Benedicto XVI culpa abusos de curas a revolución sexual de los 60

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El papa emérito Benedicto XVI asegura que los abusos sexuales cometidos en la Iglesia católica se deben al “colapso” que le provocaron los cambios en la sociedad a partir de los años 60, tendientes a una mayor libertad sexual y a una justicia “garantista” que favoreció a los sacerdotes pederastas.

A través de un documento titulado “La Iglesia y los abusos sexuales”, Benedicto XVI asegura que a partir de la década de 1960 “los estándares vinculantes hasta entonces respecto a la sexualidad colapsaron completamente” a la sociedad.

Y agrega:

“La teología moral católica sufrió un colapso que dejó a la Iglesia indefensa ante estos cambios en la sociedad”.

Indica que, entre estos cambios, enarbolados sobre todo por la revolución de 1968, “estaba la libertad sexual total, una que ya no tuviera normas”, la cual estaba “fuertemente relacionada con este colapso mental”.

Añade que así surgió el “garantismo”, un sistema basado “en garantizar, por encima de todos, los derechos del acusado”, por lo que se llegó “hasta el punto de que se excluyera del todo cualquier tipo de condena” contra los acusados, hecho que también impactó en el seno de la Iglesia.

En su documento, de 18 páginas y publicado por varios medios de comunicación, como el Corriere della Sera y la agencia Aciprensa, Benedicto XVI detalla algunos casos ocurridos en su natal Alemania.

Menciona, por ejemplo, que algunos candidatos al sacerdocio estaban casados y vivían incluso con sus esposas y con sus hijos. Esto provocaba un “clima” que “no proporcionaba el apoyo requerido para la preparación de la vocación sacerdotal”.

Y también señala que en varios seminarios alemanes “se establecieron grupos homosexuales que actuaban más o menos abiertamente, con lo que cambiaron significativamente el clima que se vivía en ellos”.

Ante esto, señala que, durante el pontificado de Juan Pablo II, se decidió canalizar estas “ofensas” a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que en ese tiempo dirigía el propio Ratzinger.

Esto “hizo posible imponer la pena máxima” a los infractores, que es “la expulsión del estado clerical, que no se habría podido imponer bajo otras previsiones legales”.

Todos estos hechos, señala Ratzinger, han provocado que la pederastia sacerdotal alcance actualmente “estas proporciones”, llegando incluso a una “ausencia de Dios”.

Fuente: Apro

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