¿Cómo quedan los congresos locales?

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Por Fernando Dworak

Las pasadas elecciones locales generaron expectativas a nivel nacional por las pugnas al interior del PAN y PRD, y el impacto que podrían tener los resultados en la consolidación de los grupos que dirigen esos institutos. Ligado a esto se hablaba también de la propia supervivencia del Pacto por México.

Aunque las agendas locales no necesariamente tienen que coincidir con las nacionales, se tenía la expectativa de que el PAN necesitaba mantenerse en Baja California, mantener sus cotos en estados como Puebla y avanzar en otros como Veracruz si se deseaba mantener condiciones para negociar la agenda del Pacto. Lo mismo con el PRD en Oaxaca y Zacatecas.

Hasta el momento y más allá de las impugnaciones, tanto Madero como Zambrano parecen estar a salvo: si bien no tuvieron lugar los avances que se esperaban en Veracruz y Tamaulipas, se ganó terreno en Coahuila, Aguascalientes y Tlaxcala, por ejemplo.

Para deslindar la agenda nacional de los acontecimientos locales, veamos qué pasó el domingo pasado para las legislaturas de los estados. La primera tabla muestra el tamaño y composición en las 13 entidades que tuvieron elecciones, sin contar la extemporánea en Sonora para una curul.

Si deseamos saber quién ganó y cómo, necesitamos tener una perspectiva de qué ha sucedido en las últimas elecciones. Por ello la segunda tabla muestra el número de asientos de mayoría relativa que cada partido ha ganado desde las elecciones de 2007. Con base en ello veamos cada estado.

Aguascalientes. En esta elección intermedia el PRI bajó a menos de la presencia que tuvo hace seis años, cuando el PAN gobernaba, aunque se perfila como la primera minoría debido a que perdió asientos a manos de una coalición de los azules con los amarillos.

Baja California. Previo a la elección se comentaba casi como una fatalidad que el PRI regresaría debido a que tenía la mayoría en el congreso local y todos los municipios. Sin embargo la afirmación ignora que el electorado de la entidad es volátil. Por ejemplo en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas ganó en las presidenciales y un año después el panista Ernesto Ruffo fue electo gobernador. Por lo pronto el PRI en coalición con el PVEM y el PT (sí, leyeron bien) pierde casi la mitad de sus asientos, perfilándose un gobierno dividido.

Chihuahua. A primera vista el PRI pareciera haber consolidado su presencia en una entidad que gobernó un PAN que no ha vuelto a ser competitivo en años. Sin embargo su victoria se debió a un sistema de alianzas que en varios distritos incluyó a su aliado PVEM, al pragmático Panal y al dogmático-flexible PT. Habrá que poner atención a la distribución de los asientos entre los coaligados.

Durango, Hidalgo y Quintana Roo. Poco hay que decir sobre estas entidades, salvo que el PRI mantuvo sus cotos en los dos primeros casos y avanzó en el tercero. El PAN apenas mencionó estas entidades entre sus objetivos y el PRD perdió terreno en el último caso.

Oaxaca. Aunque se perfila un gobierno dividido para la segunda mitad del gobierno de Cue, el PRI avanzó y, si la coalición de gobierno no se mantiene unida (y podría resquebrajarse conforme se acerque la elección para gobernador), tiene la posibilidad de conformarse como la primera minoría.

Puebla. Posiblemente el resultado más interesante para observar en los próximos años es el de esta entidad. En 2012 se ajustaron los calendarios electorales para que coincidan con el federal. Eso significa que la legislatura local tendrá un mandato de  cuatro años ocho meses y que el próximo gobernador, a elegirse en 2016, durará sólo dos años. Eso significa que la coalición de Moreno Valle podría controlar a quien resulte electo para el ejecutivo de la entidad, dándole continuidad a la gestión del actual mandatario y apoyo para sus posibles ambiciones presidenciales.

Sinaloa. Las elecciones le dieron la mayoría en el congreso local a la alianza PRI-PVEM. Y no solo eso: aun con la coalición con el PRD, el PAN disminuyó dos terceras partes su presencia. Esto podría ser una buena o mala noticia para Mario López Valdez (él mismo un priísta en todo menos en el nombre), dependiendo cómo opere.

Tamaulipas. Aunque el PRI mantiene su presencia en la legislatura y posiblemente la mayoría, el PAN ganó seis asientos.

Tlaxcala. Esta entidad ha sido gobernada por los tres principales partidos. Todo parece indicar que la actual administración enfrentará a un gobierno dividido durante la segunda mitad de su administración.

Veracruz. Si el PAN enfrentó un revés serio fue en esta entidad, debido a las expectativas que tenía, aunque no le fue peor que en otras elecciones intermedias. Tal vez los azules sean tan competitivos aquí como su candidato a gobernador. En todo caso, podríamos hablar de un problema de estructuras de base.

Zacatecas. Por lo general cuando un partido gana una gubernatura, la intermedia se convierte en un refrendo de su gestión. Sin embargo los equilibrios se mantienen similares a 2010, con una ligera pérdida para el PRI. El problema es que el PAN y el PRD tuvieron que entrar en coalición para lograr este resultado. En todo caso veremos un gobierno dividido más.

Dos posdatas

Sobre candidatos independientes. El domingo pasado ganó un candidato independiente en Zacatecas: Raúl Luna Tovar en el municipio General Enrique Luna Estrada. Antes de celebrarlo como la saga ciudadana que algunos activistas piensan presentarla, cabe señalar que Luna Tovar fue edil de ese mismo municipio de 2007 a 2010 por el PAN. Este caso es el de un político con trabajo previo, una gestión exitosa y una estructura sólida que jugó su capital político al hacerse independiente. Es una lección severa para los partidos, pues se arriesgan a perder cuadros valiosos con malas decisiones. De hecho para eso sirven las candidaturas independientes fundamentalmente. Los defensores del discurso “ciudadano” tienen algo que aprender: el aura apartidista no los hace necesariamente competitivos.

Sobre fauna electoral. Tras una campaña en redes sociales que se desbordó a los medios masivos, el Candigato Morris ganó 5408 votos de un padrón de 544,547 electores en las zonas urbana y rural de Xalapa. Terminó como lo que en este espacio se dijo que era: una banalidad.

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