El Senado tendrá el lunes un inusual debate abierto sobre inmigración y el destino de los jóvenes migrantes conocidos como “dreamers”. Pero la voz más influyente en la conversación podría estar al otro lado de la Avenida Pennsylvania.
Si el objetivo es aprobar pronto una solución legislativa, el presidente Donald Trump sigue siendo un jugador crucial y, a veces, complicado. Sus diarios cambios de opinión sobre los temas confunden tanto a demócratas como a republicanos y han hecho que algunos pidan a la Casa Blanca que minimice el papel del mandatario en el debate por temor a que diga algo que socave el esfuerzo.
Sin embargo, su apoyo final será vital para que el Congreso supere las presiones en un año electoral para lograr un acuerdo migratorio. Ningún proyecto diseñado en el Senado probablemente verá la luz en la Cámara de Representantes, que es más conservadora, sin la bendición del presidente y la promesa de vender un acuerdo a su base más dura. Trump, hasta ahora, se ha resistido en ese frente.
“Lo que dice Trump el martes será distinto a lo que dice Trump el jueves una vez que sus seguidores derechistas reaccionan”, dijo el senador Jeff Flake, republicano por Arizona. “No sé hasta dónde llegará, pero creo a él que le gustaría arreglarlo”.
Flake luego se mostró optimista de que el Senado podrá aprobar un texto que el presidente pueda firmar.
“Es posible aprobar una buena legislación que tenga el apoyo de entre 65 y 70 senadores y que el presidente la acepte y que la Cámara de Representantes la acepte también”, dijo Flake el domingo en el programa de la NBC “Meet the Press”.
El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, republicano de Kentucky, programó una votación inicial para el lunes por la noche para comenzar el debate. Se espera que tenga éxito fácilmente, y luego el Senado pasará días o semanas, nadie sabe cuánto tiempo, analizando las propuestas.
Demócratas y algunos republicanos dicen que quieren ayudar a los “dreamers”, jóvenes inmigrantes que han vivido sin permiso en Estados Unidos desde que eran niños y que cuentan con una protección temporal de la deportación gracias al programa conocido como DACA creado durante el gobierno de Barack Obama. Trump ha dicho que quiere ayudarlos e incluso ha propuesto un camino hacia la ciudadanía para 1,8 millones, pero a cambio quiere 25.000 millones de dólares para un muro en la frontera con México, además de importantes restricciones a la inmigración legal.
Fuente: AP