La mezcla mexicana de exportación tuvo su mejor año desde 2010, al revalorizarse 29.07 por ciento en el año y cerrar en 57.68 dólares el barril, desde los 44.69 en los que inició en 2019.
Antes de esta ganancia, en 2009 tuvo un alza de 39.21 por ciento, al superar los 70 dólares por barril, y cinco años más tarde registró una de sus peores caídas con un retroceso de 47.06 por ciento.
El precio del energético ha sido volátil en la historia reciente y este año no fue la excepción; en abril tocó máximos del año en 65.61 dólares, lo que representó una ganancia de 46.81 por ciento.
A partir de esa fecha, tuvo periodos de alta volatilidad que estuvieron en función de la guerra comercial entre China y Estados Unidos que amenazaba con ralentizar la actividad económica en ambas naciones y restringir la demanda de crudo.
Por otro lado, el precio del petróleo también estuvo en función de los acuerdos sobre la producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que desde inicios del año acordaron una reducción de bombeo, encabezados por Rusia.
Al cierre del primer trimestre, los precios se vieron impulsados por las sanciones que impuso Estados Unidos a la producción de Irán y al desabasto eléctrico en Venezuela que afectó su nivel de producción.
En acontecimientos nacionales, al inicio de este mes, Pemex informó sobre el descubrimiento de un nuevo yacimiento en el pozo petrolero de Quesqui, Tabasco, con reservas por hasta 700 millones de barriles de crudo.
Los referentes internacionales, con los cuales la mezcla mexicana tiene una correlación de más del 90 por ciento, el West Texas Intermediate (WTI) de Estados Unidos y el Brent del mar del norte de Europa cerraron el año en precios de 61.16 y 66 dólares por barril, con ganancias de 34.68 y 22.68 por ciento, respectivamente, sus mejores rendimientos en tres años.
Fuente: Reforma
