Texas y Caifornia dan refugio a niños migrantes

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Una nueva alza en la llegada de niños centroamericanos que entran ilegalmente en Estados Unidos sin compañía de un adulto ha empujado a las autoridades federales a abrir refugios en Texas y California.

Un total de 10.588 menores no acompañados cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos en octubre y noviembre, más del doble de los 5.129 cruces registrados en esos mismos dos meses del año anterior, de acuerdo con la Patrulla Fronteriza. El número de familias que han cruzado juntas prácticamente se triplicó a 12.505.

El aumento en la violencia entre pandillas ha provocado la salida de personas de Centroamérica, dijo Maureen Meyer, una de las socias principales de la Washington Office on Latin America para México y derechos de los migrantes.

“Debemos ver esto como una situación de refugiados”, aseguró. Migrar a través de México y a través de la frontera con Estados Unidos es muy peligroso, pero “el nivel de desesperación” en sus países de origen hace que las familias decidan que vale la pena el riesgo, comentó.

Más migrantes han cruzado la frontera pese a que los nuevos puntos de revisión entre Centroamérica y Estados Unidos han devuelto a miles de personas, dijo Emilio González González, politólogo e investigador independiente en Ciudad de México.

“No estamos hablando de tendencias migratorias tradicionales. Es un nuevo flujo de refugiados y debería atenderse como tal”, subrayó. “Podrían ser candidatos para protección internacional”.

Los grupos familiares que llegan generalmente son enviados primero a un centro de detención, y los migrantes adultos a menudo son encarcelados una vez que son aprehendidos, pero los niños que viajan solos requieren trato especial, de acuerdo con la ley federal, por lo que las autoridades planean abrir por lo menos tres refugios, dos en Texas y uno en California, para recibirlos.

Las camas adicionales permitirán que el Departamento de Salud y Servicios Humanos acomode hasta a 9.800 menores al mismo tiempo.

“Lo que no queremos que suceda es que haya una aglomeración de personas” en la frontera, dijo el portavoz de la agencia, Mark Weber. “Nos queremos asegurar de contar con la capacidad para cuidar de los niños”.

Por ley, la Patrulla Fronteriza tiene 72 horas para entregar a los niños centroamericanos sin compañía al Departamento de Salud y Servicios Humanos, que es responsable de su cuidado hasta que sean colocados con un tutor o se les asigne una audiencia migratoria.

Los cruces fronterizos no han alcanzado los niveles de hace dos años, cuando el flujo provocó que las autoridades de Texas desplegaran a la Guardia Nacional. Tan solo durante el mes de junio de ese año, más de 10.000 niños arribaron a Estados Unidos.

Sin embargo, la cifra comenzó a aumentar nuevamente en junio de ese año, y ha permanecido elevada desde entonces. Está por verse si es un verdadero resurgimiento, pero Meyer señala que es un indicio de que más familias hacen el trayecto durante los meses de invierno y verano, cuando generalmente se reduce la migración.

Unos 1.000 niños se quedarán en dos campamentos rurales fuera de Dallas: el Sabine Creek Ranch en el condado Rockwall y el Lakeview Camp and Retreat Center en el condado de Ellis.

El director ejecutivo de Lakeview, Jaroy Carpenter, anunció que un equipo de 200 adultos está listo para trabajar con los recién llegados al lugar.

“Durante su estancia, estos estudiantes experimentarán la recreación, educación, servicios religiosos y otros programas típicos del campamento”, dijo Carpenter en una carta publicada en el sitio web del campamento. “Es un privilegio tener las instalaciones, infraestructura y apoyo para coordinar tal oportunidad de servir a los niños desplazados”.

El representante federal Joe Barton, republicano de Texas, quien representa el condado Ellis, dijo que espera que los niños no se queden más de 21 días y que las autoridades locales contratarán a policías fuera de servicio para brindar seguridad.

Barton dijo que está en contra de mantener a los niños en el norte de Texas, y que apoyaría que se devolviera de manera inmediata a sus países de origen a los menores no acompañados.

“Tan pronto como lo cambiemos, no estarán llegando miles y miles”, dijo Barton. “Vienen porque encontraron la puerta de entrada al país. Si la cerramos ya no intentarán venir”.

Algunas autoridades de Texas señalaron que no se les consultó con antelación y que se mostraron preocupados por la seguridad. El juez David Sweet, el principal administrador del condado Rockwell, dijo el jueves que se le informó que 300 niños, todos centroamericanos, están por llegar al condado.

“Es evidente que somos muy sensibles a la difícil situación de los menores sin compañía”, dijo Sweet. Pero, añadió, la seguridad pública “debe ser mi prioridad. La seguridad pública debe estar ante todo”.

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