¡Viva México!

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Por Misael Máynez

Septiembre es el mes donde todos nos sentimos muy orgullosos de ser mexicanos, cualquier esquina está llena de banderas y artículos alusivos a la gran fiesta del 16 de septiembre y todos traemos a flor de piel el sentimiento cuando México logró ser el País que es hoy en día; país libre y soberano.

A siglos de ese movimiento hoy día México es un país con grandes pendientes en seguridad, igualdad, oportunidades y estrategia de largo plazo para convertirnos en lo que se buscaba desde aquel lejano primer 16 de septiembre histórico.

Hoy, por ejemplo, el país se vierte en una disputa por la lucha del reconocimiento de derechos; salen a la calle a manifestarse por iniciativas que defienden lo que consideran sus derechos en muy diversas áreas: educativas, productivas, preferencias sexuales, tipos de familia, etcétera.

Les doy la razón en la lucha por lo que consideran justo, aunque considerando la importancia del mes me gustaría ir más allá de temas específicos para hacer varias preguntas de orden más plural.

¿No hay acaso temas trascendentales para el país que requieren la participación decidida de “todos” sin importar credos, creencias, preferencias, etcétera y lejos de dividirnos nos unan en la construcción de la patria que anhelamos? ¿Es acaso México el país que merecemos o merecen nuestros hijos?

¿No es acaso el mes propicio para preguntarnos si lo que hacemos es congruente con la lucha armada germinada por la semilla de ideales?

Desconozco su pensamiento o descripción de la realidad que compartimos como mexicanos; personalmente creo que México debe unirse en torno a temas torales conjuntando esfuerzos en la construcción de oportunidades.

Le expongo un ejemplo que desde mi perspectiva nos priva detonar el talento de muchos mexicanos ansiosos de una oportunidad.

Hoy día veo saqueados los espacios políticos y por consiguiente el control del País; explíqueme por qué la clase política siempre son los mismos, ¿proviene a caso de ascendencia tan brillante que nadie más puede aspirar a tener oportunidades de representación popular? ¿cómo es que llegamos a este extremo de permitir líderes sindicales que hoy son senadores aún con las investigaciones que pesan en su contra? ¿cómo hemos solapado que todos los espacios sean ocupados por familiares, amigos, compadres y personas del círculo cercano aún con pleno conocimiento de su incapacidad y violación a las leyes que tanta sangre han costado?

¿Cómo es que la sociedad en general hemos sido omisos ante el crecimiento de la complicidad entre gobiernos y crimen organizado? ¿dónde hemos estado cuando se toman decisiones han cooptado al país y hoy tenemos el futuro robado de la juventud y niñez mexicana? Misael, ¡creo que exageras! Hemos avanzado y México es una nación completamente diferente a lo que era hace 25, 50 o 100 años.

¿Es acaso el ideal de nuestro país tener una clase política que vive una realidad distinta al pueblo? O ¿debemos conformarnos a ser simples observadores de cómo se heredan los puestos? ¿no es la obligación de todos construir un mejor futuro?

Desde mi perspectiva el mejor futuro se construye cuando se abren las oportunidades a todos; cuando quienes tienen talento pueden explotarlo a favor de un futuro mejor para todos. Seguro estoy que en las calles de México existen muchísimos casos de personas brillantes que hoy son opacadas por instituciones rígidas y decisiones centralizadas obtusas y carentes de sentido incluyente.

¿Explíquenme como el pueblo tiene que vivir en la zozobra y la clase política, o mejor dicho la familia política en lujos inexplicables?

Considero urgente una reforma política que realmente abra espacios a quienes tienen ideas de construir un México moderno, equitativo, justo, próspero; los hay, aunque suene irrisorio, pero están camuflados en el ritmo de vida impuesto por un sistema amañado para que siempre los mismos elijan a sus parientes, amigos y compadres a costa de devolver el favor para seguir construyendo verdaderos caciquismos en lo  largo y ancho del nuestro querido país.

Este mes quiero escuchar un grito fuerte, estruendoso de todos los mexicanos  unidos en el sentir de ¡Viva México! Y ese grito sea un compromiso de sacudir las estructuras para cambiar lo que sea necesario a fin de hacer de este país lo que debe ser y no seguir saboteándonos con la esperanza que algún día me toque estar donde pueda agarrar; dicho sea de paso con el sistema político actual si no es pariente o miembro de los grupos en el poder su probabilidad es muy pero muy cercana a cero.

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