Lazcano, El Lazca y luego el tiroteo contra agentes de la CIA en Tres Marías por parte de la Policía Federal de Genaro García Luna, el más criticado del calderonismo.

La izquierda también se desmembró. En noviembre López Obrador y sus seguidores decidieron convertir al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en partido político mientras el Partido de la Revolución Democrática (PRD) comenzó sus acercamientos con el PRI al punto que ahora es su principal aliado junto con el PAN para sumar a la reforma laboral –aprobada por la alianza PRI-PAN- otras convenientes para el nuevo régimen.

Y Twitter no dejó de ser un hervidero de información. Mientras las televisoras difundían escasas imágenes de los disturbios el 1 de diciembre, las redes sociales se inundaron, primero de fotografías y videos de los heridos en las manifestaciones contra la toma de posesión de Peña Nieto. En las redes sociales circularon versiones falsas –lo que mostró su lado flaco– de que hubo un muerto, pero también pruebas que dieron pie a la liberación de 56 víctimas de detenciones arbitrarias.

Muchos hablan de infiltrados en un movimiento que se distinguió por su pacifismo. ¿Quiénes son? No hay información. El punto es que México, con todo y la explosión del Internet y las redes sociales, regresó a la era del PRI.

Fuente: La Jornada

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