“Yo no deje salir a El Chapo”, dice Fox

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Por Denise Hernández

El ex Presidente Vicente Fox Quesada aseguró este día que él no fue quien liberó a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, en 2001, cuando el capo más buscado del mundo logró escapar del penal de Puente Grande, en Jalisco.

“Es de zonzos los que piensan eso. Es precisamente la falta de inteligencia de cómo se manejan los temas públicamente. Creo que es claro que es una tontería de quienes argumentan que fue el Presidente Fox quien lo dejó salir o quien negoció su salida”, dijo.

El ex mandatario agregó que durante su sexenio y el que le siguió se realizaron esfuerzos para volver a atraparlo.

“Nosotros igual que Calderón estuvimos buscando volverlo a encerrar, hasta ahora aflojó el cuerpo y qué bueno que ya está detenido”. Guzmán Loera logró escapar del penal de Puente Grande en Jalisco el 20 de enero de 2001, pocos días después de que Vicente Fox Quesada asumiera su encargo como Presidente de México.

Fox Quesada aseguró que “la captura de “El Chapo” enruta (sic) al gobierno de Enrique Peña Nieto hacia una nueva estrategia en la que la violencia sea atacada con inteligencia”, y no con más violencia como se hizo durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.

Guzmán Loera, ahora de 56 años de edad, fue detenido por primera vez el 9 de junio de 1993 en Guatemala, y se le trasladó a México para ser recluido en el Penal de Alta Seguridad de Almoloya. El 22 de noviembre de 1995 se le envió a Puente Grande, de donde se fugó al inicio de la administración de Fox Quesada.

Hasta antes de esa fuga, no tenía fama, prestigio ni fortuna. No como la que amasó hasta el 22 de febrero de 2014. Sin embargo, a 13 años de su escape en un carro de lavandería y por la puerta principal del penal, no hubo hora que no trabajara para dejar de ser un don nadie. Se convirtió en el centro de las búsquedas de instancias de seguridad tanto en América como en Europa, Así y Oceanía, e incluso en una leyenda.

Al llegar Calderón Hinojosa a Los Pinos, “El Chapo” consolidó su cártel como el más poderoso de México y él se convirtió en el narcotraficante más famoso del mundo. El Buró Federal de Investigación en Estados Unidos (FBI) lo ubicó como el segundo criminal más buscado, sólo después del líder de la organización Al-Qaeda, Osama Bin Laden, quien fue abatido por militares estadounidenses el 1 de mayo de 2011.

Con el cierre del gobierno de Felipe Calderón también terminaron 12 años de panismo que comenzaron justo con la fuga y, luego, el fracaso para lograr la detención del narcotraficante sinaloense. Además, de los siete cárteles de la droga que operaban en México a la llegada de la administración calderonista en 2006, la guerra y la caída de algunos líderes los multiplicaron en 400 por ciento, pues ya para 2012 el propio gobierno reconoció estar combatiendo a al menos a 28 grupos criminales.

A Calderón, calificado como el “Presidente de la Guerra”, políticos, analistas y expertos en seguridad le criticaron que, durante su administración, no se dieran golpes importantes contra el Cártel de Sinaloa.

En menos de un año, elementos de la Secretaría de Marina (Semar) acribillaron a Heriberto Lazcano Lazcano y detuvieron a su sucesor, Miguel Ángel Treviño, líderes del Cártel de Los Zetas, principal amenaza a la hegemonía del “Chapo” Guzmán.

Antes, marinos eliminaron a Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, cabeza de la organización que lleva su apellido y que era otra gran amenaza para el imperio de Guzmán Loera.

De Sinaloa, solamente Ignacio Coronel cayó muerto, pero varios datos apuntan a que la estructura del “Nacho” se desplazaba a favor de los hermanos Beltrán Leyva.

Los liderazgos emergidos tras la muerte de “El Barbas” y erigidos como cabezas de organizaciones regionales, también rivales del Cártel de Sinaloa, igualmente fueron capturados.

La Marina detuvo a Jorge Eduardo Costilla, jefe del Cártel del Golfo. El Ejército mexicano habría emboscado (no hay datos que lo confirmen) y muerto a Nazario Moreno, “El Chayo”, líder de la vertiente criminal hoy agrupada en Los Caballeros Templarios de Michoacán, y capturó a Jesús Méndez Vargas, jefe de la Familia Michoacana.

Las administraciones panistas se obcecaron en terminar con el Cártel de Tijuana y lograron los arrestos y concedieron las extradiciones de Benjamín y Francisco Javier Arellano Félix.

Mientras tanto, el antes todopoderoso Cártel de Juárez también se fue consumiendo en medio de la enfermedad de Vicente Carrillo Fuentes, la prisión de Vicente Carrillo Leyva y el embate del Cártel de Sinaloa.

Todos caían en ese sexenio, menos Joaquín Guzmán Loera y sus principales socios: Ismael Zambada García, “El Mayo”, y Juan José Esparragoza, “El Azul”. A “El Chapo”, se dijo, “no lo agarran porque no quieren”.

Fuente: Sin Embargo y Zona Franca

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