¿Un nuevo “beso del diablo”?

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Por Francisco Garfias

El suspenso alrededor del “tapado” del PRI acaparó otra vez los reflectores. El mismísimo Presidente de la República salió a calificar de “despistados” a los que dicen que José Antonio Meade es el bueno.

“El PRI no habrá de elegir a su candidato a partir de elogios o aplausos”, declaró Enrique Peña Nieto a reporteros que lo acompañaron a La Paz, Baja California Sur, donde encabezó el Día de la Armada.

El comentario tenía un claro destinatario: Luis Videgaray.

Y es que la víspera, en un acto al que asistió el cuerpo diplomático acreditado en México, el canciller se volcó en  alabanzas hacia su amigo Meade.

Lo comparó con Plutarco Elías Calles, quien fue cuatro veces secretario de Estado.

Habló de su “patriotismo”, de su “integridad”, de su “trayectoria impecable”, su “amor a México…”.

La lectura de analistas, columnistas, oportunistas y fauna política en general, fue inmediata: es un destape adelantado.

La combinación elogio-interpretación-cargada no le gustó a Peña Nieto. Es lo menos que podemos decir. Videgaray es el hombre al que más escucha el Presidente. El que influye. De eso no hay duda. Pero no es el que decide el candidato.

En la liturgia del PRI sólo hay un gran elector: el Presidente de la República. Peña lo recordó a su modo.

La declaración de Peña provocó toda clase de comentarios. El diputado Agustín Basave, expresidente nacional del PRD, analista político, nos escribió un WhatsApp con su punto de vista.

“Si el canciller concertó con el Presidente sus elogios a Meade no hay bronca. Pero si se fue por la libre, le dio el beso del diablo. Si es el caso, puede haber dañado a Meade al grado de perjudicar su candidatura. Dejar la impresión de que Videgaray lo escogió parecería inadmisible para Peña Nieto”.

El “regaño” de Peña —así fue interpretado— produjo un efecto contrario al que buscaba el canciller. Las columnas volvieron hablar de las posibilidades de Narro, de Nuño, de Osorio.

Osorio fue uno de los que acompañó a Peña Nieto a La Paz a la celebración del Día de la Armada. Al término del acto, lo buscamos para pedirle opinión sobre el singular e inesperado mensaje de descalificación a los despistados.

El tema no pareció disgustarle. Le dio oportunidad de subrayar su condición de priista.

Dijo textual:

“El PRI es un partido ordenado, organizado. Todo lo que vaya contra sus normas, contra sus reglas, estorba, y no sirve. Yo creo que a eso se refiere el Presidente.

“Hay que esperar el proceso, los tiempos, los momentos, y no hacer algo que dificulte un proceso en el que los que queremos mucho al partido, buscamos que salga con total unidad”.

—¿ Y cuando dice el Presidente que andan muy despistados?, ¿cuál es su lectura?, preguntamos.

—Eso pregúntaselo a él para que aclare al respecto. Lo único que digo como priista es que las cosas salgan bien, y para que salgan bien no hay que dejar que las circunstancias modifiquen el escenario que modificamos.

Con su explosiva declaración, Peña reiteró que hay cuatro aspirantes: Meade, Narro, Nuño y Osorio.

“Son muchos los servidores públicos, los cuatro que han sido mencionados, que tienen trayectoria, reconocimiento y méritos. Dentro de ellos, el PRI habrá de seleccionar a quien tenga las mejores condiciones para la competencia y, sobre todo, que le ofrezca a México lo que el país le está demandando”, dijo Peña.

Videgaray se adelantó a su jefe. Dio a conocer un comunicado en el que recordó que tres secretarios impartieron conferencias en la Cancillería (Meade, Guajardo y Enrique de la Madrid) en el acto frente al cuerpo diplomático, celebrado en la Cancillería.

“A los tres los presenté con calidez, gratitud y reconocimiento a su talento y trayectoria. No hay que confundir eso con otra cosa. Las decisiones políticas se tomarán donde deben tomarse”, escribió en Twitter.

No sirvió de mucho.

Fuente: El Diario

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