De la IP a la curul y hoy a las pasarelas

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Miriam Saldaña Cháirez viste un negligé, un corsé y unas medias negras dentro de la habitación de un hotel afuera de la Ciudad de México. Sonríe. Es el primer atuendo de una docena que lucirá ese día ante la cámara fotográfica. La diputada titubea sólo al principio, luego decidirá con naturalidad qué traje de baño o vestido modelar.

La coordinadora del Partido del Trabajo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal vive enamorada de la lente desde su niñez. Cuenta con orgullo cómo, en una fotografía de su infancia, donde sus cuatro hermanos se resignan a ser retratados, ella adopta la mejor pose.

Cuatro décadas después, mantiene la costumbre de sonreír ante los flashazos. Lo mismo en una sesión de la ALDF, que en el Reclusorio Oriente, donde hace tres meses fue retratada con una falda corta ante la mirada de los presos, tomada de la mano de su novio, a quien registró como su asesor.

A sus 45 años, la legisladora acepta posar para R de forma sensual. No busca defender una causa política ni llamar la atención para impulsar una iniciativa en el recinto legislativo; lo hace sólo por diversión:

–¿Servirán estos retratos para proyectar sus iniciativas en la Asamblea? –se le pregunta.

–Pueden proyectar algo de mi personalidad, no necesariamente de mi trabajo legislativo. A la niña le están ofreciendo un juguete porque le encanta jugar –aclara, y suelta una carcajada.

Al día siguiente de la sesión fotográfica, en el recinto de Donceles, Saldaña recibe a cuatro ciudadanos que solicitan recursos para instalar un módulo del PT en la delegación Milpa Alta y para impulsar el deporte.

La diputada se muestra receptiva –”a nadie bateo”, dirá después–. Instruye a una de sus asistentes atender las solicitudes. En la conversación, uno de los visitantes le pide interactuar sin inhibiciones.

–¿Inhibiciones?, ¿qué es eso? –vuelve a sonreír.

pasarela

Saldaña es una empresaria convertida en política desde 2009.

Fue integrante de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación, de la que fue vicepresidenta en 2012, pero dice admirar a Mao Tse Tung y Ho Chi Minh, líderes históricos del comunismo chino y vietnamita, y férreos críticos de la propiedad privada.

Está convencida de que la ideología de las personas no depende de su nivel económico. “Marx era un burgués”, argumenta, “¿cómo puede un pobre sacar de la pobreza a otro pobre, o cómo puede un ciego guiar a otro ciego?”.

Recuerda que cuando llegó al PT la señalaban por no parecer una mujer de izquierda. “¿Me faltan el morral y los huaraches?”, respondía a sus críticos quien hoy usa tacones de 15 centímetros y bolsas de marca.

Su visión de izquierda, afirma, difiere incluso de la de algunos petistas: “no me gusta ser pobretóloga”.

Milita en el PT desde 2009 y posa ante la cámara con una bandera de esa organización, aunque reconoce que podría participar con cualquier otro partido, excepto el PAN.

Proveniente de una familia de comerciantes de Torreón, Coahuila, Saldaña compartió las aulas privadas de su educación básica con los herederos de grandes empresas lecheras y tiendas de autoservicio en la Comarca Lagunera.

Gusta de escribir cuentos, pintar rostros en óleo y tocar el piano. A los 12 años, compitió con pianistas de todo el país, pero fue descalificada por los jueces. No creyeron que una niña de esa edad midiera 170 centímetros.

Aunque quería estudiar Filosofía, se preparó como educadora por los designios de su madre, una mujer “ultraconservadora” empeñada en impulsar la educación académica de sus cinco hijos.

Graduada con mención honorífica, a los 21 años la coahuilense se casó con un francés y lo siguió a su país.

La década que vivió en París cambió su vida. Allá intentó revalidar sus estudios, pero fue incapaz de desarrollar adecuadamente alguna de las dos preguntas de la prueba: “¿qué es un buen profesor?” y “¿qué cambios legislativos harías para mejorar la educación?”.

–Me di cuenta que nací en un sistema escolar donde no te enseñan a pensar, te enseñan a aprenderte las cosas de memoria –justifica.

En la capital francesa estudió Lingüística y Letras Modernas, y dio a luz a dos de sus tres hijos.

Volvió a su país en 1999 e incursionó en el modelaje, sólo dos meses. Para una mujer de 1.81 metros de altura, que calza del 7 y medio, ése no es un trabajo cómodo en México.

En cambio, se sacó la espina de estudiar su tercera licenciatura: Filosofía en la UNAM, donde hoy cursa una maestría en Derecho. “Voy a ser una estudiante perpetua”, asegura.

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Ya en México fundó una empresa de productos para bebés y presidió un club de rotarios. Sin dejar la Canacintra, se empeñó en entrar a la política por las puertas de distintos partidos.

En 2005, llevó al PRD las firmas de sindicalistas que la apoyarían por un puesto público. Tenía en la mira la delegación Benito Juárez, pero el PRD postuló a Alejandra Barrales.

Recurrió entonces a un amigo del PRI que le argumentó que perdería su tiempo con el tricolor en la capital y le presentó a Alejandro González, cofundador del PT, un partido con mayor presencia en el DF.

Para 2009, PT y Convergencia la postularon como precandidata a la delegación Coyoacán, pero el PRD la relegó de nuevo. A cambio, compitió por el distrito XXXI. Alcanzó 13 por ciento de los votos, pero no una curul.

Tres años después, con la repartición de candidaturas entre PRD, PT y Movimiento Ciudadano, Saldaña ganó para el PT la diputación del distrito XV de Iztacalco. Después cabildeó al interior de su partido para convertirse en coordinadora de su bancada en la ALDF.

En su labor, la diputada ha tenido que suavizar su mal genio y su impaciencia. Aprendió que la política tiene sus propios tiempos, y a ellos se atiene. Se imagina como jefa delegacional o diputada federal en 2015.

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En una fracción de sólo tres diputados –al inicio de la legislatura dos petistas migraron al PRD para garantizarle la mayoría–, Saldaña concentra la mayor parte de las actividades. “A veces me siento como el llanero solitario”, se sincera en una entrevista concedida en su curul, donde acostumbra comer semillas o fruta y tomar té de manzanilla o refresco sin colorante.

Es identificada como una legisladora puntual y activa. Ha presentado 103 puntos de acuerdo y 33 iniciativas de ley entre el 14 de septiembre de 2012 y el 7 de noviembre pasado, en los que dominan temas de salud, medio ambiente, derechos humanos, abasto y distribución de alimentos.

No es una diputada inactiva, pero sus colegas la ubican más por su manera de vestir y su estatura, que por la influencia de sus propuestas en la agenda de la Asamblea.

Sólo dos de sus iniciativas han sido aprobadas: la eliminación del arraigo –que coincidió con la presentada por Miguel Mancera días después– y la atención integral al cáncer de mama.

Su actividad en la ALDF contrasta con su poca labor territorial. Fue electa por un distrito de la delegación Iztacalco, pero vive en Coyoacán, e impulsa cuatro proyectos productivos con habitantes de Cuajimalpa, Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco.

En un video subido a la red el 20 de septiembre de 2013 por el usuario Sharon Antonio, una mujer pide a Saldaña más presencia en Iztacalco. “Licenciada, no la hemos visto venir por aquí”, reclama, “nosotros votamos por usted y queremos que venga por acá a echarse una vueltecita, a echarnos la mano”.

Sólo cuatro de sus puntos de acuerdo son para Iztacalco, uno menos que los correspondientes a su barrio: Coyoacán.

La legisladora impulsa la conformación del DF como estado 32 y se opone a la regulación de las marchas, pero evita pronunciarse sobre temas polémicos como la liberalización del consumo de mariguana y las corridas de toros.

Por lo pronto, en la sesión fotográfica se da el gusto de posar con uno de sus libros favoritos en la mano: Política, de Aristóteles. Sonríe. Desea ser una diputada modelo.

Fuente: Reforma

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