Fue un gran ejemplo de información exclusiva, pero también algo que Rolling Stone podría lamentar, ya que la revista se volvió noticia el fin de semana al revelar que el actor estadunidense Sean Penn consiguió una inusual entrevista a fines del año pasado con el muy conocido líder narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán cuando éste estaba en fuga tras escapar a través de un túnel de una prisión mexicana de máxima seguridad.
El largo y en ocasiones divagante ensayo de Penn, el cual recibió amplias burlas en medios de comunicación de redes sociales, incluyó comentarios de Guzmán de todo tipo, desde su infancia hasta sus reflexiones sobre el comercio de drogas.
Además suscitó cuestionamientos sobre ética y buen juicio, en particular respecto a si Penn debió reunirse en secreto con uno de los fugitivos más buscados, a si el actor cruzó la línea al permitir que Guzmán aprobara el artículo antes de que fuera publicado, y si Penn trivializó el pasado sanguinario de El Chapo al hacerle preguntas como “¿tiene usted algún sueño?” y “si pudiera cambiar el mundo, ¿lo haría?”
Un vocero de la revista Rolling Stone no respondió de inmediato solicitudes de cometario a agencia The Associated Press.
El artículo de Penn se publicó nueve meses después de que Rolling Stone se retractó de su desacreditada historia sobre una violación en pandilla durante una fiesta de una fraternidad en la Universidad de Virginia. La revista fue fuertemente criticada por basarse demasiado en la narración de la presunta víctima sin realizar una verificación básica de hechos. La fraternidad, ex miembros de ésta y un administrador de la universidad demandaron por decenas de millones de dólares a la publicación.
Escribiendo para Rolling Stone, Penn admitió que a Guzmán se le otorgó el beneficio de aprobar el artículo antes de su publicación (Guzmán no solicitó cambios, según el actor), lo cual representa una violación a las normas generales de integridad periodística.
“Permitir a cualquier fuente tener control sobre el contenido de una historia es inexcusable. La práctica de aprobación previa desacredita toda la historia, ya sea que el sujeto solicite cambios o no”, dijo Andrew Seaman, presidente del comité de ética de la Sociedad de Periodistas Profesionales, a través de una publicación en blog titulada “Rolling Stone Gathers No Accolades” (Rolling Stone no recibe elogios).
“El escritor, que en este caso es un actor y activista, pudo haber escrito la historia en una luz más favorable y omitir hechos poco halagadores en un intento de no ser rechazado”.
Penn, actor ganador del premio Oscar y quien interpretó a un narcotraficante en la película de 1985 “The Falcon and the Snowman”, ha tenido encuentros noticiosos en otros países. En 2002, cuando Estados Unidos amenazaba con invadir Irak bajo el régimen de Saddam Hussein, Penn visitó esa nación y se reunió con funcionarios de alto rango. Penn además ha conversado con críticos extranjeros de Estados Unidos, como Fidel Castro y el ya fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Rolling Stone ha mezclado desde hace tiempo agresivos reportajes de política e investigación con cobertura de astros del rock y otras celebridades. Ex escritores de la revista como Greil Marcus y Jim DeRogatis han acusado al editor Jann Wenner de permitir datos indebidos de sujetos entrevistados o de interferir en críticas musicales que consideraba demasiado negativas respecto a artistas que le agradan.
“Desafortunadamente (la revista) está manteniendo la tendencia de Jann de hacer caso omiso de escrúpulos profesionales en un esfuerzo por hacer favores a celebridades”, dijo Robert Draper, un corresponsal de GQ y autor de “Rolling Stone Magazine: The Uncensored History” (Revista Rolling Stone: La historia sin censura), en referencia a la historia sobre El Chapo.