Campañas grises

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La escala de grises ya no alcanza, por eso habrá abstencionismo y probablemente también un alud de votos nulos

Por Jaime García Chávez

La escala de grises ya no alcanza. Las campañas electorales en la coyuntura electoral chihuahuense no despiertan interés alguno, pareciera que no hay contienda, que nada está a decisión y, si lo quiere ver desde otro ángulo, la apariencia es que en lo fundamental o esencial ya todo está previamente juzgado con carácter prácticamente irrevocable. Cuando esto pasa, como en los tiempos de oro del priísmo, el camino de la ascensión se ensancha, por la sencilla razón de que en la conciencia ciudadana está la idea de salir a votar cuando se va a decidir algo realmente, no cuando se va a convalidar o simplemente al insignificante acto litúrgico de presumir una democracia que se caracteriza precisamente por la abulia y la inactividad ciudadana.

Los candidatos han convertido las campañas en espectáculos. Los nazis de Hitler elevaron a rango estético sus movilizaciones políticas y engañaron como pocas veces en la historia, para después cometer toda suerte de crímenes y barbarie. Aquí las cosas son más sencillas: las concentraciones humanas no son para escuchar a los aspirantes a un puesto electoral que pende de una votación mayoritaria, son para ver a los artistas, las vedettes, las bandas, recibir los regalos, una torta y un refresco y eso conduce también a una tragedia. La campaña electoral se ha tornado en burdo espectáculo al que se asiste en parte para disfrutar de un evento que en otras condiciones tendría un costo, y en parte por compulsión, porque se es burócrata o porque se espera recibir un favor del que luego con facilidad se olvida el que lo va a hacer. A esto le llaman política. En realidad debiera denominarse ausencia de política. El discurso bien construido, el contraste con proyectos divergentes, el talante de los candidatos y el liderazgo importan poco; en su lugar está instalada la frase fácil y el saludo a las “personalidades” que les acompañan; propuestas brillan sólo por su ausencia y se tornan en sonrisas; del talante que se encargue el cacique mayor y el liderazgo lo dará el tamaño del presupuesto del lugar a donde se quiere llegar. Vivimos así, en medio de una aberrante destrucción de las pocas notas que aún pueden estar presentes en una cultura política democrática. La escala de grises ya no alcanza.

Por el lado del PRI, los candidatos a los puestos presumen su buena relación con el gobernante mayor, el que hace los milagros, el que tiene el presupuesto en la mano, pero sobre todo porque él fue el que decidió la candidatura. No importa la política sino las relaciones públicas. Al más mínimo cuestionamiento que raspe para poner al descubierto un problema delicado, se levanta el coro de la “guerra sucia” y la falta de civilidad para vivir en paz, aunque tal cosa signifique estar absolutamente aletargados y en la indolencia. Los mal llamados debates entre los candidatos exhiben ignorancia superlativa, falta de vocación política, ausencia de propósitos coherentes con el cargo y, en la realidad, a estos eventos se les ve como el simple acto que hay que brincar, y por consecuencia la banalización de todo se convierte en la vía regia para sacarle al bulto a los compromisos efectivos. Y además, si hay que mentir, se miente. Por ejemplo, Teporaca Romero, quiere que comulguemos con la rueda de molino de que César Duarte es un simple voto, nada más eso. Así las cosas, vemos candidatos a alcaldes que están pensando en breve convertirse en diputados federales. Los hay que sueñan ya con ser gobernadores, y del cargo en concreto, nada. A la totalidad de los aspirantes de este partido al Congreso los persigue la imagen de que serán “levantadedos”, gestores y prácticamente agentes de la política clientelar del Estado. Muchos se ven más en la figura del regidor que en la del diputado, representante de una pluralidad desatendida. Un ingrediente nuevo es que ahora no hay en este partido candidatos oportunistas solamente, sino también traidores al partido que hasta hace muy poco todo les había dado.

Continuando con la visión del PRI en esta elección tenemos que atrás del mismo, y por si fuera poco la negra historia del viejo partido de Estado, se encuentra el Panal gordillista, el PT de la familia de Rubén Aguilar Jiménez, el Partido Verde del “Niño Verde” y el PRD de los traidores Aragón Castillo y Héctor Barraza, solapados por la lenidad de Jesús Zambrano. ¿Qué pueden esperar los ciudadanos de esta masa amorfa? Única y exclusivamente más de lo mismo: cacicazgo en lugar de gobierno, Congreso como oficina de sello, más que entidad representativa de la sociedad; partidocracia en lugar de régimen democrático de partidos. Y donde habitualmente se coloca al Estado de derecho, encontraremos impunidad, incuria, corrupción política y empleomanía. Esto último acreditado con la previsible legislatura integrada por los diputados “juniors”, “los hijos de papi y mami” que son las expresiones de un privilegio del que ya el mismo priísmo de base se está hartando, por aquello de que desde los tiempos de la revolución francesa ha quedado muy en claro que el privilegio representa una ventaja para unos cuantos y un desaliento para todos los demás. Los electores, cuando ven el menú priísta, saben que ahí está Teporaca, la hija de Raymundo; Mónica, la hija de Xóchitl; Rodrigo, el hijo de Leonel; América y Rubén Jr., los hijos de Rubén. Pero parece ser que las sopas que se sirven en el PRI hay que comerlas porque no hay de otras cocinadas por el chef Duarte. Y vaya que hay priístas respetables, lo que señalo, para no caer en el infortunio que algún día subrayó don Alfonso Reyes, cuando dijo que quien no reconoce los méritos de los otros pierde la mitad de la vida. Ese bloque de políticos le da una grisura a su campaña actual que hace caer en la somnolencia, cuando no en la hipnosis, para sacar fuera alguna desgracia que nos pasó hace muchos años.

No gastaré tinta para ocuparme de Movimiento Ciudadano, un partido absolutamente sin votos. Del PAN y el PRD sí se ocupa ahora mi pluma. El PAN sufre una crisis de confianza que lo abruma, ya no puede sacar raja de su antiguo discurso demoliberal contra un pri-gobierno burlador sistemático del voto. Aquí en Chihuahua tiene una historia concreta con claroscuros, pero cuando se revisan los dos sexenios presidenciales que encabezaron Fox y Calderón, a los ciudadanos les produce vértigo y más razones para negarles el voto que intenciones de concedérselo. Además, los prohombres del panismo están ausentes. Parece que los héroes azules están fatigados. Pero no sólo eso, los discursos y las campañas de los candidatos panistas son paupérrimas en propuestas y nulas en críticas. Aquí en Chihuahua, a mi juicio, también se pusieron en vigilia cuando había carne. Del PRD qué decir: su desprestigio es superlativo, no hay lugar donde no se le asocie a la traición y al tráfico de puestos para venderse al PRI, y en especial a César Duarte. La irresponsabilidad que compete a quienes han dirigido este partido local y nacionalmente es haber privado de una alternativa de izquierda a un amplio segmento de la sociedad. Quienes hoy caminan como zombies perredistas en busca del voto, son espectros de lo inexistente, porque en el pasado alguien confundió el partido político con las oficinas donde cafetean y fuman los que viven de una nómina alimentada por el fisco y se afanan por destruir un partido que nació con la impronta de ser instrumento de la ciudad.

Insisto, la escala de grises ya no alcanza, por eso habrá abstencionismo y probablemente también un alud de votos nulos.

Fuente: Norte de Juárez

 

1 Comment

  1. roberto campos roca on

    Permíteme informarte compañero Jaime; que el abstencionismo ha sido la marca indeleble de todos los procesos electorales no solo de Chihuahua, sino de todo el país y de todas las naciones que se dicen vivir en la “Democracia” (estilo occidental).
    Aquí lo preocupante no es el ABSTENCIONISMO, sino el ANULISMO que están pretendiendo tanto los que han dejado al PRD, como los que se han refugiado en la construcción “clandestina” de otro partido de Izquierda, y aquellos que nacieron “impugnando al PRI-Peñismo” y ahora son anti_todo, como el #YoSoy132, de donde provienen los Chonistas, los Candigatos y demás postuladores de la fauna apolítica.
    O qué, mi estimado Jaime, ¿solo hay que salir a votar cuando se es candidato de la Izquierda Perderista, o cuando se es aliado de la “derecha” antes democrática y hoy tan condenable?.
    Como siempre, solo hay de dos sopas. Y definirse claramente ahora que las dos “Izquierdas” se repliegan (unos aliándose al PRI, y otros aplastando el botoncito de “pausa” al movimiento social que se dicen representar), y que solo el PAN está jugando (increíblemente) el papel de opositor político al RIP, tal y como sucedió en 1983-1998, donde algunos “activistas” nomas se quedaron mirando pasar el amplio movimiento de insurgencia cívica que canalizó la derecha en Chihuahua.
    Por eso, hay que condenar a los que promueven el abstencionismo y el anulismo con farsantes candidaturas que no contribuyen al avance político conciente de los trabajadores, y SOLO BENEFICAN AL PRI y su voto duro.
    Hay que llamar a VOTAR CONTRA EL PRI, lo que implica beneficiar al PAN (cuando menos en JRZ Y CHIH), donde se ve claramente que sus candidatos son atractivos para la población votante, especialmente por su frescura, su “apartidismo”, y su tendencia a buscar en las organizaciones civiles el apoyo a cambio de la adopción de sus demandas centrales, y que son reconocidos por su honestidad y transparencia públicas, y más por su “autonomía” de los grupos tradicionales de poder del PRIANPRD, puesto que les ganaron las candidaturas a los directivos regionales y nacionales que pretendían negociar su oposicionismo con Duarte imponiendo candidatos dóciles y “concertacionistas”.
    En la frontera, María Antonieta trae al priismo con la cola arrastrando y por un solo factor: La esta sí GRIS candidatura de Serr-ano que solo ofrece incondicionalidad y sujeción a Duarte (fue su mano derecha en el Congreso y también lo quiere ser en la Alcaldía); y el propio atractivo de la candidatura femenina que se identifica con las mujeres de la frontera en sus problemas de empleo mal pagado, de discriminación patronal-machista, de sobre explotación en la maquila y las prestaciones de tan baja calidad como el transporte público, los pésimos servicios de Salud, el desempleo y sub empleo, la ausencia de guarderías suficientes, la inseguridad de las calles y colonias, los crímenes y desapariciones de género, etc. lo que refleja una autentica des-ideologización del proceso electoral y que puede llevar a derrotar al PRI e “imponer” la primera alcaldesa “ciudadana” en el estado.